Se cierra el ciclo neoliberal en América Latina y también en el mundo. Liberación de la economía, libre mercado y reducción de la inversión social fueron sus banderas principales.
Desigualdad, concentración de la riqueza, exclusión, pobreza, privatización de los servicios públicos y debilitamiento del Estado fueron las gravísimas consecuencias de la aplicación de un conjunto de reformas estructurales neoliberales.
El modelo económico neoliberal se impuso a sangre y fuego en nuestro continente durante las décadas del 70 y del 80. Y emergió de nuevo, luego de la década progresista, para fracasar otra vez más.
Sin embargo, también han fracasado los modelos en exceso estatistas, intervencionistas y contrarios al emprendimiento productivo privado.
El papel del Estado en la economía es fundamental. Pero hay que gobernar con las leyes de la economía y del mercado, que no se pueden negar ni subestimar.
No ha habido desarrollo exitoso que no haya tenido una participación decisiva y estratégica del Estado. Ninguno de esos procesos se ha dejado de la mano única y exclusiva del mercado.
El Estado tiene la obligación de guiar al mercado y corregir al mercado. Hay que gobernar CON el mercado, NO CONTRA NI PARA el mercado.
La economía no se gobierna por decreto ni a través de controles. Se regula y se conduce pero no se controla. El exceso de controles genera corrupción y distorsiones, pero sobre todo altos costos en eficiencia y productividad.
Pero tampoco es posible el desarrollo de las fuerzas productivas y el crecimiento sostenido de la economía sin una participación crucial del emprendimiento privado.
Es clave promover la inversión privada, nacional e internacional, con las garantías necesarias, conciliando los intereses del capital y de la sociedad.
76% de los venezolanos considera que "lo mejor para Venezuela es un MODELO ECONÓMICO MIXTO donde existan empresas del Estado, empresas Privadas y empresas de Propiedad Social".
7 de cada 10 opina que "el Estado debe establecer REGLAS ECONÓMICAS CLARAS, por las cuales se guíe la empresa privada" y que "la economía de un país debe CONDUCIRLA el Estado".
86% está «de acuerdo» con que «el gobierno debe promover la inversión privada, nacional e internacional".
Ninguna fuerza social y política que se presente contraria a esta visión tendrá la oportunidad de transformarse en una referencia o en una alternativa, más bien será percibida como una amenaza a las demandas populares de inclusión, respeto, dignidad y bienestar.
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