Uno no se explica cómo a estas horas de la alta tecnología en el mundo, suceden cosas que más bien parecen estúpidas. Resulta que Cucho Malapaga es un sujeto que trabaja en un ente del estado. A Cucho le pagan por nómina en ese ministerio. Cucho es padre de tres niños. Además de su esposa. Cucho estuvo durante los primeros quince días de julio trabajando con la misma alegría de siempre. El día catorce, todo alegría por que iba a buscar su quincena, metió o introdujo, para que no suene tan porno, la tarjeta que le dio el banco Provincial para utilizar los cajeros. Ok. Marcó su clave e igualmente cumplió con los otros requisitos. Con los ojos más pelados que los aborígenes cuando vieron la caballería de los invasores españoles que penetraban en sus tierras, Cucho leyó: "Usted sacó todo el dinero disponible", o algo así. Cucho pensó que tal vez era que se había equivocado, pero cuando volvió a introducir la tarjeta, obtuvo la misma respuesta. ¿Cómo era posible si la tarjeta estuvo con él todo el tiempo? Cucho se quedó pelando. ¿Qué iba a llevar a su casa para su familia? Indagó con sus amigos y todos les decían..."Eso fue que te la clonaron chamo". Pero, ¿cómo? ¿Quién sabía su clave y su número de cédula? El día 14 fue al banco. Allá le dijeron que debía llenar una planilla. Muy bien. Al rato le entregaron una copia, rompieron la tarjeta con una tijera y le dijeron: "Nosotros lo llamamos". Cuando Cucho observó la fecha, 7 de agosto de 2006, de vaina no le dio un soponcio catalinero. Se devolvió y le preguntó a la dama que lo atendió que si esa fecha era la correcta. Ella dijo que sí, que ese día lo llamarían. ¿Coño, ¿ y qué llevo yo a la casa ahora?, dijo mientra soportaba el fuerte sol del 14 de julio de 2006 por una de esas avenidas desoladas de Caracas. Ahora yo me pregunto: ¿Ese banco no cuenta con tecnología de punta para evitar que a los pobres trabajadores cualquiera venga y le robe el dinero que se ganó honestamente durante 15 días? Cucho no entendía bien, pero sintió que una risa ESPAÑOLA se le explayó en la espalda. Le devolverá el banco su dinero? Otro amigo le "consoló": "¡Ay mi pana, eso es más difícil que hacer gárgara boca abajo"
