Lo económico. Lo demás es paja

La guerra económica existe desde antes de fallecer el Comandante Hugo Chávez y ha sido el arma más eficiente de los sectores oposicionistas,  porque les ha dejado milmillonarias ganancias y ha ayudado para descalificar y atacar al chavismo y al Presidente Nicolás Maduro. Ejemplo de ello, entre otras debilidades en  las filas de la revolución, se vivió el pasado seis de diciembre del año dos mil quince  (06/12/2015), para desgracia del pueblo, incluyendo,  doblemente, a los antichavistas, porque además de convertirlos en víctimas económicas, los han defraudado con sus engaños y ofertas engañosas como “la ultima cola” que los delincuentes de los  medios privados, cual partidos políticos, como Globovisión, Televen y Venevisión, ofrecieron a los votantes.

Pues bien, todavía hay  quienes afirman con vehemencia demencial que no existe guerra económica y pese a todas las maniobras que ha hecho el Presidente Nicolás Maduro para proteger el salario de los trabajadores y de las familias más pobres, la campaña de descrédito en su contra ha tenido su efecto en un grueso de la población, sobre todo, en aquella población que no es, ni buena, ni mala, sino clientelar,  oportunista e irracional, porque para eso fueron educados en la IV República y siguen practicando esos vicios en la V República, desde las universidades, las escuelas y los medios de comunicación privados, en donde a coro, también, les han enseñado quienes han causado la crisis económica, que esto terminará con “La Salida” de Nicolás Maduro, único punto de agenda que lleva la oposición de la  MUD a las Mesas del Diálogo  y que es celestineada por el hipócrita nuncio apostólico enviado por el Papa, monseñor Claudio Celli,  quien con sólo 48 horas en Venezuela, tuvo suficiente para crear el contexto que justifique el plan golpista opositor que dirige el gobierno estadounidense, cuando aventurera, temeraria,  irresponsable y tendenciosamente, afirmó en sus primeras declaraciones -las que ya lo descalifican como acompañante del diálogo- que:
 -Es indudable que la situación está muy fea. No solamente a nivel político, sino a nivel social, económico.

No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil. -Usted va a regresar el 11 de noviembre para revisar los primeros trabajos de las mesas temáticas, pero la distensión lograda parece haberse evaporado: Maduro llamó «terroristas» a los dirigentes de Voluntad Popular, y pareció relativizar el diálogo al decir que «la revolución es irreversible»… -Yo había pedido evitar expresiones violentas y agresivas. Empleé un término: un lenguaje desarmado. El problema es que estas cosas son más fuertes que ellos.
-¿La situación le pareció peor de lo que se había imaginado? -Hay militares por doquier. En las partes de Caracas por las que pasé hay retenes en todos lados, policías, militares.

La misma noche que llegué al aeropuerto había un bloqueo de policías cerca de la nunciatura que nos paró para ver quiénes éramos. Y el secretario de la nunciatura que manejaba el auto dijo: «¿Pero no ha visto la placa diplomática?». -¿La Santa Sede considera esto como una mediación? -No es una mediación. La Santa Sede acompaña.

El caso es que ya entramos en una fase profunda de guerra económica, ayudada, sin querer queriendo,  por aquellos funcionarios que solo saben de capitalismo neoliberal y no saben del socialismo nada más que una consigna, lo que los ha llevado a entregarse a los brazos del sector parasitario privado que ha causado esta debacle económica, además de mal aconsejar que el gobierno revolucionario le abra las piernas a esa burguesía y neorricos chulos, ayudados, además, por una piara de exchavistas y ex funcionarios cretinos con complejo de imprescindibles, quienes a coro piden la cabeza de Nicolás Maduro, a cambio de unas cuantas monedas y billetes verdes, con la oferta de que los anaqueles se llenarán enseguida, de todo, sin decir que ese “de todo”, sólo será para una minoría, la cuartorrepublicana.

