La esclavitud moderna, un viejo mal que como el capitalismo, también muta

La esclavitud nació con la propiedad privada y hasta con aquellas organizaciones sociales emergentes de la unificación de los primeros grupos familiares y tribales. La idea del poder o jefatura, emanada de la idea del poder divino, del enviado de los dioses, aquellos abundantes de los griegos, como uno para casa cosa, los hijos del sol entre los Incas y hasta aztecas, no sólo creó un poder usurpado, que si bien tenía mucho de un humanismo inexistente en el capitalismo, no dejó de ser explotador del trabajo de las mayorías en favor de la cúpula gobernante. Léase los comentarios reales y verá la forma de distribución de la propiedad y cómo los trabajadores, campesinos, debían labrar y sembrar las tierras de los grandes "representantes" o jefes, de la iglesia y del "Estado de los Incas".

Pero también en todas ellas, por las frecuentes guerras entre distintos grupos por el dominio territorial, los prisioneros eran convertidos en esclavos.

Vale la pena mencionar como entre los Incas, según cuenta Garcilaso "Inca" de la Vega, los ancianos y débiles por naturaleza, gozaban del beneficio de la propiedad colectiva, pues tenían sus parcelas de tierras, que los aptos para el trabajo cultivaban en beneficio de aquellos. Es decir, en esas culturas, los ancianos y los débiles, física o mentalmente, gozaban de ciertos privilegios. Pese eran "indios", tenían la suficiente bondad, sensibilidad, pero equilibrio, sin demagogia como para no darle a quien no lo merecía, para proteger a los más débiles y como tal a los ancianos.

Al hablar de nuestras culturas indígenas, poco se habla de las guerras tribales, dado que el historiador y sobre todo los cronistas se centraron en los conflictos y la vida toda relacionada con el invasor europeo y el hombre o población originaria. Porque el cronista fue, en mayor medida, el conquistador mismo, tanto que el "Inca" Garcilaso fue hijo de uno de ellos y una indígena. Y siempre se ha dicho y no sin certeza que "la historia la escriben los conquistadores o los vencedores". Suelo decir, como un buen historiador carupanero, llamado Bartolomé Tavera Acosta, "en Venezuela la historia la escribieron los caraqueños, nacidos o secuestrados allá".

Las culturas europeas y asiáticas, hacían del prisionero de guerra su esclavo. Pero entre los griegos, hubo una particularidad, la figura del ilota. Que estaba asociada a determinadas regiones y era, en buena medida un esclavo, pues estaban obligados a servirle en lo que fuese menester a sus amos. Se distinguían entre otras cosas, como que no podían ser vendidos ni cedidos a nadie, permanecían atados a sus regiones o las tierras originarias y gozaban de ciertas libertades y trato más humano. Entre estos ilotas hubo mucho intelectual y maestro, usados hasta para formar a los hijos de quienes ejercían los derechos sobre ellos. Por supuesto, como el esclavo, el ilota no recibía ningún beneficio especial por su trabajo, salvo lo indispensable, para decirlo en palabras del Quijote, "tener el dominio de las tripas".

Si mi memoria no me falla, en quien leí por primera vez eso de "los esclavos modernos", fue en una obra de Fiódor Dostoievski, en la que se refiere al trabajo de los mineros, lo que se halla en mucho de la literatura europea, incluso en los miserables de Víctor Hugo o en la literatura norteamericana, como en los recogedores de "las viñas de la Ira" de John Steinbeck.

Siempre recuerdo aquella frase de Abraham Lincoln, dentro del discurso relativo a la abolición de la esclavitud, donde dijo, dirigiéndose a los "beneficiados", palabras más o menos, "vayan y reclamen buenas recompensas por su trabajo". Era una medida, más que por acabar con la esclavitud, generar mercado interno, demanda y mano de obra, para la producción de las mercancías de la nueva economía. Quizás, es lo más probable, Lincoln en aquel momento, no pensó si la masa monetaria que eso pondría en circulación elevaría el precio de las mercancías y ocasionaría un "gasto" o más bien una inversión de parte de los productores, sino en que ella crearía la demanda necesaria de la mercancía de un modelo productivo que exigía compradores, pero también una mano de obra "entusiasmada" por las nuevas relaciones.

Es decir, de todo esto se concluye que al esclavo lo sustituyó el "trabajador libre", pese a lo que dijo Dostoievski. Pues no por bondad, sino por las mismas razones que la esclavitud hubo de acabarse, para que existiesen los consumidores y el naciente modelo tuviese sus motivos para crecer, los trabajadores han venido recibiendo algo más, sin dejar de recordar que, pese la dinámica misma del modelo, en lo intrínseco, los trabajadores se han visto obligados a grandes luchas para que les aflojen algo más.

