Hay que reflexionar; porque puedes ser otra víctima de un atraco y no sabe la suerte que correrá

En cualquier escenario posible, cuando se le pregunta a alguien que conceptúe "La paz´ Se imaginan a un grupo de personas del entorno familiar y se incluye. Describe cualquier actividad que más le gusta, se sienta seguro y siente que no le va a pasar nada. Sin embargo, cuando se le pregunta como conceptúa "La violencia" Se imaginan a un grupo de personas, sin cultura, sin educación que viven en un caos y continuamente se la pasan peleando y atracando, corriendo el riesgo que le pase algo. No se incluye y ni incluye a ningún familiar. Como todos de una u otra forma, se encuentran relacionados. La ley de probabilidad, prevé la posibilidad de que alguien se involucre en un de violencia y cuando se encuentra con ella, a veces no se sabe cómo actuar. Generandose estados emocionales, que puede costar hasta la vida.

Por ejemplo, un día domingo, un familiar llama a alguien para compartir momentos agradables. Este. dispuesto a ir, va a un sitio específico de Maracaibo en un vehículo último modelo, de una de las empresas locales. Y de pronto, recibe una llamada para que le lleve un botellón de agua potable. Se dispone a comprarla, aproximadamente las 4 1/2 de la tarde. Y durante ese proceso, se da cuenta que el expendedor para darle lo que pidió, toma más tiempo de lo normal. Y cuanto va hacia el carro, que está prendido y en ella van familiares. De pronto, dos individuos uno de origen guajiro y otro con cara de yo no fui, con sendas pistolas amenazan con disparar, para que le entregue las llaves, insistiendo que no le mire la cara. En ese momento él hace la pregunta obvia : ¿Que pasa amigo? Y este le contesta: - Dame la llave, sino te reviento.

Una vez entregada la llave al goajiro, de inmediato entra en el carro. En ese momento el Atracado grita: -Chamo, no te lleves a mi vieja y mis hijos. Y este le contestó: - Ellos se van con nosotros. El atracador con la cara, que yo no fui, dijo: - Déjalo salir, que no vamos hacer nada con ellos. El goajiro, con una voz desesperado contestó: - Vamos bájense rápido. Minutos antes, una persona que iba a comprar en la fábrica de hielo, se dió cuenta que estaban atracando a alguien, siguió derecho y precisamente en esa misma cuadra estaba una patrulla y le notificó, que estaban asaltando a alguien. De inmediato el policía comenzó a radiar.

Un vez montado el atracador con cara, que yo no fuí, arrancaron picando caucho. En ese momento, pasaba un vehículo con un policía nacional, en un machito, sólo. Y con la patrulla, comenzó la persecución. El Atracado y la familia quedaron en shock. En ese momento se acercó alguien, que de pronto dijo: - Chamo, móntese. Y este le contestó: - Quien es Ud? Este le contestó: -Yo vi cuando lo atracaron. Quizás en un momento de tribulación, donde una ayuda es significante. El Atracado aceptó, montándose con la familia en el vehículo. Y dentro del carro, le dijo: -Toma mi teléfono y llama al 177, para que notifique el robo. Varias veces llamó y no fue posible comunicarse. Optó por ir al sitio donde lo esperaban, para buscar ayuda y dirigirse al Comando Policial más cercano.

Una vez en el Comando Policial, el Atracado fue narrando con lujo de detalle lo que aconteció. Cuando de pronto, una patrulla llegaba y preguntó: - Que pasó. El Atracado le contestó que lo habían atracado. De pronto le preguntó las características del carro. El Atracado le dio las características y el policía le dijo: -Montase que en tal parte, vi el carro estacionado. Sin duda alguna, era el carro. En vista que las llaves se la llevaron los atracadores, el Atracado llamó a un compañero de trabajo para que buscara la copia de la llave. No fue una, sino diez veces que lo llamó. Y éste al final contestó: - Porque no llama a tu hermano, para que busque las llaves. El Atracado insistió, porque él era el que le podía resolver el problema, porque el tenia facilidad de entrar a la empresa y sabia donde estaba la llave.

Para el Atracado, los minutos pasaba y la desesperación le embriagada. Cuando se pronto llegó el compañeros de trabajo, alterado y le gritó: -Toma, que por poco me estrello. El entregar y salir como alma que lleva el diablo, se perdió a lo largo de la calle. Mediante un arreglo, la policía entregó el carro y salió con la familia a la casa. No una, sino varias veces contaron lo que le sucedió. Contaron las diferentes alteraciones emocionales, entre lágrimas y narrativas altisonantes, haciendo referencia del atraco y el estado de indefensión que tiene el Zulia, pasaron parte de la noche.

Esta es una realidad que pasó y continuamente pasa en la ciudad más populosa de Venezuela, como lo es Maracaibo. Son numerosos los carros que se roban y el pueblo se encuentran indefenso, ya que en una acto como éste, puede cambiarle la vida a cualquier familia marabina. Donde cualquiera se puede preguntar, ¿Cómo es posible que todos los días más de treinta familia, de una u otra forma, se enfrenta a una situación como ésta?

Amigos, en esta situación no hubo heridos y se recuperó el carro. No se puede afirmar si no hubo daño. Porque una situación como ésta, deja secuela que merma ampliamente el estado sicológico de la persona. Es menester tener gobernantes, que tenga la capacidad para manejar y resolver los problemas que le aqueja a la ciudadanía. Son muchos los años, que el pueblo marabino sufre de esta calamidad. Es el momento en que cada ciudadano reflexione, porque mañana o pasado, Ud.; puede ser el próximo atracado y no sabe si correrá con la misma suerte.


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Basilio A. Lezama


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