Pedagogía de un repliegue táctico

Por ahora los objetivos que nos propusimos no fueron cumplidos

El mundo acaba de ver como miles de trabajadoras y trabajadores de la educación se lanzaron a las calles de las diversas ciudades de Venezuela animados por el deseo de conquistar un mejor salario que les permita tener junto con su familia una vida digna. No obstante las masivas manifestaciones, el objetivo no ha sido alcanzado, lo cual nos hace pensar que el movimiento experimentará en los próximos días un repliegue táctico temporal que permita al cuerpo docente, en el sosiego del reposo, analizar la reciente experiencia, sus fortalezas y debilidades, para luego retomar con mayor fuerza la lucha por un salario justo.

Para la humanidad pensante, involucrada en esta jornada de protesta los acontecimientos deben servirle, por un lado, para descifrar la naturaleza de la lucha, de otro, a valorar las lecciones que de ella se desprenden, así que cada cual deberá dedicarse a hacerlo y entregar los aportes que necesita el movimiento docente para regresar a nuevas jornadas.

Una primera lección es que el salario es la primera fuente de redistribución de riqueza de cualquier sociedad concreta, y si este no corresponde al monto que permita suficientemente satisfacer las necesidades básicas a la grandes mayorías del pueblo trabajador, mientras una minoría se queda con la mayor parte de la riqueza, entonces, puede afirmarse que esta es una sociedad profundamente desigual. Y decir esto no es ninguna perogrullada, por el contrario, esto siempre hay que recalcarlo, porque el salario en las sociedades capitalistas (Venezuela tiene una sociedad capitalista) oculta tras de sí la división de la sociedad en clases sociales y mientras este antagonismo no se resuelva definitivamente a través de una revolución democrática popular que erija un estado como instrumento del poder popular, es decir, un nuevo tipo de poder controlado por los productores libremente asociados, que planifique consciente y democráticamente la producción y la distribución que de ella se desprende, entonces, qué duda cabe, el conflicto siempre estará presente.

Lo antes dicho nos lleva a una segunda lección. Quedando claro que el salario es un asunto de toda la sociedad empobrecida por las relaciones de dominación capitalistas, entonces, es lógico que la lucha por conquistar mejoras salariales sea un asunto del conjunto de la clase trabajadora venezolana. Lo que en los hechos viene a significar que aparece la necesidad de juntar toda la fuerza laboral del pueblo venezolano para juntos demandarle al bloque dominante Gobierno madurista-Fedecámaras el cumplimiento del artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV).

Las dos aclaratorias anteriores nos permiten avanzar hacia una tercera lección o síntesis.

Si la clase trabajadora en Venezuela (intelectuales y manuales, para el capital todos son simples explotados) se unifica en un solo bloque, teniendo conciencia de que su lugar hoy en la sociedad venezolana está determinado por la relación con los medios de producción, y su lugar no es otro que el de ser llanamente una fuerza que el capitalista usa y explotada y cuando ya no sirva será desechada (véase jubilados y pensionados y desempleados), es decir, las trabajadoras y los trabajadores venezolanos son simplemente unos esclavos asalariados tanto del gobierno madurista como de los capitalistas reunidos en fedecámaras. Si esto lo puede decir alguien con un lenguaje edulcorado pero casi siempre ambiguo, muy borroso y engañoso, es libre de hacerlo, pero también se sumará al coro de los que engañan al pueblo trabajador de Venezuela.

Los trabajadores estamos obligados a comprender que el principal instrumento de producción en una sociedad capitalista como la venezolana es el estado ya que este produce poder para la clase dominante, además de manejar las empresas estratégicas de la economía. Con el madurismo en el poder teniendo como cómplices a la oposición de derecha, el estado venezolano regreso a ser lo que siempre fue una propiedad de los capitalistas, un estado burgués que responde básicamente a los intereses de los nuevos y viejos capitalistas. Qué sustenta esta afirmación lo que sigue, crecimiento de la pobreza y la desigualdad, la destrucción de ampliar la democracia a través del nuevo estado comunal, todas las misiones de salud, educación, productivas y demás misiones sociales han sido desmantelada luego que el madurismo y fedecámaras se aliaron para regresar a Venezuela a los cinturones de miseria y pobreza en la que se encuentra después de tener un salió mínimo de 372 dólares se vino abajo acaso 20 dólares. El madurismo/ fedecámaras tenían claro el objetivo, primero mandar frustrado y ensimismado a la fuerza política más grade de la sociedad venezolana el chavismo a encerrarse en la casa y luego comenzar a desmantelar el proceso de transición hacia una sociedad cualitativamente distinta.

En resumen, no estoy en lo absoluto planteando que deba abandonarse la lucha por un salario justo indexado, categóricamente no, lo que estoy planteando es que la lucha por mejoras salariales hay que llevarlas a cabo dentro de una lucha más amplia, acompañadas de un deseo mayor, la construcción de un estado de los trabajadores y las trabajadoras, que funcione bajo las lógicas del mundo del trabajo, lo que concretamente significa que haya educación y salud para todos, que se garantice un lugar de trabajo para todos, que se defienda el derecho a las tres papas, que se garantice el protagonismo y la participación de la sociedad, que haya un lugar para todas y todos, y que haga uso de todas las posibilidades de construir una vida buena.

Por último, en política no hay fantasías porque en ese terreno se enfrentan son fuerzas, en ese sentido, vale aquella consigna de que hay que desechar las ilusiones y prepararse para la lucha, con esa línea de pensamiento, proponemos la creación de un frente nacional que reúna a todas y todos los trabajadores y que levante un programa donde se vean reflejados con claridad los intereses del pueblo trabajador venezolano con dos niveles de objetivos, mínimos y máximos.

El repliegue táctico es necesario, ello no significa para nada, en todo plan de lucha está contemplado, que se hayan perdido los esfuerzos que se hicieron. Por el contrario, el pueblo trabajador venezolano ha demostrado en estas jornadas de enero, que cuenta con inmensas reservas morales y que cuando se junta en Miraflores y en Fedecámaras se ponen nervios.



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Arnaldo Aguilar Dorta


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