Carta abierta a Ibsen Martinez y a todos los medios de comunicación

El día 28 de mayo de 2019, el periódico "El País", de España, publicó un artículo de opinión titulado "La dama del pran", en relación con la situación en las cárceles de Latinoamérica, y enfocado sobre Venezuela, basado en el último hecho violento ocurrido en un retén policial ubicado en la ciudad de Acarigua.

El personaje, mal llamado escritor, quien es el autor de este artículo, casualmente no vio una publicación del mismo día donde 55 reos murieron en una serie de disturbios en prisiones de Brasil, más de lo que ya está escrito, las pérdidas de vidas son lamentables.

El señor @ibsenmartinez se contradice al escribir que existe un régimen penitenciario en Venezuela, que es una dura disciplina militar con orden cerrado y adoctrinamiento ideológico, pero a la vez culpa a Varela de imponer a los "trenes" esa dura disciplina: .. ¿Incongruencia?

El enfoque del artículo no está en lo profundo del sector carcelario en Latinoamérica, probablemente la parte más violenta de toda región. Es un tema que oscila entre lo más bajo del ser humano y lo más visceral. Las cárceles son reflejo, al igual que en muchas de las casas, el barrio, las familias; de que la pobreza y la violencia más brutal es la cotidianidad. Se extinguen y nacen con la rapidez de los tiros.

Estos términos son el mejor caldo de cultivo para una historia de amor en un mundo en crisis. Un mundo donde el dinero es más importante que la vida, donde la ley y el orden están en juego, como nos acostumbró en su novela, entre los años 1992 y 1994, "Por estas Calles", ventana de la aberración social causada por la corrupta Cuarta República.

Este artículo va sobre esa historia, pero @ibsenmartinez se equivoca al no reflejar que, en esta década, el Sistema Penitenciario venezolano ha cambiado y es catalogado como el mejor en Latinoamérica. Ya las vejaciones y destrucción que eran parte de la cotidianidad en el quehacer carcelario quedaron en el pasado.

Desde mi punto de vista, estos errores parten del absoluto desconocimiento de las dinámicas sociales de los grandes medios de comunicación.

Estos espacios, sobre todo en mi país, son tremendamente complejos, y la paz o el caos dependen de hilos muy endebles. Es asombrosa la larga lista de páginas web fantasmas, de cuentas de Twitter o de usuarios en Instagram que con sus acciones pueden ser interpretadas como una afrenta al prestigio, por parte de los privados de libertad.

Ibsen Martínez -y el diario para el cual escribe- no entienden esto. Es difícil si sólo le dedicas unos días a este tema.

El País no es el único en hacer este tipo de reportajes. Ibsen Martínez, como muchos periodistas han sido tiro seguro para las grandes cadenas de medios internacionales que quieren retratar la violencia salvaje en las cárceles de América latina. El mecanismo es sencillo: contratan a periodistas locales, fixers, y les hacen una lista de cosas que necesitan grabar durante los pocos días que permanecerán en cualquier ciudad de turno. Esas listas siempre incluyen cadáveres, pandilleros, tatuados del rostro de ser posible, víctimas de la violencia, lo más desgarrador que se pueda encontrar, y, por supuesto, un tour en cualquier recinto penitenciario.

Pero todo esto lo encuentran en un solo lugar. Solo hace falta poner en YouTube el nombre de cualquier cárcel y podrán ver una larga lista de estos videorreportajes, vistazos rápidos al salvajismo del tercer mundo.

En mi caso, abrí las puertas a periodistas de diferentes medios de comunicación extranjeros, entre ellos "The New York Times", les dejé conocer su intimidad. Les abrieron las puertas de sus celdas y les presentaron cómo funciona el Nuevo Régimen Penitenciario. Estas concesiones tan importantes, en un entorno tan codiciado, debieron ser tomadas en cuenta. Pero una buena historia donde se dignifique al ser humano no vale centimetraje en medios, o minutos en televisión; no vende o no causa rating.

Cierro estas líneas para reiterar que investiguen, que se acerquen al sistema penitenciario venezolano y dejen la mediática política para crear historias, donde es raptada la sensatez por Goliat, y dejar el cuerpo de la verdad abandonado en alguna calle de Latinoamérica.

 

directorocri@gmail.com



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