6 de octubre de 2017.- Este 4 de octubre, se cumplieron 35 años de la masacre de Cantaura. En esa masacre asesinaron con la práctica del tiro de gracia, propia de la República AD-Copeyana a 23 compatriotas. En su mayoría, todos eran jóvenes que soñaban con un proyecto de país y una forma de lucha.

En esa masacre, le cejó la vida a una muchacha que tenía por nombre Sorfani Alfonzo. No la conocí personalmente y ahora no tengo el dato de la edad que para ese momento tenía, pero era una muchacha en el mejor sentido de la palabra. Cargaba esperanzas, sueños y tenía además, unas inmensas ganas de luchar, para desde sus perspectivas y sueños de lucha, construir una sociedad socialmente distinta a la que teníamos.

No es mucho lo que puedo decir de ella y ese no poder decir mucho, es lo que me anima a esta reseña. Tal vez sea el único que no conoce bien Sorfani, más allá de la referencia de haber sido una de las mujeres que asesinaron en Cantaura ese 4 de octubre. Por eso escribo esta reseña. Debo conocerla más allá de verla en una foto, porque una foto es a veces una imagen y Sorfani, seguro estoy, es mucho más que una imagen.

Un grupo de camaradas en el estado crearon un movimiento que lleva su nombre. Desde hace aproximadamente tres años, vienen realizando actividades con la finalidad de mantener viva esa llama de lucha que estaba concentrada en la humanidad de Sorfani. Es una labor realmente hermosa pensada con este noble propósito. No dejar que el tiempo nos apague esta llama de lucha.

Para estos días, el Movimiento dio por terminado los trabajos para colocar un busto de Sorfani. Ya se tiene ese espacio para Sorfani, que es una manera de mantener a esta luchadora como un icono de la mujer luchadora y revolucionaria de Venezuela. He seguido desde cierta distancia, este trabajo que ha realizado el movimiento. El tiro de gracia no será capaz de borrar esta fuerza, porque Sorfani la asesinaron en una lucha por la vida y como dijo el poeta Alí, las y los que luchan por la vida nunca mueren.

Entiendo que la idea es impedir o evitar que el tiro de gracias no sea lo que se pretendió con la operación de exterminio. El propósito es resguardar esa llama que fue (y es) Sorfani.

Este labor se aplaude y desde la cierta distancia, la observo y deseo, que con el busto de Sorfani no suceda lo que ha venido pasando con la plaza y el pedestal que se le construyó al poética Sifontes, que como Sorfani, fue un hombre rebelde con la palabra y en la política. Creo que muy pocos saben, que hay una plaza con el nombre del poética Sifontes, justo detrás de la gobernación y que la mayoría de las veces luce descuidada y sucia.

El poética Sifontes, murió prematuramente como consecuencias de las torturas que recibió. Dejó una obra escrita, que sólo los amigos la recuerdan y la tendrán en su biblioteca, pero creo que no ha tenido la suerte de ocupar un espacio en la política editorial del proceso y esa es una manera de echar al olvido al poética Sifontes.

No dejo de pensar también, que en la masacre de Cantaura asesinaron a 23 jóvenes. Aunque Sorfani destacaba, dejar a los otros en el anonimato o en el número de los otros 22 asesinados, es también una forma de permitir que el tiro de gracias a Sorfani haga su trabajo.

Pienso, que este trabajo para honrar la lucha emprendida por Sorfani. es una excelente iniciativa. Sin embargo, soy de la idea, que este esfuerzo debe desarrollar otras iniciativas porque finalmente, la posibilidad de socializar la imagen y la lucha de Sorfani, pasa también por promover sus ideas, los emprendimientos e iniciativas que impulsó porque esto puede perdurar en el tiempo y servir a la lucha.

No la conocí. Lo que se de ella son referencias muy pocas que he oído no muy sistematizada. No sé si hay algún documento escrito sobre sus andanzas. Si lo hay, es bueno aprovechar este momento para difundirlo y discutirlo
Si no hay nada sistematizado, vale la pena realizar una sistematización de sus ideas, iniciativa y su paso por los movimientos revolucionarios y producir un dossier. Para ello, es necesario contactar personas con las que estuvo y participó.

Reconstruir su imagen plena con ideas, sería una importante contribución para evitar que el tiro de gracias que le propinaron a casi todos los 23 jóvenes asesinados, no se olvide y no haga su efecto