¿Y dónde estudiaría el médico que operó a la estudiante muerta por mala praxis?

Luego de la feroz campaña y vilipendio que representantes de los gremios y las universidades tradicionales venezolanas emprendieron en contra de los médicos integrales comunitarios y la muerte de la estudiante de administración, Elizabeth Coromoto Veloz, tras una mala praxis durante una intervención estética de glúteos, senos y una liposucción en un centro asistencial de Maracaibo, estado Zulia, ahora deben preguntarse con respecto del galeno que llevó a cabo la fatal operación: ¿De dónde es? ¿En qué lugar se graduaría?

No callar, porque sólo se escuchó el lamento y el dolor de familiares y amigos de la muchacha en los diferentes medios de comunicación social reclamando justicia como es natural, cuando este es un caso para analizar con extrema rigurosidad tomando en cuenta que según las informaciones de prensa el médico Eleazar Gerardo Urdaneta Lima, de 38 años, quien intervino a la estudiante Veloz, había practicado otra operación a la abogada Ismelda Venegas López, que igualmente resultó muerta. Además hay más damas del municipio Cabimas en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, que aseguran ser víctima de este mismo doctor y de su anestesiólogo, Samuel Rodríguez.

En este sentido también urge preguntarse: ¿Cómo un médico y un anestesiólogo vinculados a decesos y malas praxis están laborando tranquilamente en una clínica? ¿Será que no tienen control? No entiendo. Leo y releo las notas de prensa al respecto y no logro entender.

De todos modos pienso que es allí donde tienen que estar atentos los voceros de esos gremios y no atacando a los médicos integrales en una forma tan desproporcionada; esa manera aberrante de agresión deberían utilizarla para combatir a los profesionales de la medicina que incurran en delitos y no en contra de los facultativos comunitarios, toda vez que con esos 8 mil 250 galenos que se graduaron en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), el Gobierno revolucionario sólo trata de seguir brindando salud a la población más necesitada, a esa que siempre estuvo excluida en la IV República.

Pero lo que menos les importa a los opositores en este país es la vida de la gente; en este caso el objetivo era acabar con los médicos integrales moralmente, desprestigiarlos, ponerlos por el piso, hacerlos ver como incapaces, profesionales de tercera, que no están preparados ni para colocar una curita; hubo doctores entrevistados que dijeron públicamente que aprobar la reforma de la Ley de Ejercicio de la Medicina en la Asamblea Nacional que finalmente incorporó a estos galenos al sistema público nacional de salud sería darles licencia para matar. ¡Válgame Dios!

Una cuestión espantosa, algo como para que los pacientes se colocaran una pistola en la sien antes que un facultativo integral comunitario osara ponerles la mano encima, pero como dijo en su oportunidad Felipe Guzmán, integrante del movimiento de galenos revolucionarios refiriéndose a esos detractores: “ya quisiera ver a cualquiera de esos académicos de la FMV escogiendo al azar a un médico recién graduado de las universidades tradicionales para que lo opere; estoy seguro que con ninguno se opera”.

Sabemos en consecuencia, que el conflicto para los adversarios en el fondo no son los médicos comunitarios; el personal docente que formó a estos galenos estuvo integrado por médicos venezolanos y cubanos con estudios de cuarto nivel y contó con el aval del Consejo Nacional de Universidades; el problema es el presidente Chávez y ese proceso revolucionario asfixiante que está empecinado en darle educación y salud a la población.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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