Cualquiera pudiera pensar que esta es la expresión de un colombiano de frontera que compra el contrabando de extracción llámese como se llame; pero no, esa frase la expresan colombian@s que entran libremente al país, se benefician de ciudadanías otorgadas por el Edo. Venezolano y muchos venezolan@s mafios@s incluid@s algunos que se supone que juraron defender a la patria y al pueblo.
Estas personas que atropellan y humillan en las de por sí humillantes colas para comprar combustible o alimentos. Que se sienten con derecho de sobrepasar cualquier límite verbal o físico, porque el día a día en las calles y en las colas y las complicidades solidarias para arrebatar lo que al pueblo venezolano corresponde, como depredadores sociales, mejor dicho, como carroñeros sociales, perdieron la noción de ciudadanía y convivencia.
Desafortunadamente esto va a empeorar, porque los números indican que el negocio puede trascender la zona fronteriza y adentrarse en otros estados, Mérida, Trujillo, Barinas, Lara, Portuguesa.
Ahora se fabrican tanques de 1.000 litros para combustible. Esto permite una gran autonomía de viaje. Si fueran 200 los litros necesarios para ir y venir. Quedan 800 litros libres. Esto, con cálculos simples se aproximan a 7,7 millones de bolívares por viaje. Cada viaje impide que 30 vehículos se abastezcan en condiciones normales y sólo treinta de estos tanques circulando acarrean la capacidad de una gandola lo que impide surtir a 300 vehículos.
Cuando se ha democratizado la corrupción en contra del pueblo para beneficiar a un reducido número de inescrupulosos quienes les perciben como un estorbo para consolidar los negocios, es válido entender que la calidad de vida les importa un pito.
Sólo el pueblo salva al pueblo, construyamos y apoyemos el ULTIMATUN DE GUERRA ECONÓMICA antes de que sea demasiado tarde.
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