Los Maras que la oposición venezolana ha creado

Venezuela atraviesa por momentos de definición política, se dice que estamos en una severa crisis institucional, la cual, si no fuera por las apetencias de la oposición venezolana en querer ser gobierno, o como diría un amigo personal, “la oposición no aguanta más tener que esperar un año para las elecciones”, la situación estuviera de común trajinar.

Resulta contraproducente la estructura de la corriente opositora desde el año 1998 hasta nuestros días, nada les resulta atractivo del lado chavista, se oponen a todo, nada reconocen, tratan de invisibilizar los logros alcanzados, no les gusta participar en ningún programa social, tanto en Gobernaciones como en alcaldías, es realmente un caso digno de estudio para las escuelas de sociología de las universidades del mundo. Toda sociedad política tiene diferencias, sin embargo, en Venezuela esa diferencia se marca por desconocer al otro. El finado Presidente Chávez fue la mandarria que rompió el bi-partidismo en nuestro país, él representó un antes y un después de la clase política enquistada en el poder. Tanto social como económico, la oposición, o más bien, sus líderes, no entendieron la importancia que ese líder representaba para toda la comunidad nacional, es decir, el tren llegó, lo vieron partir y, no supieron que hacer con el boleto que se habían ganado.

Esa misma dirigencia opositora, no termina por entender que la patria no es el Este de Caracas, sigue su misma conducta irracional e intransigente con el resto del país.

Hugo Chávez, guste o no en la oposición, fue el eslabón más importante desde el punto de vista político que sucedió en los finales del Siglo 20 y comienzo del Siglo 21; su figura era un Diamante en bruto, capaz de movilizar lo que quisiera, se convirtió de manera exponencial en una figura de talla internacional, su sola presencia en cualquier escenario mundial alborotaba todo lo que socialmente pudiera ser útil para nuestra nación. Algunos países como: EEUU y sus aliados en el mundo, sobre todo en nuestra región, se dieron a la tarea de compararlo con Fidel Castro y su Revolución Cubana. Esa campaña de descrédito allanó el camino para que los dirigentes opositores en Venezuela inmediatamente se sumaran a esa corriente y, empezaron a hacer paralelismo entre Castro y Chávez, dando pie a una feroz cruzada contra los dos líderes, que originó todo el ambiente que hoy nos ocupa.

Si la oposición venezolana se hubiera puesto al nivel de Hugo Chávez en relación a la trascendencia geo-política que ese liderazgo alcanzó, manteniendo su estructura opositora sin perder la racionalidad y, logrando cohesión por los grandes retos de la sociedad moderna venezolana, la realidad fuera muy distinta, no tuviéramos el grado de agresividad criminal que ostenta el común denominador de los opositores al gobierno chavista. Cada espacio ganado por la Revolución en pro de los más necesitados, no fue suficiente para los señores que dirigen a la oposición, es allí donde se demuestra la estirpe clasista de partidos como: Primero Justicia y Voluntad Popular, quienes gozan de tener gobernaciones y alcaldías, pero, no disfrutan de las políticas sociales impulsadas por el Estado.

Esa particular conducta política es producto de las grandes presiones y financiamiento internacional que poseen esos grupos de la derecha nacional, siempre usando el argumento del comunismo, del Castro Comunismo, y cualquier otro que nutra el sentimiento de las clases medias, pendientes de no perder sus privilegios, por cierto, perdidos por ellos mismos, basta con recordar el tema de los raspa cupos, la fuga de capitales, la puesta en práctica del Dólar Today, la famosa Estafa inmobiliaria, el negocio de las agencias de automóviles con la odiosa y perversa cultura de los accesorios por sumas millonarias, todo para evadir el rigor de los márgenes de ganancias, que para ellos, no eran suficientes. Además, el acaparamiento de los alimentos, y sus consecuencias. Eran momentos que se debieron establecer nexos entre la sociedad nacional y las políticas del Estado, no salir corriendo a oponer resistencia ante los cambios, que por cierto, eran materia obligada antes de llegar Chávez al poder. Eran momentos muy relevantes para el ciudadano a pie, que bueno hubiera sido si esas gobernaciones y alcaldías lograban la coexistencia con el Estado Central, tuviéramos un país en calma, con niveles de desarrollo humano, economía próspera, calidad de vida, y sobre todo, paz infinita, sin necesidad de quemar o matar a alguien por pensar diferente.

