Hablando claro

Gracias, señor Lorenzo

Hay una máxima popular por ahí que dice que "de mal agradecidos está lleno el mundo" y no es así. No se puede pagar justo por pecadores o que por uno paguemos todos. Lo que sí es cierto es que hay que saber agradecer; no olvidar a quien da la ayudaíta. Hay un gentío que no olvidará más nunca al hombre fuerte de Empresas Polar por ese afán de extender la mano a quien en realidad la necesita.

Gracias a Lorenzo Mendoza un pocotón de gente está recogidita en su casa para bien de ellos y su familia que no salía de una preocupación porque un ser querido se la mantenía en la calle abandonado, sucio, hediondo, despeinado, borracho y sin que le importara un carajo que en la casa estaban pendiente de qué le podía pasar en cualquier momento.

Todo lo que va a suceder tiene su hora y a esa gente callejera que se la mantenían kurda y kurda por ese buche le llegó el momento de cerrar el pico y darle descanso al galillo. No en vano Lorenzo puso ese gran empeño hasta que lo consiguió. Llegó la hora de que el poder de Mendoza hiciera que hasta el clima cambiara porque ahora nadie tiene calor.

"Vamos a echarnos unas 5 pa’l calor" era la costumbre al paso al frente de un expendio de kurdas de esas arropaditas en hielo refrescante automático. Pero que va. Ahora a nadie le da calor, el frío está matando gente. Descansó el galillo y adiós a la borrachera. Una jumita sale por un centavero. Entre 100 y 300 mil bolívares está sofocar el calor y mucho más si la idea es una juma.

Gracias a Lorenzo como el amo y señor de la cerveza y los dueños de las fábricas de aguardiente por el favor concedido. Ya no hay borrachitos incontrolables en las calles, en las plazas, en las esquinas. Cerrados alcohólicos anónimos. Nadie se inscribe para la recuperación por buenos consejos. Ya no es necesaria la mano amiga de los ex bebedores.

Cerrados también los centros de rehabilitación que se encargaban de darle cobijo a quienes no podían dejar la bebida y permanecían las 24 horas del día y la noche también como dijo Rosales, dando tumbos con la mitad de la vida perdida. Eran pocas las esperanzas que tenían los viciosos al licor de volver a una vida normal.

Adiós al alcoholismo. Ya nadie da traspié. Las plazas están solas. Desaparecieron los borrachitos. Están recogiditos para bien de la familia que ahora vive sin esa preocupación. Los ex borrachitos ahora se sientan en las aceras a contemplar. A recordar los tiempos de la locura. Los tiempos cuando no les importaba si estaban sucios, abandonados, hediondos a chinchorro e’ loco, con hambre…

Los ahora del buen vivir se registran el bolsillo, sacan los centavitos y se dan cuenta que no les alcanza ni para un trago. No es fácil conseguir 550 mil para una caja de kurda o 350 mil para una botella de lava gallo. ¿Gracias a quién? Al mi pana Lorenzo Mendoza y a los fabricantes de ron. A ellos el agradecimiento de todo ese gentío que ahora está en su casa con su familia descansando el galillo.

Pero así como Lorenzo hizo que los borrachitos ahora son gente de bien, también hizo que un gentío no pueda comprar mantequilla que de un jalón la llevó de 4.700 a 130 mil; la mayonesa de 35 a 300 mil. Para a ellos el agradecimiento infinito de todos los bebedores cañeros. Se acabaron los borrachos pero quedan los pendejos que creen que con Mendoza la mantequilla y la mayonesa volverán al precio de ayer.



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Pedro Alfonzo Rojas

Antiaco, columnista, premio regional de periodismo de opinión 2016, telegrafista, tipista, montador, diagramador, coordinador, gerente de producción, editor de noticias TV; y sobreviviente de las violaciones de derechos humanos y laborales en gobierno de AD.

 pedrorojas56@hotmail.eso

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