La enorme y difícil tarea de la recuperación de Venezuela

No es fácil vislumbrar algún indicio que nos pueda permitir resolver, en el corto o mediano plazo, la gravísima situación en que se encuentra el pueblo honesto y trabajador de Venezuela. Para que podamos sentirnos algo aliviados y tranquilos, para que podamos abrigar alguna esperanza de mejorar nuestra situación o la de nuestros descendientes en esta tierra de gracia, a pesar del optimismo que parece irradiar el “gobierno revolucionario y socialista”.

Francamente, todo indica que la situación para la gran mayoría de la población venezolana, a pesar de ser tan terrible actualmente, tiende a empeorar si continuamos con este gobierno, que no es ni revolucionario, ni socialista, ni chavista.

Con esta casi nula capacidad de producción agrícola, industrial y tecnológica, que tiene actualmente Venezuela con más de dos mil empresas RONCA (Recuperadas, Ocupadas, Nacionalizadas, Creadas y Aliadas) en ruinas; con PDVSA (PEQUIVEN, CITGO, etc.), con CVG (SIDOR, VENALUM, FERROMINERA, etc.), al borde de la quiebra; con casi 2.000 generales dedicados al comercio; con millones de profesionales universitarios, técnicos y jóvenes huyendo del país; con cientos de empresas transnacionales acechando nuestros recursos naturales; con EXXON MOBILE amenazando desde el Esequibo; con los gringos, chinos, rusos, canadienses, etc., deseando adueñarse de nuestras riquezas naturales, etc.

El “gobierno revolucionario y socialista” no tiene ninguna política que permita controlar la hiperinflación que sigue amenazándonos todos los días, destrozando constantemente nuestro ínfimo salario y nuestras esperanzas.

El “gobierno revolucionario y socialista” nos habla de una reconversión monetaria eliminando cinco ceros en nuestra moneda, pero en realidad, durante este proceso revolucionario, ha eliminado ocho. De tal modo que su valor será ahora cien millones de veces menos que antes de iniciarse el “proceso revolucionario”. No hay duda que se trata de una hábil maniobra para disfrazar la “megadevaluación” de nuestra moneda.

El “gobierno revolucionario y socialista”, presidido por Nicolás Maduro, pretende aplicar un brutal y espinoso paquete de ajustes económicos contra el pueblo trabajador, que deja como una fina y delicada envoltura de terciopelo al que quiso imponer Carlos Andrés Pérez en 1989 y que dio origen al fatal “Caracaso” y que de paso beneficia a los más grandes empresarios de Venezuela y a las empresas transnacionales.

El “gobierno revolucionario y socialista”, acaba de exonerar del pago del impuesto sobre la renta a PDVSA y sus filiales, a los grandes importadores y a las empresas transnacionales petroleras y mixtas, por lo cual no habrá ingreso petrolero al fisco nacional. Para sustituir ese ingreso, el “gobierno revolucionario y socialista” aumentará el IVA al pueblo venezolano, de 12 a 16%. Aumentará también el precio de la gasolina, llevándola por primera vez en la historia del país, a precios internacionales. Incrementará las tarifas de los servicios públicos. Aumentará con dinero inorgánico el salario mínimo, que ahora será de 1.800 Bs. Soberanos, (aproximadamente 30 dólares mensuales, o sea un dólar diario, con lo cual es imposible aun mantener una familia), pero que anclado al petro, probablemente en unos pocos días, será completamente insignificante, pues en un hogar, si trabajan dos personas con  salario mínimo, pueden comprar solamente la comida del grupo familiar para un día.

¿Y los 29 días restantes?

¿Y los otros gastos?

Tengamos también en cuenta, que el bono otorgado mediante el carnet de la patria, que era casi dos salarios mínimos, ahora será tan solo de 600 soberanos, o sea una tercera parte de dicho salario.

Mientras tanto, se exonera a PDVSA, sus filiales y empresas mixtas, a los grandes importadores y a las transnacionales petroleras del pago de impuestos. Es decir:

¡El “bravo pueblo venezolano” tendrá que pagar todos los gastos del Estado!