Resulta que ahora, el pensar distinto, es motivo para no soportarte, para no emplearte, para no negociar nada contigo, es decir, el fascismo puro de una casta socio política que quiere llegar al gobierno a como dé lugar, y qué hacemos con el resto de la población, aplicamos el método de Adolfo Hitler, le ponemos una cruz amarilla en el pecho a los chavistas y los llevamos a Centro de Concentración, o los exterminamos con gases venenosos. La oposición necesita aprender como revertir esa situación extremadamente grave para nuestro país, es necesario adoptar medidas de carácter coercitivo que establezca sanciones judiciales puntuales y, allanar el camino para lograr las bases de una sociedad alejada de ese tipo de políticas erradicadas en el mundo. Es importante para el gobierno seguir impulsando sus logros sociales, demostrar que las cosas pueden mejorar, apartando de sus filas a esos dirigentes corruptos que tanto daño hacen. Buscar puentes que coincidan es la tarea actual, porque de lo contrario los programas gubernamentales se quedarán para el olvido.

Estamos en un callejón con posibilidades de salida. Por un lado, el gobierno tratando de desarrollar su política de inclusión social a través de las Misiones y Grandes Misiones. Que digan lo que digan, han dignificado a muchos venezolanos, sobre todo a todos aquellos compatriotas de la tercera edad que han visto reivindicarse sus eternas aspiraciones de pensiones acordes a la vida actual, sin embargo, muchos opositores no reconocen esas bondades del sistema de gobierno chavista.

Del otro lado, nos encontramos con una dirigencia opositora que no encuentra perfil lógico para hacer política y, sigue cometiendo los mismos errores en desconocer al adversario como fuerza de magnitud importante dentro del espectro nacional. Esa oposición ha adoptado un mecanismo de lucha que se parece mucho al estilo de los países de Centroamérica, quienes han desarrollado grupos paramilitares y delincuenciales como son las llamadas “Maras”.

Esos grupos están diseminados por toda la región, desde El Salvador hasta Honduras, con menor presencia en Costa Rica y Panamá. A eso debemos sumarle el fenómeno de México, quien conjuga, narcotráfico y maras. Para quienes no conocen el fenómeno de los “Maras”, debo decirles que son organizaciones de una estructura lineal, que viven de la extorsión, el sicariato, el robo, los asesinatos selectivos y masivos, el tráfico de drogas y de armas. Esa estructura criminal nace a raíz de las luchas y guerras civiles en Centroamérica que fueron producto de las políticas de abandono hacia los más humildes, y quienes sintieron el acoso perverso de los estados rendidos a los pies del Imperio Gringo, es decir, la rebeldía de esos ciudadanos los llevó a caer en las manos de la delincuencia organizada que abarca a personas de todas las edades y géneros. Se estima que una sola Mara (Barrio 18) tiene más de 120.000 miembros activos, eso sin contar los miles que se encuentra purgando condenas en los penales de: El Salvador, Honduras y Guatemala.
La otra Mara (Mara Salvatrucha), es el rival directo de Barrio 18, esa Mara tiene alrededor de 100.000 miembros, incluso se conoce que tienen ramificaciones en Perú, EEUU y España. Esas organizaciones criminales son el dolor de cabeza de todos los gobiernos donde se han instalado, incluso, es tal el arraigo de la conducta complaciente de los gobiernos con estos grupos que, actúan ante la mirada cómplice de las autoridades policiales.

En países como Guatemala, El Salvador y Honduras, esas bandas tienen ramificaciones de extorsión tan fuertes, que cada día mueren cientos de personas que se niegan a pagar las vacunas, comerciantes que prefieren pagar para obtener protección ante la desidia del Estado en protegerlos de manera adecuada.

