Lo combativo de los pueblos es su única esperanza

Milenios de lucha desmedida han acaecido en las sociedades; la lucha de clase es de ricos contra pobres, dos vértices: la de los poderosos ricos, hala para la miseria del pobre, la del pobre que soporta con temple de acero y dignidad, pero con rezar no basta, es ilusión que jamás salva vidas.

Es necesario hacerse del poder para ir bien corrigiendo los entuertos sociales, y ahí está el dilema; porque es la fuerza de la idea contra la fuerza brutal y bélica que aplasta y arrasa pueblos enteros, que asesina sin el menor gesto de piedad, que solo deja desolación y miseria.

Veamos entonces; es que al mismo pueblo se le entrena para que asesine a su prójimo, a su hermano en igual condición opresora, (pobre), a gente buena de su mismo barrio.

La figura del soldado está preconcebida a la subordinación irracionalizada y de ferocidad animal, se les adecua psicológicamente para que adopte un estado psicópata, se les alimenta la débil manipulable consciencia/inconsciencia con agudos alucinógenos modificados en laboratorios; porque sólo así se podría entender la masacre de hermano contra hermano de lucha y de clase, porque dado de baja el soldado va a parar a la fila de la miseria, nunca deja de ser pobre, por el contrario, regresa con el remordimiento bien a cuesta y una indefinida pobreza, no fue ascendido en lo marcial, ahora es un descendido civil, su futuro más inmediato es el del mundo criminal civil para el cual fue entrenado, pasa a conformar parte del desecho humano de la maquinaria armamentista en la cual su “ciencia” hace grandes inversiones para lograr los más altos niveles; armas que destruyan con la menos posibilidad operacional del hombre, es su plusvalía guerrerista, ganar siempre inconmensurables volúmenes de dinero al menor costo monetario, capital-inhumano-asocial, sin importar los costos humano-ecológicos.

Los pueblos combativos son la gran piedra de tranca de imperios; porque la esclavitud es su materia prima para elaborar la mercancía humana que se mercadea, que fluctúa a baja en la bolsa de “valores” y a alta de la miseria.-




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Omar Ignacio Pinto


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