Propuestas al Presidente sobre lo monetario y lo financiero

El pasado mes de febrero, tuve a bien escribir y enviar un conjunto de propuestas sucintas a quienes corresponde la toma de decisión en relación con lo monetario y financiero, sin la certeza de que pudieran ser leídas o consideradas, total o parcialmente, lo que, en el presente, cinco meses después, me lleva nuevamente a replantearlas, habida cuenta de todas las circunstancias y decisiones que al respecto han surgido, en medio de la más terrible hiperinflación que ha sido manejada como arma política para la caída del chavismo y el derrocamiento, pacífico o violento, del Presidente Nicolás Maduro Moros.

En tal sentido, vuelvo a proponerlas a la consideración del presidente Nicolás Maduro, dada su facultad de ponerlas en práctica y, sobre todo, ante el Pueblo trabajador, como principal víctima de las prácticas terroristas económicas y a sabiendas de la principal determinación en nuestras relaciones sociales de producción, es decir, desde nuestra economía, la que ha sido atacada por agentes internos y externos, con fines corruptos de lucro fácil, al mismo tiempo que, como arma de guerra política efectiva, en contra, en este caso específico, de lo monetario y cambiario, que inevitablemente se corresponden con lo financiero y comercial, lo que podríamos revertir, desde una concepción materialista dialéctica, a corto y mediano plazo, amén de lo urgente y los riesgos que corre la revolución bolivariana, socialista y chavista, aunque, convencidos de los éxitos que pudieran darse en materia económica, como base y sustento de una nueva economía productiva, con criterio socialista, en las antípodas de la capitalista.

Responsablemente, debo señalar que gran parte de las medidas de amparo de nuestra economía y de nuestro signo monetario, han sido adelantadas por el gobierno revolucionario, sobre todo, a nivel macroeconómico, aunque se precisan, aún, otras medidas complementarias de efecto político y material, con incidencia directa e inmediata en la microeconomía.

En cuanto al contexto inmediato, considerando la diatopía y la sincronía en todas sus dimensiones, sobre todo, en lo temporal, nos encontramos –grosso modo- en esta encrucijada:

- Cerco económico y bloqueo liderado por el gobierno estadounidense y sus aliados en el mundo, cuyo efecto lo percibe directamente la familia venezolana, los más pobres y la llamada "clase media" según la terminología capitalista, que en la nuestra sería "emancipada" o "pequeña burguesía" (mal remedo de la burguesa);

- Espiral hiperinflacionaria, dependiente de las tasas especulativas deliberadas que determina un grupo de especuladores con acceso y control mediático que se esconden en la noción de "mercado" (para esconder su autoría intelectual y material), que designamos genéricamente "mercado paralelo", cuya espiral hiperinflacionaria es impuesta por las plataformas electrónicas del Dólar Today y Dólar Colombiano, entre otras, cuyo asiento inicial partió del dinero robado al Estado venezolano, en la pirámide de compras irregulares de los raspacupos, raspatarjetas, empresas de maletín y empresas que hoy siguen beneficiándose del dólar preferencial, cuyos fondos comprados al Estado siguen siendo desviados para reventa en mercado ilegal e inversiones y/o ahorros en el extranjero, además del lavado de dólares proveniente del narcotráfico;

- Boicot económico interno, con participación especulativa programada (insisto, atribuirle el calificativo de "inducido" le resta responsabilidad, autoría y culpa a los causantes y beneficiarios, dándole una cualidad de contingencia y necesidad consecuente que es falsa, además de la falsación del criterio de espontaneidad que no posee esta distorsión económica planificada, además de que la plusvalía o ganancia malhabida va a manos de personas con nombres y apellidos), en un salto de subida de precios mensuales, a subida de precios diarios, en comercios y servicios, de manera anárquica, porque no ha sido enfrentado por ninguna autoridad del Estado, aunado al ataque a la moneda (papel o billete del cono monetario), en el que participan compradores al 100% de su valor facial, desde Colombia con dinero del narcotráfico y papel inorgánico que emite el Banco Central Colombiano, más dólares del lavado que maneja la U.S. Embassy en Colombia, amén del impulso y salida del papel moneda a manos del negocio de venta de billetes o avances de efectivo en el mercado especulativo, que propician y ponen a disposición para el negocio sucio, desde la banca privada (en mayor grado) y la pública (con funcionarios corruptos, en su mayoría);