La oposición venezolana viene utilizando a jóvenes delincuentes de los barrios como punta de lanza para generar violencia contra el Estado, esa actitud tarde o temprano se les revertirá en su contra debido a una sencilla razón, que sin ser un gran analista, se puede evidenciar rápidamente. Una vez culmine el proceso de agitación política, y que las instituciones logren apaciguar por la vía legal ese frente de conspiración, esos grupos quedarán marcados por una conducta irracional y hostil que los han convertido en seres capaces de matar por unos bolívares, o quemar a personas que piensen distinto a ellos, además, les han suministrado un detonante para cualquier ser humano, la droga. Ese elemento, tan combatido, tan criticado por la oposición, incluso, llaman al gobierno “Estado forajido o Narco Estado”, pero, lo que critican, es lo que usan para alimentar o crear monstruos que a la vuelta de la esquina serán los Maras Venezolanos.

Cuando la dirigencia opositora en su afán por llegar al poder no encuentre útil la presencia de esos jóvenes, le darán una patada por el trasero, o seguirán el mismo guión usado en Plaza Altamira con los militares golpistas, Hoy nadie se acuerda de ellos, perdieron sus carreras por creer en falsos dirigentes, o pensando que con la oposición serían más poderosos económicamente, nada de eso ocurrió, por el contrario, muchos de esos profesionales sufren los sinsabores de vivir como inmigrantes o perseguidos por la justicia, sin que ninguno de ellos (los dirigentes) sientan sus padecimientos. Esa conducta que se generó en esa sociedad es la misma que se producirá con esa mal llamada “Resistencia”, la diferencia es que los anteriores, eran militares y personal de PDVSA con estudios y socialmente estables, los de hoy en día (los jóvenes delincuentes) son sacados de entornos difíciles, con grandes carencias, con problemas de conducta, con prontuarios policiales por consumo de drogas, por atracos, robos y lesiones personales, eso sin contar el sicariato y los consabidos secuestros.

Teniendo en cuenta el balance de lo visto hasta ahora, esos venezolanos quedarán a la buena de Dios, con un repertorio de consumo de drogas, con el aprendizaje de lograr cosas por medio de la violencia, con la potencialidad de sentirse fuertes por su lucha contra las autoridades por un supuesto ideal político, el cual sabemos no tienen, ni tendrán, a menos que le vuelvan a pagar sus servicios. Allí comenzará el verdadero problema para la sociedad venezolana, por cierto, no acostumbrada a ver ese tipo de delincuentes. En nuestro país se vino vendiendo la idea de que los niveles de delincuencia eran los más altos del mundo, incluso, se nos dijo que éramos el país más violento del mundo, teoría que tenía un propósito muy claro, era crear el escenario perfecto para generar una ruptura institucional.

Ahora bien, reunamos los elementos que me llevan a escribir estas líneas y, poner el título como “Los Maras que la oposición venezolana ha creado”. En primer lugar, el elemento que resulta interesante de analizar es el que se refiere al entrenamiento de estos jóvenes; quién o quienes aportaron conocimientos de este tipo de lucha callejera, como lograron penetrar los barrios sin que nadie se diera cuenta, donde o como ingresaron a nuestro país los elementos o provisiones que sirven de pertrechos. Así mismo, que sitios escogieron para reunirse y formar las células de choque. Ese detalle llama mucho la atención, sobre todo alertar a las autoridades para que aumenten los niveles de inteligencia y puedan contrarrestar a ese tipo de gente.

Otro elemento digno de estudio, es el referido a la proliferación de drogas de todo tipo en el seno de esa dirigencia, es decir, las autoridades venezolanas se muestran muy débiles ante el abominable tráfico de drogas para fines políticos por parte de un grupo de señores que se dicen luchadores por la libertad y la democracia, sin embargo, se han dado a la tarea de proporcionarles sustancias que son propias de organizaciones criminales del Oriente Medio.

Siempre lo sostuve, el incluir a Álvaro Uribe Vélez en la política venezolana significaba que nuestra sociedad iba a sufrir los embates de un paramilitarismo desmedido y sin control, no estamos preparados para afrontar semejante agresión, sin contar el riesgo que representan las bases militares de Estados Unidos en Colombia.

juliogonzalezseguros@gmail.com


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