(A Iván Pérez. Al dolor por la pérdida de sus hijos a manos de Poli-Lara)

Sin justicia no hay revolución...basta de impunidad

Ciertamente lo ocurrido en Bolivia tiene que llenar páginas y páginas de medios como Aporrea, por la gravedad de lo que allí unas cuantas familias quieren imponer a millones de bolivianos.

Aun así, reconociendo esta verdad del tamaño de la luna, queremos llamar la atención sobre una situación que se nos ha vuelto demasiado cotidiana y que, a decir de un escritor, ha creado una especie de presbicia espiritual en los que estamos en este lado de la frontera. Hablamos, ni más ni menos que de las ejecuciones extrajudiciales que siguen siendo el pan nuestro de cada día en el Estado Lara. Cómo sino debemos llamar al terror que siembra un tal organismo de in-seguridad llamado URI (Unidad de Respuesta Inmediata) que con un sello de clases altamente distintivo decide, por la vía de los hechos, que los pobres (si tienen antecedentes o se presume mala conducta peor para ellos) deben ser exterminados, asesinados, desaparecidos de la faz de la tierra.

De nada vale que discutamos hasta el cansancio que la pena de muerte no está establecida LEGALMENTE en el país; que alegrarse del asesinato de algunas personas termina conformando una suerte de fascismo plebeyo que no resuelve el problema de fondo y que, a decir de Lino, el sabio jardinero sanareño, lleva a que en cada humilde familia haya por lo menos un muerto a manos de la policía que dice trabajar por la seguridad de los ciudadanos.

El pasado 2 de mayo aparece en la prensa regional un “operativo exitoso” de la policía de Lara. Se trató, según los jefes de estos matones con uniforme e impunidad, de un “enfrentamiento entre dos miembros de la banda de “El Sonrisa”, quienes se “batieron a tiros cerca de Pavia…”. El viejo Iván, padre de los asesinados, querido y conocido por todos desde hace muchas décadas por pertenecer a la dirección del PRV, no supera la tristeza y la arrechera que le produce el hecho de que esto ocurra precisamente ahora, cuando se habla tanto de revolución, de derechos humanos y de dignificación de los pobres. Y sobre todo porque él sigue soñando con su revolución, aquella a la que dedicó y sigue dedicando los mejores años de su vida.

El, la familia, los vecinos, los Consejos Comunales de la zona donde vivían los infortunados, aseguran que fueron sacados de sus casas. No esperaban los poli-tombos-malandros ni el gobernador Reyes Reyes que el entierro se les convirtiera en una manifestación de protesta masiva contra la violación de los más elementales derechos humanos.

No esperábamos nosotros que, a diferencia de los niños manos blancas, nos atacaran con saña, con bombas lacrimógenas y perdigones por gritar a viva voz que “sin justicia no hay revolución” en la manifestación de apoyo que acompañó a los deudos de Fabricio y Angel Alexander.

La muerte de Fabricio Douglas y Angel Alexander, hijos del viejo Iván Pérez y sobrinos de nuestro querido amigo Semeruco no va a quedar inpune. Y no porque confiemos en la justicia venezolana o en las investigaciones que se “llevarán a cabo hasta las últimas consecuencias y bla, bla, bla”, sino porque somos muchos los que todos los días, cuando se suma a las listas negras de “muertos en enfrentamientos” un anónimo cuyo apellido es pobre, vamos a seguir levantando la bandera que reza que SIN JUSTICIA NO HAY REVOLUCION. Y los pueblos, señor Presidente, señores Diputados, señores todos del poder constituido, saben cobrar a sus deudos.

“Ya basta de impunidad”, se escuchan todavía los gritos de la manifestación que acompañó a Fabricio y Angel por la avenida Venezuela. No a la injusticia, gritan todos los días en silencio los padres y familiares de los más de diez muertos que ha aportado el Municipio Andrés Eloy Blanco (Sanare) en los dos últimos meses a la lista de Rodríguez Chacín… En silencio, mientras escarba la tierra para sacarle frutos, el viejo Lino se pregunta por qué en todas las casas de gente pobre, humilde, falta un miembro, generalmente joven, de la familia. Y con su sabiduría ancestral se responde el mismo: porque nosotros somos pobres y los muertos pobres no se investigan, señora.


itza97@yahoo.com


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Ana T. Gómez F. (La Guara) PNA-M13A


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