Ante esta nueva ofensiva que consiste en no vender alimentos, ni productos e insumos a Venezuela, pasando por bloquear cuentas venezolanas, boicotear transacciones en bancos como lo hizo el City Bank, retener embarcaciones con destino a Venezuela, agudizar el desabastecimiento programado y escasez deliberada, reactivar el Dollar Today desde Colombia y Miami para remolcar al Dollar oficial con la tasa Dicom, más el trasiego de gasolina, de café en granos y de alimentos hacia Colombia e islas del Caribe, entre otras acciones perversas contra la economía venezolana, la solución no es la  salida de Presidente Nicolás Maduro, ni aconsejarle cual sabios profetas, qué hacer, ni descargar en  la imposibilitada e incapaz SUNDDE toda la fiscalización, sino  que, como Pueblo organizado, nos arrechemos  con quien tenemos que arrecharnos y dejemos de aniñarnos, para enfrentar abierta y tenazmente a los causantes de la guerra económica, con un conjunto de acciones inmediatas, que complementen y fortalezcan las medidas del gobierno, los motores del desarrollo y de la producción y que hagan eficientes  todos los programas, entre las que pudieran considerase:

Extender el poder real, con  poder político y no encasillarlo a una ley como camisa de fuerza, a los Comité Locales de Abastecimiento Soberano  (CLAP), en donde el abastecimiento pase de la ineficiencia deliberada de ciertos comités controlados por los sectores oposicionistas a sabiendo de unos cuantos gobernadores, al  reafirmamiento o fortalecimiento  de la producción, otorgando divisas (dólares) a los gobiernos regionales en lugar de seguir manteniendo y dándoles dólares a los parásitos del llamado sector empresarial, como siguen haciéndolo actualmente, en detrimento de los gobiernos regionales, por lo que es urgente  constituir  a estos CLAP, junto con el resto del Poder Popular organizado en Fiscales Ad Hoc cobra la guerra económica en   todas sus formas;

Enfrentar con todas las armas  y técnicas de confrontación abierta, a todos los bachaqueros de alto tronío y de baja ralea, de manera que estos delincuentes aprendan a tenerle miedo, y después, respeto, al Poder Popular;

Activar un operativo inmediato del SEBIN en todas las alcabalas que van desde la frontera colombiana al centro de los estados Zulia, Mérida, Trujillo, Táchira,  Barinas y Apure, sacudiendo y  depurando a la FANB de las lacras  que hasta el día de hoy están cobrando vacuna y peaje a  todos los que traen alimentos y producto hacia Venezuela;

Iniciar una Jornada contra la especulación y usura con el Poder Popular en todos los comercios y servicios, sin excepción alguna y de manera sostenida, desde noviembre hasta enero próximo;

Crear empresas del Estado en cada región, con  metas de producción reales y contingentes;
Confiscar, no expropiar, toda empresa que esté incursa en delitos económicos y entregarla para su administración y conducción a los Consejos de los

Trabajadores, evitando entregarla o designar a ningún gerente, ni militar, ni civil;
Decretar una reconversión monetaria, en donde se eliminen tres ceros a la moneda actual, al llamado Bolívar Fuerte, con lapsos muy cortos de cambio de este tipo de moneda por la nueva.

Congelar precios por un lapso perentorio de dos años, en los que se revisen sus precios de manera justa y gradual;
Que el Ejecutivo Nacional no acepte ninguna propuesta de absolutamente nadie que justifique la hiperinflación, falsas e inexistentes leyes naturales de mercado o cualquier tipo de concesiones con alguna de las cámaras nucleadas e  Fedecámaras-Venamcham;

Hacer operativos viables y concretos los llamados quince motores del desarrollo, los que aún no son   percibidos, ni manejados en los pueblos y rincones de la República.

En fin, hay una guerra económica como arma que está utilizando la corrupta clase político-económica opositora, para derrocar a Nicolás Maduro y liquidar al chavismo como estructura político -partidista y como cultura popular. Del lado revolucionario, podemos derrotar en las mesas de diálogo la embestida golpista y podremos llenar de gente noble las calles. Pero,  esa derecha sabe que amor interesado y clientelar en  los términos capitalistas, no dura.

Por lo tanto, la guerra es guerreando y ante la violencia de los ricos, ya es tiempo de que prueben  la violencia de los pobres y de la  clase trabajadora. Los derrotamos económicamente o ellos nos matarán los sueños de revolución y condenarán el futuro de la Patria. Lo demás es paja.



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Luis Alexander Pino Araque


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