¿Y los equilibrios pa’ cuándo?

En los últimos meses he escuchado con reiteración, en diferentes niveles del gobierno la palabra "equilibrio económico", y también, pero últimamente con menor frecuencia, "déficit fiscal cero". Por este motivo, en este artículo quisiera abordar el tema, nuevamente intentando aclarar algunos conceptos fundamentales, y evaluar la realidad con el sencillo marco teórico que intento esbozar.

Dividiré los equilibrios económicos en cuatro grandes grupos: equilibrios estáticos, equilibrios dinámicos (que nos dan visos de si la variable tiempo juega un rol fundamental), y equilibrios finales e intermedios (que muestran qué tan sostenible es el equilibrio). A su vez, se pueden encontrar equilibrios óptimos y subóptimos, pero si se define con claridad la diferencia entre los equilibrios finales e intermedios, los equilibrios óptimos y subóptimos estarían contenidos dentro de estos conjuntos.

En un equilibrio estático, el tiempo no juega un rol fundamental, es decir, indiferentemente del día, el mes o el año, el punto de equilibrio es el mismo, dados los comportamientos del modelo. El ejemplo más repetido en economía de este tipo de equilibrios es el cruce de la oferta y la demanda. Por un lado, se plantea que el precio en la curva de oferta es creciente en la medida que aumentan las cantidades producidas debido a que aumentan sus costes de producción, y que las cantidades demandadas caen en la medida que el precio aumenta. Estos dos comportamientos opuestos conllevan a un punto donde las dos curvas se cruzan llamado de equilibrio. Como se puede ver, el equilibrio en este sistema es independiente del tiempo, y por lo tanto es un equilibrio estático. Notarán que en ciencias sociales es un equilibrio que solamente se encuentra en los libros de texto.

En los equilibrios dinámicos el tiempo juega un rol fundamental. En la ecuación monetarista en la cual se asume que la variación de la masa monetaria es la causante de la inflación hay una condición implícita, y es que la división de las variables de velocidad de circulación del dinero y producción deben estar en equilibrio dinámico, es decir, su ratio debe ser constante en el tiempo. ¿Qué ocurre cuando la división de las dos variables no es constante?, cuando la diferencia en las tasas de crecimiento de la velocidad de circulación del dinero y la producción es negativa, el impacto del crecimiento en la masa monetaria con respecto a la inflación no es total, es decir, al utilizar el crecimiento de la masa monetaria para estimar la inflación, sobreestimaré el mismo, ya que la inflación se verá reducida por el incremento en la producción o por la diminución en la velocidad de circulación del dinero. Por el contrario, cuando la producción está cayendo, y la velocidad de circulación del dinero aumenta (el dinero cambia de manos cada vez más rápido, al estilo de la papa caliente) estimar la inflación a través del crecimiento de la masa monetaria será un error ya que esta estará subestimada. (Interpreten ustedes si no hay algo que no están considerando los economistas que argumentan que imprimir dinero porque sí no genera inflación).

Equilibrios finales e intermedios. El equilibrio final es un equilibrio considerado "óptimo", donde todas las variables económicas se encuentran en equilibrio (puede ser dinámico o estático), pero a su vez, todos los grupos de interés han saciado sus expectativas y no poseen ninguna demanda adicional que pueda conllevar a una puja por mejorar su posición (es decir, una cosa irreal en el sistema actual que solamente la aguanta el papel). En el equilibrio intermedio las variables económicas pueden estar equilibradas, pero no las sociales y viceversa.

Estimo que todas las personas del gobierno que repiten hasta la saciedad acerca de "los equilibrios económicos" conocerán estos fundamentos y no estarán diciéndolo sólo porque suena bonito.

Una de las cosas que me preocupa profundamente es que dentro de los equilibrios intermedios hay equilibrios óptimos y subóptimos ¿Óptimos desde el punto de vista de quién? Eso es lo que no te responden nunca en economía. Sin embargo, los equilibrios subóptimos son aún más preocupantes, porque ellos plantean que la economía se puede equilibrar en un punto donde las variables económicas son mejorables. El dejar hacer dejar pasar del gobierno ha llevado la economía o la está llevando a un punto de este estilo, con subutilización de la capacidad productiva, incremento acelerado de los precios, caída de las exportaciones tradicionales, sobrevaluación sistemática del tipo de cambio, caída del salario real, entre otras.

Sinceramente no creo que estemos en un punto de equilibrio dinámico subóptimo, pero vamos enrumbados hacia allá, ya que por un lado, el PIB per cápita sigue cayendo (por estimaciones del FMI ya que el BCV brilla por su ausencia), en índice de precios se acelera cada vez más y las exportaciones pareciera que aún no tocan fondo. ¿Cómo podríamos llegar a un equilibrio subóptimo? Si la improvisación continua, la tendencia inflacionaria se agudizará, la tasa de crecimiento de migrantes aumentará hasta el punto en que solamente queden las personas que sin importar qué ocurra no abandonarán el país por diversas razones, en ese punto se encuentra un mínimo operacional. Es un punto nefasto, pero de equilibrio al fin.

Por enésima vez, quiero aclarar que estoy perfectamente consciente de los efectos indeseables que el bloqueo financiero ejerce en el retraso de las transacciones para la importación de bienes esenciales, pero al igual como he dicho en artículos anteriores, incluso antes del bloqueo financiero ya había correctivos que se tenían que aplicar para contrarrestar la caída en los precios petroleros que no hicimos, porque del diferencial cambiario se beneficiaron y se benefician varios grupos de interés.