- Amenazas diarias de intervención armada, que pudieran concretarse, toda vez que logren que focos de protesta se conviertan en anarquía generalizada y caos, como consecuencia de la especulación, usura y terrorismo económico, que surtan efecto en la población que hoy está irritada y en su mayoría culpa al gobierno por los efectos de la guerra económica y le atribuye la culpa de la corrupción, que es publicitada en todos los medios privados, lo que nos pone en una situación de tensión social permanente, in crescendo, pese a que un grueso de la población es militante del PSUV y se mantiene leal al gobierno, sin que soslayemos, por otra parte, la desconfianza que generan funcionarios castrenses de alta jerarquía en la FANB, por sus ostentaciones de riquezas y bienes, dentro y fuera del país, además del confort que exhiben los miembros de sus núcleos familiares, aunado, también, a la imagen de corruptos que exhiben funcionarios militares de baja y media jerarquía, en los puestos de control y alcabalas, en donde son partícipes y coadyuvantes del tráfico de alimentos, insumos, gasolina, lubricantes, cobre, oro y papel moneda hacia Colombia, Brasil e islas del Caribe, añadido además, al maltrato contra el ciudadano común que transita por las vías en donde están apostados;

- Pérdida del valor adquisitivo de la moneda venezolana, lo que ha hecho que los sueldos y salarios de los trabajadores, no alcancen, ni siquiera para comprar un solo producto al recibirlos, cuando por, ejemplo, un cartón de huevos es vendido hoy, por encima de Bs 5000.000,oo, lo que hace que pierda sentido, para muchos, seguir en el mercado laboral formal, a menos que sea dependiente del negocio especulativo (que no ha sido atajado de ninguna manera); haciendo además, que Medidas de Protección para el Pueblo, como por ejemplo, los Bonos que se emiten por el Carnet de la Patria, directamente, para cada ciudadano, pierdan efecto y vayan a manos de los especuladores, haciéndolos hoy, aún más ricos, híperpluscuammillonarios, lo que evidencia la paradoja de que en esta crisis económica a punto de colapso, no hay un solo comerciante, prestador de servicio o empresario realmente en quiebra, aunque cierren sus comercios, servicios o empresas de producción, si se revisa el capital personal acumulado, mientras que los trabajadores están empobrecidos y envilecidos en toda la extensión de la palabra;

- Reclamos y protestas generalizadas que van en aumento, atenidos a la depauperación y pulverización del valor adquisitivo de la moneda actual, incluso del Bolívar Soberano (B.S.), aún sin haber entrado en vigencia su circulación y reconversión monetaria, hechos que están siendo aprovechados para:

a) justificar cualquier tipo de rebelión, golpe de mano, insurrección popular, alzamiento de un sector de civiles y militares o el caos generalizado que justifique mediáticamente la intervención sobre suelo venezolano;

b) aislar al gobierno venezolano (aunque Nicolás Maduro haya ganado las elecciones del 20-M), para que se generen varias implosiones sociales o el efecto del "Síndrome de Jonás" contra el Presidente Nicolás Maduro y todos los que representen al chavismo, sobre todo, en la esfera local y municipal, en donde los principales cuadros de la revolución están más expuestos y son más vulnerables, al no contar con los recursos materiales y económicos con los que cuenta la dirigencia nacional, en un hipotético punto de quiebra.

Por lo antes referido, grosso modo, como lo advierto en el presente escrito, propongo que junto con las medidas que actualmente vienen adelantando, tanto el Ejecutivo Nacional, como el BCV, se consideren las siguientes propuestas, que pudieran ser explayadas más adelante, de ser preciso. Éstas son:

1. Evitar el solapamiento de competencias y funciones entre el BCV y Superintendencia del Petro, que se pueden resolver desde la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), preservando la definición del valor y la relación cambiaria, exclusivamente depositada en el BCV como ente rector nacional;

