La historia del vallenato es una historia de derecha. En su gran mayoría han apoyado a los más godos: Diomedes se alió con Salvatore Mancuso cuando huía por la muerte de la señora Niño, mientras Poncho Zuleta tiene una canción que se llama Qué viva la tierra paramilitar.
Pero por lo menos esos eran grandes músicos. Los nuevos -si es que se puede decir que cantan vallenato- lo hacen, pero sin clase. Hoy se paran en esas tarimas y apoyan, para variar, al Centro Democrático.
Los dos cantantes más famosos hoy en día respaldan abiertamente al partido de Uribe. Silvestre Dangond vive obsesionado con la guerra, desde que se inventó el Silvestrismo y andaba disfrazado con un camuflado y boina -sin saber que era igualito a Chávez- hasta que le reporta a Uribe su voto. Pero el muy desmemoriado no se acuerda que también apoyó a Petro y fue partícipe de la Ñoñomanía, la corruptela de Santos más grande en Córdoba.
Ahora Jorge Celedón, el cantante vallenato menos vallenato de todos, se paró a recibir una serenata de Iván Duque (cómo podrá jactarse si llega a quedar presidente) mientras le regalaban una torta con una de esas bengalas pequeñas. Él en agradecimiento se desgarró la voz cantando una cuña uribista.
Así son, hermano.
