23 marzo 2017 - Los integrantes de los 11 consejos comunales de la parroquia Altagracia que se abastecen de pan en la panadería Mansion’s Bakery, ubicada en la esquina de Cuartel Viejo, en la avenida Baralt, acudieron la mañana de ayer a retirar el alimento sin ningún contratiempo.
A las 9 am de ayer, los voluntarios y empleados del local, que fue ocupado temporalmente el pasado jueves por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), retomaron sus actividades cotidianas luego de que, el martes por la noche, un grupo identificado con la derecha saboteó el normal desenvolvimiento de las actividades que allí se desarrollan.
Tempranito le despacharon pan a los voceros de los consejos comunales Arturo Michelena, Tajamar y Victoria Altagracia, así como a un lote de trabajadores del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), mientras que en la tarde le tocó el turno a otras organizacione sociales de la zona.
En la puerta, un mimo, que llevaba en sus manos una paleta de las que se utilizan para voltear el pan cuando se está dorando en el horno, saludaba a los presentes que llegaban con la intención de comprar pan al detal en la barra del establecimiento comercial.
“El pan no es un negocio, es un alimento; por eso, en estos momentos no se está distribuyendo al detal. Siguiendo la política de los Consejos Locales de Planificación y Producción (CLAP) y del mandato de nuestro presidente Nicolás Maduro, la distribución se está haciendo por medio de los consejos comunales puerta por puerta”, aclaraban en un mensaje que se transmitía por unos altoparlantes.
Sobre el incidente de la noche del martes, los activistas de La Minka, encargados de la panadería por 90 días, comentaron que fue “un vulgar acto de sabotaje” de algunos vecinos de la zona que no comulgan con las políticas del Gobierno Nacional, quienes llegaron al lugar con la intención de agredir a quienes estaban en la panadería.
“Es un problema de identidad; nos tildan de malandros porque somos peludos, negros e indios. Al parecer, a ello les gustaba más el pan cuando lo hacía el dueño de este lugar que, dicho sea de paso, mantenía este sitio insalubre y vendía el pan con sobreprecio”, dijo William Mendoza.
Destacó que, de 800 panes, La Minka subió su producción a 6 mil 640 diariamente.