2. Hacer que el Petro remolque al Bolívar en su valor, con emisiones para el mercado nacional, desde varias opciones simultáneas, entre ellas, la necesaria y esperada RECONVERSIÓN MONETARIA del Bolívar, combinadas con una paridad inicial cambiaria, estímulo de compra electrónica y consumo masivo de productos (electrónicos y de uso masivo) importados con China, Rusia, India, Vietnam, países africanos, caribeños y de la América Latina, que, aunque parezcan competencias exclusivas del Min Economía y Finanzas y del Min de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, no lo son exclusívamente, aunque sí interdependientes, por cuanto la liberación de este nuevo signo monetario o criptomoneda dependería del BCV, en alianzas audaces y plataformas electrónicas nuevas o existentes (con efecto económico), además de ayudar a desmontar, por la vía del hecho, las plataformas del dólar paralelo, arrinconando a sus inversionistas o impulsadores de Colombia y en el mercado venezolano nacional;

3. Que a partir de la presente fecha, sea el BCV el ente exclusivo que rija y defina el precio de la gasolina para el consumo interno nacional (así como del Petro), que fije un precio para los dos tipos, de 91 octanos y de 95 octanos, de manera justa y real, de acuerdo con variables de costo de extracción, refinamiento, producción, distribución y comercialización que representan para PDVSA, además de índices inflacionarios, considerando márgenes de ganancia para el Estado y con precios internacionales, en estados fronterizos, para evitar el trasiego hacia Colombia, Brasil e islas del Caribe, hecho que sería bien recibido por la mayoría de los venezolanos que señalan la necesidad de llevar a un precio justo la gasolina venezolana para el consumo nacional y venderla a un precio internacional en los estados fronterizos; igualmente, que se suspendan y dejen sin efecto, por razones de Seguridad Nacional, todas las concesiones a todos los dueños de estaciones de expendio de gasolina y se expropien o confisquen dichos locales, por cuanto absolutamente todas las concesiones están en manos de activistas oposicionistas y enemigos del gobierno revolucionario, que han actuado contra el Pueblo, con boicot y trasiego, además de que dichas concesiones fueron dadas de manera fraudulenta por las anteriores gerencias corruptas de PDVSA, desde la IV República, hasta las recientes y depuestas autoridades petroleras, en la V República;

4. Reimpulso del Sucre como moneda virtual (pese al estancamiento de la UNASUR y a las trabas que en lo inmediato existen), con un plan de estímulo a esta forma de transacción, que estimule la venta de alimentos, insumos, medicinas y servicios hacia Venezuela, con aliados y socios de la ALBA-TCP, CARICOM y PetroCaribe, incluso, con miembros de la UNASUR, conjurando el bloqueo económico;

5. Nueva normativa de uso y circulación del papel moneda venezolano, con medidas persuasivas y disuasivas adecuadas a estos nuevos tiempos y contingencias, que no están tipificados en la actual legislación venezolana;

6. Ofertar una forma cambiaria especial del Petro y del Bolívar, para países de la ALBA-TCP, CARICOM y PetroCaribe, por un lapso perentorio;

7. Sustituir la propuesta de liberar control cambiario y tasa del DICOM, por dos tipos de control y con bandas cambiarias controladas, alejadas de la tasa del Dólar Today o paralelo y haciendo remolcar esa tasa a la del valor que fije competitivamente el BCV, más que punitivamente, con audacia cambiaria, incluso, emulando las llamadas "calecas", que en el argot popular son una especie de casas de cambio, con mayor capacidad de fluctuación de su oferta y demanda, que en un momento determinado el gobierno cubano impulsó dentro de su territorio, de manera que la compra-venta libre de dólares y otras divisas sean atractivas para el ciudadano común y estén en manos del Estado, además de un Peso Convertible (CUC) y otro Peso Cubano, como forma de dinamizar la economía interna, proteger al Pueblo de las tasas cambiarias externas y estimular la repatriación de divisas;