En cuanto al bolívar soberano, el “gobierno revolucionario y socialista” lo ancla arbitrariamente al “Petro”, que es una moneda que no existe, que es inconstitucional, que no circula, que no ha sido reconocida en ninguna parte, que ha sido prohibida por EUA.

¿Quién va a aceptar comprar por 60 dólares un Petro con esas características, que además, se encuentra respaldado por un barril de petróleo que yace en el subsuelo, donde, para extraerlo es preciso invertir, al menos, 20 mil millones de dólares?

El salario de los trabajadores del país no se puede mejorar anclándolo a un petro que no existe y que además es tan volátil como el precio del petróleo.

 

Pero no se mencionó para nada la usura y la  especulación que azotan constantemente al pueblo y que es practicada por todos los comerciantes ante la impotencia e  indiferencia del “gobierno revolucionario y socialista”.

Los banqueros, los dueños de las mercancías, los importadores (muchos de ellos financiados por el gobierno), los comerciantes, los prestadores de servicios, etc., están claros que el pueblo pagará lo que sea por los productos y los servicios que requiere. Los precios aumentarán de acuerdo a la lógica del capitalismo, que no es otra que el lucro. Como siempre ocurre, los únicos beneficiados serán los dueños del capital.

¡No seamos ingenuos!, mientras no tengamos un gobierno anticapitalista, todas las medidas que éste tome, serán encaminadas a proteger al gran capital.

Vivimos momentos definitorios para nuestro futuro. Para superar esta crisis es indispensable impulsar el desarrollo armónico de una Venezuela moderna y productiva, pero debe ser mediante la búsqueda de soluciones anticapitalistas, a través de la lucha democrática del pueblo, pues está plenamente demostrado que dentro del capitalismo la destrucción del planeta es un acontecimiento absolutamente irreversible. Dentro del capitalismo nunca podremos eliminar la corrupción, ni la codicia, ni la enorme cantidad de consecuencias negativas que ellas generan: las guerras, la destrucción de los recursos naturales, el hambre, la escasez, el despilfarro, el acaparamiento, la especulación, etc., que son los motores principales de todas las calamidades que sufre la humanidad. Y nuestro país es desgraciadamente uno de los más dramáticos ejemplos. Un país bendecido por la mano de Dios, con las más grandes reservas petroleras del planeta, con inmensas cantidades de valiosos minerales industriales y preciosos, abundantes fuentes de aguas cristalinas superficiales y subterráneas, extensas tierras fértiles, hermosos, variados y calmados climas, selvas, mares, playas, gente hermosa, hospitalaria, alegre y paremos de contar tanta belleza.

Pero desafortunadamente no hemos contado, (salvo muy pocas excepciones), con una clase dirigente digna de tantas bondades que nos ha proporcionado la naturaleza y eso se debe sin duda, a la ambición y el egoísmo exacerbados por el capitalismo.

La clase dirigente venezolana, desde que se encontró el petróleo en nuestro país, hace cien años, se acostumbró a depender de la renta petrolera y esa dependencia desestimuló el desarrollo de la capacidad productiva, convirtiéndose Venezuela en un país netamente importador de todo cuanto se requiere. Esa es la razón principal de nuestra casi nula capacidad productiva.

Pero, a pesar del colosal despilfarro y robo durante tantos años, Venezuela no se acaba. Todavía la podemos recuperar, y para lograrlo, debemos elegir un gobierno serio y eficiente, respetuoso de la Constitución, comprometido con la verdad, con una economía sólida; que estimule el desarrollo de las fuerzas productivas del país, que supere la dependencia que tenemos de la renta, y que nos orientemos definitivamente hacia la construcción de una nueva sociedad, basada en la lógica del trabajo, y la actividad productiva, que fomente la formación de pequeñas y medianas empresas esparcidas en toda la extensión del territorio nacional, con el fin de  satisfacer las necesidades de toda la población; modernizando la agricultura y la producción de alimentos, para lo cual contamos con ingentes recursos humanos y excelentes recursos de todo tipo; fortaleciendo la educación de toda la población; mejorando la alimentación, la salud y fomentando la práctica del deporte.