Pero por ese atavismo de la esclavitud, pese los trabajadores son los mayores consumidores, en fin de cuentas, de las mercancías, de manera directa e indirecta, porque son la multitud, los empresarios y su gran aliado el Estado, no dejan de darle siempre sólo las migajas. Lo que se expresa en eso en que, en la misma medida que crece la pobreza, aumenta la acumulación.

Estamos observando que frente a la vieja lucha entre el capital y el trabajo, que como ya hemos dicho no deja de ser en cierto modo, una contra la esclavitud, el modelo muta. Y como se suele decir "de cualquier lado salta la liebre", de donde uno menos la espera. Tengo un ratón en casa que me tiene jodido, pese las "trampas" que le pongo, como veneno en sus "pagos" o sitios por donde transcurre su vida, todavía no logró aniquilarlo; aunque unos amigos me dicen, son otros, sigue en tu tarea hasta acabar con ellos.

Y es que muchos seres y modelos mutan, cambian. El capitalismo cambia incesantemente para mantenerse vivo y hasta su expresión imperialista lo hace. Y en esas mutaciones, nacen modelos, como experimentos "¡a ver qué pasa!, ¡cómo la pegó!, a los que se les asignan nombres atractivos y se les adorna con gestos que ante alguna gente parecen generosos.

Marx dijo que el socialismo y hasta el Estado se extinguiría cuando el hombre llegue a su mayor nivel de igualdad, y eso significó para él, cuando "las fuerzas productivas llegasen a su más alto nivel". Esto último no sólo significa una producción descomunal, suficiente para todos, como cuando en una finca las matas de mangos son tantas y cargan por demás que los mangos ruedan por el suelo y a nadie le interesan, tanto que optan por coger los que todavía guindan. Y significa además que, los hombres, cultural, técnica y hasta productivamente, serían iguales. La jefatura la podría ejercer el primero que a uno se le ocurra. Siendo así, nadie sería esclavo ni explotador de nadie y tampoco existirían esos votantes viva la pepa y ¿cuánto hay pa` eso?. ¡Los hombres serían iguales! El asunto es ¿cuándo será eso posible?

Hay quienes creen que eso es asunto de la voluntad y buena fe del Estado y la gente misma. Y entonces siendo así, no importa Marx, ni la realidad misma que es lo más importante, sino que hay que repartir para que nadie deje de recibir algo aunque nada haga y en esa repartidera, unos dejan de trabajar porque sería igual si lo hace o no lo hace y quien no hace hasta recibe más que quién sí. Y además, sucede como aquello de comerse la gallina de los huevos de oro, lo que había se acaba y todos terminan en la miseria y vuelve la esclavitud.

Pero mientras se reparte, a algunos vivos se les mantiene la prerrogativa de la protección y derechos para que produzcan algo, compren, importen y hasta exporten y vendan y sin joderse mucho, ganen hasta saciarse y paguen salarios a como les convenga. A educadores y trabajadores de la salud, para tomar sólo esos dos ejemplos por demás ilustrativos, se les pagan salarios de miseria, casi como si fuesen esclavos y se les hace creer que son libres. De esta manera, a quienes no trabajan pero reciben por la "generosidad" del repartidor, se les mantiene agarrados por el gañote y bajo la creencia que participan en un modelo justo y equilibrado y quienes en eso no creen terminan como acostumbrándose y evitan los reclamos por muchas cosas, como que no conviene se les "mal juzgue" y hasta quienes hasta dudan y piensan ¿no me estaré portando egoístamente?

Y el "beneficiado", eso cree él y la víctima, hasta inconforme, terminan siendo apenas unos tipos que votan, respaldan o ninguna de las dos casos, pero callan y otorgan. Es una de las mutaciones del capitalismo.

Y para más cosas, hasta el "odiado" capital internacional, el imperialismo, aprovechándose que allí se necesita producir para que haya esa forma de repartir y lo bajo de los salarios, tanto que asemeja a la esclavitud, entran con entusiasmo y de allí exportan caro, a otros mercados, lo que producen a bajo costo.

Es que hay ahora un capitalismo mutado, donde se vive como en medio de una gran fiesta de carnaval, pero muy triste, donde todos están disfrazados y se exhiben como lo que no son, los únicos auténticos, que no pueden fingir porque eso es estructural, son los trabajadores, esos que directa e indirectamente producen las mercancías, hacen cosas para en eso ayudar, como curar en los hospitales o enseñar en las escuelas, pero se les ve la pobreza por encima, porque no tienen mantos ni máscaras para ocultarla.

Y a este capitalismo se le pone un nombre que sugiere algo distinto y hasta contrario, sólo que es diferente, para que muchos crean.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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