8. Redefinir y reimpulsar la Superintendencia de Bancos, pues todas las aberraciones causadas en los últimos tres años, han sido con los brazos caídos de esta institución y con medidas gatopardianas, amén de que ciertas medidas de cambio terminan apareciendo cuando el daño está muy avanzado en lo económico financiero, por ejemplo, en el caso del uso de las tarjetas de crédito, en donde ningún banco privado, ni los consorcios de tarjetas de crédito han aumentado consecuentemente con las tasas de hiperinflación que los banqueros denuncian, deliberadamente, el límite de las tarjetas, para ayudar a estrangular la economía venezolana, asfixiar al trabajador y no ayudar a paliar la crisis económica nacional, aunque tardía e inefectivamente, la Superintendencia de Bancos, acaba de autorizar aumentar el límite de tarjetas de crédito, hasta por 36 millones de bolívares, cuando existe desde siempre el criterio del tarjetahabiente con "consumo ilimitado" y medidas como ésta última, lucen bufas, por cuanto el aumento quedará sujeto a cada estudio que haga el banco a sus clientes tarjetahabientes y de acuerdo con su capacidad de consumo, que depende de sus sueldos y salarios, más que de sus haberes;

9. Aumentar los montos, sustancialmente, para créditos hipotecarios, de vehículos y de pequeñas empresas, para los bancos, fondos autónomos y cajas de ahorros;

10. Crear un Fondo de Apoyo y de Reimpulso retornable, para el funcionamiento de todas las Cajas de Ahorros de los Trabajadores, con capitales aportados y regidos desde el BCV y controlados por la Superintendencia de Cajas de Ahorros. Éstas hoy están técnicamente paralizadas, por la devaluación y los límites de créditos que son refrenados por la Superintendencia Nacional;

11. Liquidar la SUNDDE y por la Emergencia Económica, que el BCV fije cartel de precios al consumidor y usuario, que el cumplimiento y readecuación semestral sean regidos por los CLAP y el Poder Popular organizado de acuerdo con las leyes del Poder Popular vigentes desde el 2010. Con esto destrozaríamos las mafias del sobreprecio, especulación y se empoderaría de verdad al Poder Popular, salvándonos de la trampa especulativa que los sectores económicos privados están ejecutando para validar su especulación en los llamados productos del Plan 50, cuyos precios más que acordados, revisten un carácter violento e impositivo contra el consumidor y usuario;

12. Iniciar un proceso rápido y audaz, de repatriación de capitales, de dineros colocados por las universidades y figuras de fondos y fundaciones en bancos internacionales, sin rendición de cuentas por los millones de dólares y euros en dichas cuentas, con dinero del Estado venezolano;

12. Decretar una nueva reconversión monetaria que a los tres ceros eliminados del Bolívar Fuerte, para el B.S., vuelva a bajarle otros tres ceros más, a partir del momento de su vigencia, liberándonos, por este mecanismo de la voracidad especulativa que desataron los agentes especulativos y cambiarios paralelos, con la finalidad de destrozar el valor del BS antes de su entrada en vigencia.

Vale la ocasión, para recordar cuando el gobierno revolucionario liberaba dólares para que el Pueblo comprara electrónicamente por Amazon, llegando toda esa masa de dinero a EEUU y enriqueciendo ese mercado. Pues bien, si lo hacen ahora, con Petros, Pesos cubanos, Soles bolivianos, Euros, Yuanes y Rublos, desde todos los bancos, se abrirían nuevos mercados, nuevas fuentes de ingreso y nos cagaríamos en el alma del bloqueo económico estadounidense. Y quien nos venda, por ejemplo, un celular o una lámpara desde EEUU, estaría metido en el negocio del Petro, si hubiese la prohibición del intercambio comercial con los bancos estadounidenses. Además, le abriríamos un mercado fabuloso a China, Rusia, Bielorrusia, Vietnam, Corea del Norte, Bolivia y Cuba, entre otros tantos, mientras que liberamos al Pueblo de la escasez, especulación, usura y cualquier tipo de bloqueo imperial, permitiéndole al ciudadano común la compra, a precios justos, de insumos y artefactos de la vida cotidiana. De esto se trata lo audaz e inusitado, tal y como lo hizo el médico y Comandante Ernesto Ché Guevara en el Banco Central de Cuba y ahora, tenemos la oportunidad de hacerlo, nosotros, a lo venezolano, desde el BCV.

Lo que no podemos hacer, es repetir las mismas fórmulas, esperando otros resultados.



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Luis Alexander Pino Araque


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