A este proceso le podremos poner el nombre que queramos. Yo lo denominaría “el verdadero socialismo”.

Solamente “el verdadero socialismo” podrá desarrollar las condiciones espirituales y las habilidades físicas, para construir una sociedad realmente democrática y de   justicia social.

Solamente “el verdadero socialismo” podrá impulsar la reactivación del aparato productivo para elaborar  con eficiencia y justicia los bienes y servicios suficientes para todos los ciudadanos.

Solamente el verdadero socialismo podrá hacer de Venezuela una potencia cultural, científica y tecnológica.

Solamente el verdadero socialismo podrá acabar con la guerra económica organizada por las fuerzas del capitalismo nacional e internacional. Solamente el verdadero socialismo podrá derrotar la corrupción y sus terribles consecuencias en todo el planeta.

Solamente el verdadero socialismo podrá ayudarnos a rescatar a los médicos, enfermeras, ingenieros, técnicos y en general, jóvenes venezolanos que se han ido y se siguen yendo de Venezuela, deslumbrados por el espejismo capitalista que les promete hallar en un país extraño la felicidad anhelada, pero lo que consiguen es humillación y explotación. Lo más sensato, lógico y racional, ha debido ser resistir y luchar democráticamente en su país rico y maravilloso, hasta despertar  junto a su pueblo  cuando él despierte.

No todo está perdido. Aprendamos de la escasez. Reclamemos el poder que nos corresponde como pueblo soberano. Poder que nos ha sido usurpado por unas cúpulas irrespetuosas, egoístas e indolentes. Poder que necesitamos recuperar para decidir nuestro futuro. Cuánta falta nos hace Hugo Chávez, pero no perdamos las esperanzas, un buen guía surgirá de esta realidad actual.

¡Solamente el verdadero socialismo nos traerá la paz!

Para superar la inmensa crisis que azota actualmente a Venezuela se requiere además, que elijamos urgentemente un Gobierno Colectivo y Responsable, llámese Junta de Gobierno, Gabinete Ejecutivo, Grupo Presidencial, etc., constituido por cuatro o cinco miembros, que respete rigurosamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,  que sea elegido nominalmente, pero que además esté controlado o supervisado por  un Poder Popular unido, organizado y consciente, que haga valer la Contraloría Social, la Auditoría Pública con participación Ciudadana, de todas las instituciones del Estado, para hacer un Balance General y saber la verdad verdadera de la situación actual de Venezuela. Que tenga el control de todos los medios públicos de comunicación e información que pertenecen al pueblo y nó al gobierno de turno.

Para lograr estos objetivos se requiere además la unión y la solidaridad de todos los venezolanos que vivimos honestamente de nuestro trabajo, pues es una ingenuidad esperar la colaboración de quienes actualmente  disfrutan de odiosos privilegios dentro del gobierno y “la dizque oposición”.

¡No hay otra vía pacífica y constitucional para superar esta crisis profunda y estructural que estamos viviendo en Venezuela!

Esta lucha debe ser asumida por el pueblo trabajador organizado y consciente, constituyendo inicialmente un comando unificado de federaciones, sindicatos y gremios, que orienten las acciones a nivel nacional, tanto de instituciones públicas como privadas.

Que se discuta un programa mínimo que aborde el escenario de la participación de los trabajadores en la conducción y control de la producción, extendida a todas las empresas e instituciones públicas y privadas. Vinculada esta lucha, necesariamente, a la lucha contra la corrupción existente en las más altas esferas del gobierno, pues allí es donde tiene su origen la corrupción general. Exigiendo la destitución, expropiación de bienes mal habidos y la degradación en el caso de los militares.

¡Con repatriación de capitales!

¡Con cárcel para todos los corruptos!

Nota: Queda mucha tinta en el tintero para otras reflexiones.

Atentamente;

23 /08/ 2018



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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