Se sabe quiénes son los que ponen los muertos pero no se sabe quiénes los pagan. Hasta la fecha, desde aquel 11 de abril, lo que hay es un desfile de familias rumbo al cementerio a poner flores como resultado de una orden que fue acatada al pie de la letra, pero nadie va las cárceles a visitar a los culpables a excepción de uno que se salvó de vainita porque andaba con el descuartizador al lado, pero tiene la etiqueta de "preso político".
Los responsables de las muertes son los mismos que actuaron el 11 de abril. Unos agregados que a raíz de los resultados de las elecciones parlamentarias les salió cañones y cogieron vuelo. Alguien tiene que pagar esa catajarra de muertos y los que están preparando para "poder hacer algo", porque sin muertos "no se puede hacer un carajo".
Tontos que se espaletan tirando piedras con el rostro cubierto al estilo alcalde Ceballos. Otros que atienden el llamado de quienes, cuando ven la vaina media fea, agarran vuelo y dejan el pelero. Los pendejos que sigan siendo pendejos. Los que hacen el llamado agarran su familia, la meten en avión y la sacan del país por seguridad. Mentira! Eso está planeado así. Se van y vuelven con una sonrisa de oreja a oreja.
Si de culpables se trata, entonces señalemos a Julio Borges, Henrique Capriles, Lilian Tintori, María Corina Machado, y como eran pocos parió la abuela, Henry Ramos Allup, haciendo gala de su adequismo romulero, es uno de los protagonistas principales de los llamados a la desestabilización con resultados de muertos y heridos que nadie paga.
Y los borregos ahí como conejillos, como carnada, no conformes con los llamados a poner los muertos, sino que, ahora esperan órdenes de extranjeros. Tienen el caso de Oscar Areas, ex presidente de Costa Rica, el mismo que mandó a buscar a Manuel Zelaya a Honduras y lo recibió en pijamas con ametralladoras en las costillas.
Este esqueleto se dio el lujo de decirle a los opositores, y a lo mejor muchos le hacen caso, que en 24, 36 ó 48 horas, toda Caracas y las grandes ciudades de Venezuela deben de estar llenas de estudiantes. Una vergüenza para cualquier venezolano que haya nacido en este país. Qué les interesa a países injerencistas si en Venezuela hay muertos o no. Si no tienen dolientes aquí muchos menos tendrán dolientes en países extranjeros.
Ahí tienen a Julio Borges ya cogió vuelo a Washinton; bolsa el que crea que viene antes de Semana Santa a estar al frente de la desestabilización. Lilian Tintori, segurito arranca si es que no ha arrancado y deja al marido en Ramo Verde demostrándole ese amor y apego que le tiene. Ya Ramos Allup mandó a sus hijos con una justificación inventada, resulta que, según se ha leído, están metidos hasta el ano en negocios fraudulentos. Claro, hijo de gato y gata caza ratón.
Borges le dio la mano a su amo Almagro y seguro le dijo, "mi pana, aquí estoy, lejos del peligro, no soy tan pendejo como creen, que los maten a ellos, volveré a recoger los cadáveres". ¿Creen que no es capaz? Eso y mucho más. Y el bolsa aquel, creyendo todo lo que le dicen. Será que no ve, no lee, o no le dicen la verdad? Que venga y vea con sus propios ojos las protestas "pacíficas" de un puñado de gente que se dejan manipular con algunos cadáveres de la política.
Culpables sí hay, pero los violentos no saben lo que significa C4. Tienen nada más que 32 kilos y no es suficiente. Con eso se acaba media ciudad. Esos explosivos no saben quién es chavista y quién no. Caerá todo el que esté por ahí cerca. Ah, pero nada les importa los muertos. Ellos mismos lo han dicho y muchos los hemos oído.
Tienen armas, explosivos, lanza misiles, fusiles, pistolas, municiones. Tienen policías, policías nacionales, guardias nacionales, generales. Tienen colectivos infiltrados; tienen millones y millones. La otra conversa dice que "sin muertos no se puede hacer un carajo". La otra dice que Julio Borges es un cagón porque llama a la gente a la calle y va p’al carajo.
Y todo eso en un ambiente "pacífico y de fiesta". Lo peor del caso es que el 90% de los violentos no saben lo que piensan los políticos opositores adentro. Lamentablemente estamos al frente de un gentío demasiado fácil de engañar y manipular. Y lo peor, los muertos, que en su mayoría lo ponen ellos mismos, nadie los paga.
