16-09-17.-Si bien en Venezuela ya se habla de hambruna, también se incrementa la brecha de la desigualdad. A mayor número de personas que busca alimentarse entre la basura, uno menor trata de sostener las tres comidas y otro más reducido aún, alteró muy poco el consumo: tiene con qué comprar y se adapta a la oferta.
En la pescadería del mercado la gente sabe a lo que va. El pescado no es barato, a excepción de la sardina, que puede costar, mínimo, Bs 2 mil 200, y por la que podría pagar hasta 5 mil 500, si se compra en filete. Del resto "aquí compran los ricos", nos dijo una señora que pagaba por unas cabezas para un hervido.
En la mayoría de los puestos donde había gente comprando, los precios parecían no ser la mayor preocupación.
En una de las pescaderías del mercado un señor pidió dos kilos de pargo rojo. "¿A cómo está el kilo de pargo?",
le preguntamos, porque no se veía el precio por ningún lado. "La verdad no sé, yo ya no pregunto, pero sé que
menos de 30 mil no cuesta", respondió.
"Dame un kilo de róbalo y otro de atún", fue lo que pidió otro cliente, Gabriel Rodríguez, para un ceviche. Pagó en
total Bs 84 mil 500, porque las piezas pesaron un poco más del kilo. En este puesto el róbalo marcaba 49 mil 800
el kilo y una cantidad similar de atún, 34 mil 600 bolívares. Los precios varían unos cientos más entre establecimientos.
De ahí se iría por el kilo de camarones, por Bs. 45 mil.
"La situación está mal, pero uno se debe dar un gusto. Para eso trabajo mucho. Si me lo doy en un restaurante,
me sale mucho más caro". Obviamente Gabriel es uno de los venezolanos que no gana salario mínimo
(Bs. 136 mil 543).
¿Qué es lo que más compra la gente, además de la sardina?, le preguntamos al pescadero. "Últimamente atún",
dijo.
Aquí el escenario no es distinto al del sector de la carne. Los comerciantes nos dicen que la gente compra ahora
en menores cantidades que antes, pero igual compra, "todo se vende, pero poquito".
"Aquí llegamos muy temprano porque hay que trabajar mucho para hacer el día. La gente siempre nos señala por
los precios y nos dice que seguro se los compramos a los pescadores a bajo costo. No piensan en los costos de
la cadena y los gastos de tener un negocio como este en el mercado", nos dijo un comerciante, que como todos
los entrevistados se reservó su identidad.
Para mayor referencia (en especial para quienes llevan meses sin pisar una pescadería), estos son algunos de
los precios, por kilo, en algunos establecimientos del mercado de Quinta Crespo, para el 12 de septiembre de 2017:
Gráfica: Douglas Martínez
Todo (incluyendo la crisis) es "según el color del cristal con que se mira"
La señora Luisa Blanco es jubilada. Quisimos hablar con ella porque compró varios kilos de pescado, incluyendo
mero. El venezolano promedio hace malabares para rendir la quincena, pero particularmente en la pescadería del
mercado, la gente sabe lo que va a gastar. "Yo soy jubilada y tengo seis hijos. He trabajo mucho y me sacrifiqué
mucho por ellos. Ahora recibo su ayuda". Tres de los hijos de Luisa viven en el exterior.
Ella dice que, como a todos, le preocupa la situación del país y le pide a Dios que "podamos salir pronto de esta
crisis".