Insumos para la industria petrolera nacional

Si Venezuela hubiera desarrollado una industria manufacturera para los hidrocarburos, hoy produciríamos holgadamente petróleo, gas y derivados. Pero se optó por importar (casi todo), y los esfuerzos particulares y públicos, que si los hubo, para hacer ciencia y crear bienes industriales, fueron siempre desalentados; muchas instituciones y profesionales se resistieron y sacrificaron su vida profesional en aras de la inventiva y el emprendimiento: ¡honor a ellos!

Importar siempre es un negocio. Ahí hay comisiones por permisos, compra, transporte, distribución y aplicación, que en un escenario cómodo en recursos, o más aún, en condiciones restringidas como ahora, otorga pingues prebendas. Si hubiésemos unido las industrias básicas (materia prima), las instituciones públicas y privadas (creación) y PDVSA como demandante, nuestras actuales penurias se hubiesen mitigado en gran medida. Así lo aupó Alí Rodríguez Araque después del paro petrolero de 2002-03; pero no se logró.

Tenemos instituciones y universidades puntales en desarrollo de ciencia, investigación y tecnologías. Hay iniciativas públicas y privadas en servicios de alta calidad, que han desarrollado trabajos en procesos y tecnologías industriales para producir más hidrocarburo a menor costo; pero muy temprano fueron desplazadas por procedimientos alóctonos, porque nos obnubilamos por los desarrollos extranjeros, atraídos por la imagen y la prosodia anglisonante.

Las innovaciones de los obreros petroleros fueron copiadas y engalanadas con ornamentos ajenos, para luego usarse en paquetes edulcorados, que consumimos de regreso, sin recibir los reconocimientos ni los emolumentos correspondientes. Las fábricas que se establecieron de insumos mecánicos y químicos murieron de hastío. Las innovaciones se desecharon ante los estímulos prosaicos, y la creativa nacional se herrumbró junto a los almacenes que las albergan.

Salgamos de la colonia. Sustituyamos las cosas que podamos a corto, mediano y largo plazo, y confiemos en nuestros profesionales, técnicos, obreros, poder comunal e iniciativa nacional. Reactivar la industria de los hidrocarburos no es regresar al modelo donde nos atascamos, sino es crear una nueva forma de hacer las cosas, juntos, nosotros, todos. Es despertar esos sueños públicos y privados que se incubaron, y hoy reposan esperando por ser reivindicados. ¡A despertar, atrevámonos!

 

tovarjo1@gmail.com



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