El negocio redondo del miedo

s mucho desear querer vivir en un país de paz, justicia y seguridad donde no existan rejas, guardias, cámaras, cercas eléctricas ni alarmas, sino sólo un hermoso jardín frontal como esos que vemos en Europa?

Hace poco estuve en un pueblito llamado Villa de Cura, conocido por su vida campestre y sus talabarterías, y me sorprendió ver que se había transformado en una gigantesca cárcel al aire libre, porque cada casa, cada negocio, cada terreno estaba doblemente enrejado…

Esta situación dantesca me hizo reflexionar en qué mundo estamos viviendo, donde nos tememos y desconfiamos los unos de los otros y la única solución que encontramos es encerrarnos a nosotros mismos o en su defecto, a los delincuentes, situación que evidentemente no es tan fácil dada nuestras "leyes" que son más papistas que el Papa en cuestión de derechos humanos -muy mal entendidos según mi opinión-, ya que hay que encontrar al malhechor "in fraganti" (o como se dice popularmente, "con las manos en la masa") y que "alguien" asuma el riesgo de una acusación personal del indiciado en cuestión para poder proceder y aún así no es garantía, porque se "presume su inocencia hasta que no se demuestre lo contrario", lo cual significa un "largo y tortuoso camino" de leguleyismos, o lo que es lo mismo, un largo y monetario camino de "cuánto hay pa’eso".

Esto nos lleva a un caos total que por tecnicismos estúpidos, se suelta cada día a un infractor y esto implica un mensaje claro de impunidad, lo que motiva a muchos a repetir o incursionar en el delito. Ya sabemos lo cierto de esta frase: "sin justicia no hay paz" y lamentablemente, la obviamos aunque sepamos que no todos tienen buenos sentimientos, ya sea porque nacieron con algún trastorno o la vida le marcó otro rumbo, que decidieron escoger por ser aparentemente más fácil. No podemos asumir de manera sine qua non de que una persona por ser pobre se es bueno y tenemos que exculparlo (de cualquier mala acción que se cometa) y que solo se es víctima de las razones causas sociales que le rodean. Pienso que cada quien escoge su destino, y de hecho, he visto muchos casos de personas que a pesar de vivir en pobreza extrema, hacinados, y sin la figura del padre -que es una situación muy común en nuestra sociedad- salen adelante, por su empeño propio de superación. Con esto no rechazo las facilidades que se les pueda otorgar para adquirir una vivienda digna, una canaimita, un artefacto de linea blanca, lo que sí rechazo es REGALAR, y dejar por desidia o falta de control (en realidad por simple corrupción), que se suspenda sin motivo el pago de la deuda contraída y no pase nada…

El venezolano debe aprender a asumir sus responsabilidades y entender que hay que trabajar para obtener lo que se quiere, y esto es la clave. "No hay que regalarle el pez ni la caña sino enseñarle a pescar" ya es la única manera que el individuo por más humilde que sea, no se sienta mendigo ni inútil y que no espere que sea el papá Estado en que le de todo, sin el más mínimo esfuerzo de su parte. En teoría se cree que esto necesariamente conlleva a un agradecimiento implícito, pero en muchas ocasiones sucede el efecto contrario. Cuando alguien se siente en minusvalía, termina con un reconcomio interior hacia el dador, que de cierta forma, le está mostrando que no es capaz de valerse por sí mismo y que un ente superior y ajeno a él, es el que posee el dinero y el poder de resolver...Por eso el Estado debería ser más cauteloso al pretender arropar todos los vacíos que dejan los demás porque cada quien debe asumir sus responsabilidades. Tal es el caso, de querer tomar para sí la obligación de ocuparse de las mujeres que siguen pariendo frecuentemente, la gran mayoría de las veces, de diversos hombres que luego desaparecen. Termina entonces el Estado asumiendo la carga de esos padres irresponsables, que a pesar de saber que no están en condiciones económicas para enfrentar una boca más, siguen trayendo descendientes para que otro se los mantenga deslindándose de cualquier compromiso… y desafortunadamente, comienzan los males traducidos en hijos sin educación, amor ni moral que terminan como hampones en las calles. Esto nos indica que el asunto va más allá de una ayuda por lo general populista, y nos lleva hacia la EDUCACiÓN. Es allí donde hay que enfilar todos los recursos para concientizar a la población.

Mientras tanto, los beneficiarios del MIEDO no pierden tiempo y se han aprovechado de todo esto. Vivimos en bonitas urbanizaciones rodeados de trancas tanto físicas como mentales, donde se prefiere la seguridad a la justicia, convirtiendo un problema social como lo es la delincuencia, exclusivamente en policial.

Nos hemos transformado en una sociedad patética, deshumanizada, mecánica, banal, donde como dijo el Maestro Galeano, "cada vez que un delincuente cae acribillado, la sociedad siente alivio ante la enfermedad que la acosa" . Esto viene aderezado con el racismo

en donde muchos ciudadanos que practican cualquier religión y tienen un nivel de estudios acordes a su "nivel" son capaces de alegrarse y aplaudir ante un linchamiento público, o como en el caso de Colombia, donde sus cuerpos de "seguridad" o dicho en criollo, sus escuadrones de la muerte, aplican la pena capital a mendigos, niños y adolescentes realengos, homosexuales, drogadictos y a cualquiera que huela a pobre o a negro, "llegando incluso a venderlos a estudiantes de medicina, para que aprendan anatomía en la Universidad de Barranquilla"

