Agricultura soberana, saludable y sabrosa

Dada la escasez de alimentos y la especulación en sus precios, se requiere con urgencia un plan táctico que permita la inmediata adquisición de los principales rubros de primera necesidad, tales como alimentos, medicinas, artículos de higiene personal y limpieza, vestido, calzado y afines.

Pero esa crisis es una oportunidad para asumir el reto de la soberanía alimentaria y, con un plan estratégico, para producir en el país los rubros que sirven de alimentos y demás satisfactores, elaborados con frutos de la tierra y de las aguas nacionales, tal como era la gastronomía en cada región del país, con una agricultura soberana, saludable y sabrosa, en la Venezuela rural o pre-petrolera; y que fue sustituida por alimentos importados, con excesiva refinación y baja calidad nutricional, forzado por las campañas publicitarias de las transnacionales alimentarias que imponen uniformidad para masificación.

Fomentar la soberanía alimentaria es retomar la producción de diversos rubros autóctonos, rescatando saberes de la gastronomía tradicional venezolana y que son de producción habitual en los conucos de todas nuestras regiones; y su conversión en alimentos no perecederos en forma industrial, artesanal y familiar, tales como conservas en aceite, en vinagre, salados, deshidratados, ahumados, confitados, entre otras formas, en lugar de seguir dependiendo de alimentos industrializados importados reconocidos como "comida chatarra".

Esto implica propiciar la fabricación de harinas de yuca, plátano, granos y otras especies, junto a las diversas formas de conservas de alimentos, además de rescatar las viejas recetas para diversos platos de nuestra gastronomía. Así, soberanía alimentaria es producir lo nuestro para comer sabroso y saludable, lo que deberá propiciarse con información y difusión.

Como todo sector productivo, debe ser ecológicamente sustentada, para evitar daños al suelo con prácticas erróneas de mecanización y agroquímicos; usar prácticas agroecológicas o agricultura orgánica, no utilizar quema sin control, erradicar la agricultura migratoria y el pastoreo en cuencas altas y de galería, crear composteros y lombricultivos, manejo integrado de plagas, asociación de cultivos, riego reciclado y por goteo, entre otras prácticas que favorecen a la gran población de pequeños productores y campesinos, criadores y pescadores; y productores medianos y grandes que desistan de los monocultivos dependientes de maquinaria e insumos importados y esclavizados por las agroindustrias transnacionales.

Finalmente, la soberanía alimentaria debe abarcar todos los eslabones de todas las cadenas de producción, como un solo sistema, es decir, asegurar desde las semillas, insumos, herramientas, implementos y equipos, siembra, conservación del cultivo, cosecha, acopio local; hasta las labores de posproducción, con sus transportes, conservación, procesamiento y expendio.



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Edwards Castillo R.

Ecologista, Humanista y Socialista

 edwardscastillo@gmail.com

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