El allanamiento a Radio Rumbos el 27N: la hora cero del Puntofijismo

El 27 de noviembre de 1992, Caracas era sacudida por la segunda rebelión militar de los patriotas bolivarianos en menos de 10 meses: los ecos de la insurrección se escuchaban desde muy temprano en la madrugada y en la pantalla de Venezolana de Televisión podíamos ver videos del Comandante Chávez. Los rebeldes no reeditaron el yerro del 4F: el 27N se tomaban los medios de comunicación para articular con mayor efectividad la asonada castrense y no dejar cabos sueltos. La batalla aérea y terrestre era de dimensiones inéditas en “la sucursal del cielo”.


En Chacao, funcionarios de la DISIP (policía política de la Cuarta República) arribaban a la sede de Radio Rumbos con el fin de consumar uno de los atropellos más salvajes a la libertad de expresión, de los cuales se tenga memoria en este país. Durante la difícil jornada, Alexis Rosas y Teresa Maniglia, entre otros, habían estado informando de las incidencias del enfrentamiento entre “leales” y “rebeldes”, desde el estudio número uno de la legendaria estación. El esbirro Rafael Carreño, junto con otros secuaces de la DISIP, irrumpía en las instalaciones de Radio Rumbos y mientras la señal estaba al aire, éste destruía todo a su paso con el fin de silenciar a los periodistas que realizaban su trabajo. Los trastazos a las puertas del estudio uno se hacían cada vez más sonoros y las denuncias desgarradoras de un inminente allanamiento se deslizaban a través de las ondas hertzianas. Carreño y su combo golpeaban lo que se interpusiera en su camino, dañaban mesas, micrófonos, consolas y demás instrumentos del recinto radiofónico: según los represores de la DISIP, la orden del ministro de Relaciones Interiores, Luís Piñerúa Ordaz, era la de “destrozar los micrófonos de Radio Rumbos”.


Nadie se explicaba la razón del ensañamiento contra la estación de Chacao, ya que horas antes el mismo Piñerúa había leído un comunicado a través de Radio Rumbos. Igualmente, la OCI (Oficina Central de Información) había utilizado a la radiodifusora de marras como canal matriz para emitir una cadena nacional de Carlos Andrés Pérez. Lo cierto es que hasta el presidente –para la época- de Radio Rumbos, Andrés Serrano, había sido violentado por los “amistosos” agentes de la DISIP. Tal vez no exista antecedente en el orbe de una agresión policial hacia un medio radioeléctrico, que haya sido transmitida en vivo a millones de oyentes. Después del mediodía, a “la emisora de Venezuela” le cortaron las líneas telefónicas y luego de las dos de la tarde tuvo que suspender la cobertura de los sucesos del 27N.


El allanamiento a Radio Rumbos marcaba la fecha de caducidad del puntofijismo; delataba su putrefacción interna y su inexorable decadencia moral. Los que hablan de la falta de democracia en la actualidad, deberían recordar tan aciagos días. Los muy jóvenes, tendrían que irse a la hemeroteca y estudiar con sensatez nuestra historia reciente.



@rpkampuchea


P.D. Quienes deseen la grabación del infausto evento que tuvo lugar en Radio Rumbos, pueden escribirnos por Twitter.



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