Lamentablemente Venezuela no se salva de esto y la oposición extrema y recalcitrante se ha tomado la libertad de comprar con dólares a asesinos entrenados los llamados cuerpos armados paramilitares, producto de exportación de la "hermana Colombia" donde siempre se les han considerado artículos de primera necesidad, para que asesinen, roben, aterroricen y asalten a quien consideren sea su objetivo: líder, dirigente comunal o simple ciudadano, que parezca o piensa diferente, llegando al extremo de copiar sus prácticas -que nos habían sido ajenas hasta ahora- con el fin de adiestrar ex profeso, a jóvenes y niños humildes, para destruir su inocencia a base de realazos, valiéndose rastreramente de la necesidad ajena que ellos mismos generaron, con esta terrible guerra económica y moral, para convertirlos en simples mercenarios de "limpieza social" a su servicio, ilusionándolos con su falso reconocimiento de héroes, afecto fingido por parte de quienes jamás podrán darlo y dinero sucio, exponiéndolos como carne de cañón en primera línea de confrontaciones violentas.

El problema es que al estar sin guarimbas, no pueden controlar a los monstruos que crearon y éstos terminan sometiendo a sus mismos amos, así como al resto de la población, porque ya se han cebado con su mal habido "dinero fácil". Pululan como enjambres agresivos en las calles de urbanizaciones de clase media, donde aún se pueden ver pidiendo el dinero que ya no perciben al ser usados y desechados, o sentados frente a panaderías como en Colinas de Bello Monte, acosando a los transeúntes sin que nadie se atreva a decirles nada…

El miedo ha ganado mucho terreno en nuestras vidas. Es un negocio redondo para las compañías de seguridad privadas. Nos acosan con noticias y fotos amarillistas de periódicos y de canales comerciales, que no informan sino deforman la verdad; con la negatividad de los comentarios pesimistas de las personas quejicas que nos topamos a diario; con los chats de los mismos vecinos donde se alarman hasta por una simple camisa roja de un motorizado y viven mandando a cada rato mensajes de delitos acaecidos en la zona o en otras aledañas -la mayoría sin comprobar o inventadas- para que surtan el efecto deseado del terror y crear la necesidad imperiosa e inmediata de "protegernos" tomando medidas tan locas como el de pegarle un candado con cadena a las puertas de acceso de su mismo edificio para que nadie entre, sin concientizar que tampoco nadie podrá salir en el momento de una emergencia o cuando quiera ejercer su derecho simple de la libre circulación. Se alquilan o se compran cámaras muy costosas, que al fin y al cabo, su radio de visión no les da para mucho y quedan su mayor proporción, ubicadas en los llamados puntos muertos; se contratan guardias para las 24 hrs del día pagándoles míseros sueldos para que expongan su vida- aunque es más común que ignoren una situación de peligro ya que carecen de armas o porque muchos se prestan como cómplices potenciales que facilitan con información los robos de otros- . Se les consideran infalibles como personas, y no se acepta que se cansen o se queden dormidos a altas horas de la noche porque son "empleados que debe cumplir" pero que no se supervisan. Es algo así como una figura decorativa, que "impone cierto grado de respeto y más que eso, de estatus", por lo que a pesar de no resolver el problema, se siguen considerando indispensables, así como los otros mecanismos descabellados de defensa aunque con ello se nos vaya la vida pagando cifras exorbitantes de condominio y en donde no hay razonamiento posible. Indefensión por parte del Estado que no cumple la aplicación de justicia -y si lo hace, es sólo para los limpios pendejos -ya que los ricos se escapan en yate o avión, sin pasaporte, pero con valijas repletas de dinero y burlando todas las alcabalas- , e indefensión ante la dictadura propia de las Juntas de Condominio, que hacen su agosto con los incautos propietarios sometidos al terror diario quienes se someten gustosos al sacrificio monetario, en aras de la "seguridad".

Y esta prisión citadina no es exclusiva de urbanizaciones o localidades de sectores de la clase media-alta sino que se extiende a las zonas y los barrios populares, cuyas casas también están enrejadas o alambradas por el miedo.

"Se venden armas, alarmas para casas y carros, paralizadores eléctricos o aerosoles, chalecos antibalas - circuitos cerrados donde en teoría todos somos vigilados y en donde "los cautivos del miedo no saben que están presos".

Hemos perdido la sensibilidad en un planeta donde las cosas materiales son más importantes que el ser humano y las demás especies, hemos creado barreras basadas en el color de piel, nivel social, ideología y género. Tenemos amigos virtuales por cientos en diversas partes del mundo, hablamos y confiamos más en esos seres que ni siquiera hemos visto que en nuestros vecinos. El miedo genera violencia y aislamiento y cada día será mayor si no tomamos conciencia de esto y le ponemos fin. Hemos creído que la fuerza puede más que el amor y la razón, y eso crea una competencia desleal por tener la delantera, no importa a cuántos nos llevemos por el medio y qué precio tengamos que pagar.

Se entiende que una vida así se puede llamar realmente VIDA? Dónde está la calidad, la sensibilidad y el respeto hacia los demás? Todo se traduce en EDUCACIÓN Y JUSTICIA!

El verdadero camino, aunque sea el más largo, trabajoso, menos espectacular y efectista, es el de la EDUCACIÓN actualizada a nuestros tiempos, democrática y de auténtica calidad y de CIUDADANÍA para toda nuestra población, aunado al ejercicio implacable de la JUSTICIA. Solo así nos enrumbaremos a vencer el miedo y volveremos a confiar porque habrá un Estado que nos responda sin prejuicios y aplique la ley con imparcialidad para TODOS.

 

dunyadahab@gmail.com



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