Volviendo al punto anterior, cuando escucho hablar a las autoridades gubernamentales de equilibrios, me pregunto ¿De qué equilibrios estamos hablando? Porque como pinta el panorama estamos más cerca de equilibrios subóptimos (en el caso en que no estemos ya en uno) más que encaminados a hacia equilibrios de crecimiento con desarrollo económico, que hoy parecen imposibles de alcanzar en la situación en la que estamos y hacia donde vamos perfilados (caída de exportaciones, aumento del endeudamiento externo, fuga del factor trabajo calificado, cierre de empresas, etc).

A veces pienso que el gobierno está en la lógica del "laissez faire" apuntando a una especie de equilibrio malthusiano en el cual se vayan tantos venezolanos del país que llegue al punto en el cual la diáspora tenga un menor impacto en la caída del producto que en la caída de la demanda de bienes de consumo final.

El problema con estos enfoques es que así como en la economía en general existen redes que articulan el proceso productivo, las mismas relaciones se pueden ver dentro de las empresas públicas y privadas, donde a lo largo de los años se van construyendo circuitos de trabajo que se cortan de tajo cuando los trabajadores se van en masa, esto se traduce en experiencia que se pierde lo que ocasiona en golpes negativos en la actividad productiva.

Sinceramente no sé si el gobierno espera sustituir la fuga en masa que se da de profesionales con el "Plan Chamba Juvenil". La contradicción actual es tal, en muchos sectores privados, que los trabajadores restantes deben hacer hasta tres y cuatro funciones distintas para las cuales ellos no fueron contratados, por un salario real que cae cada vez más, es decir, trabajar más por menos. En el sector público, la productividad es más heterogénea, hay órganos que tienen a los trabajadores en condiciones de explotación y otros sectores con becados permanentes.

Recuerdo que en el libro de Capitalismo Rentístico de Asdrúbal Baptista, este realizaba una estimación (para 2007) del sobredimensionamiento del sector gubernamental venezolano en el sistema productivo. Para ello, escogió una serie de países desarrollados, realizó una regresión de cómo evoluciona la dimensión del sector gobierno en estas economías en función de la dimensión del PIB y de allí estimó (si mal no recuerdo) que el funcionamiento del sector gobierno venezolano actual podría darse con solo el 10% de los empleados públicos. Pese a que sí puede ser cierto que el sector gubernamental está sobredimensionado, no estoy de acuerdo con el método de estimación, ya que el sector gobierno es un sector que depende mucho del factor trabajo, y deberían existir discrepancias en la productividad media de un trabajador en un país desarrollado y un país "en vías de desarrollo". Quizás alguna lumbrera leyó el libro y dijo "¡LISTO, ESTA ES LA RESPUESTA!".

¿Se puede salir de esta "senda de decrecimiento"?

En mi opinión sí. Como he argumentado antes, la mala distribución de la ganancia en el sector agropecuario en la cual los sectores intermedios son los que concentran el grueso de la misma han impedido que un aumento en la producción regule el crecimiento de los precios internos. A su vez, con la producción ya mermada, siguen existiendo incentivos al contrabando de extracción ya que la demanda interna venezolana está deprimida por los salarios reales tendiendo a cero. Es imprescindible dedicar todos los esfuerzos a reactivar la producción del campo, con la finalidad de equilibrar el salario real de los venezolanos, primero que nada, y buscando reimpulsar las exportaciones no petroleras por vías legales y no por contrabando de extracción.

Como he dicho en artículos previos, Venezuela aún posee, aunque cada vez en peores condiciones, acceso masivo a internet, lo que da una importante potencialidad de exportación de servicios. Si el gobierno decide promover esta potencialidad con seriedad, esta puede ser una solución para muchos venezolanos cuyos salarios no alcanzan ni para transportarse al trabajo. Aunado a esto, son servicios de exportación, es decir, a diferencia del sector servicios tradicional venezolano, que presiona las importaciones, los servicios exportados ayudan a amainar las presiones en la balanza de pago, y mientras mejor sea su promoción, menos marginal será su participación en las exportaciones.

Como ya me extendí demasiado, en el siguiente artículo hablaré acerca del PETRO, sus potencialidades y debilidades en la economía venezolana actual.

Como conclusión, acabo de ver las declaraciones de Pablo Iglesias intentando deslindar a PODEMOS del gobierno venezolano, lo que reafirma mi posición en mi artículo "Y nos siguen vendiendo espejitos". Venezuela tiene muchos economistas de alto nivel, que no se encierran en la doctrina de Pascualina ni de José Guerra, donde, por un lado, la primera enclaustrada en enigmas que una vez resueltos poco y nada tienen que aportar en este momento al país, y por el otro, una persona que agarró su formación económica (pagada por la izquierda) para politiquería barata, donde a inicios de año aún sostenía que habían que hacer recortes y ajustes en los servicios, cuando el salario de los venezolanos no alcanzaba para ese momento 15 dólares, y ahora propone que los aumentos salariales no alcanzan (lo que es cierto, pero él lo dice sólo por el show mediático). Pero además tenemos un tercer grupo, asesores que les fascina la venta de espejitos, que encontraron en Venezuela el mejor trabajo del mundo, dar malas asesorías y renovar sus contratos por este trabajo. Pero además jactarse, como en el caso de Pablo Iglesias, de llamar modelo económico y político nefasto, una vez que ya cobraron por la asesoría.

Aquí estamos hablando del futuro del país, del futuro de millones de familias que se ven afectadas por la improvisación, estamos dejando el camino abierto para que un Bolsonaro asuma el poder, y cuando eso ocurra, espero que en país quede algún ministro "rodilla en tierra" para enfrentarlo.



 



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