La muerte made in USA

Se cuentan por millones los estadounidenses que sentados delante de sus aparatos de TV ven pasar sus vidas frente a programas banales y sin contenido, atados a la visión que quiera darle la cadena televisiva del momento.

La manipulación mediática es implacable, no se permite pensar y mucho menos mostrar signos reflexivos frente a cualquier noticia que quiera venderse como “verdadera”

Todo sucede como un relámpago ante los ojos cansados e hipnotizados del espectador que no llega a atisbar por un momento qué sucede frente a su dañado cerebro, después de generaciones de aislamiento mediático y embustes televisivos acomodados al gusto del poder central, allá en Washington D.C

Todo está preparado cuidadosamente para que estos millones de seres humanos acepten cualquier cosa que suceda frente a sus ojos. Pueden ver cómo una torre de 417 metros, como cualquiera de las Torres Gemelas lo hicieron, sucumbe frente a sus ojos, y recordaran casi como por reflejo, las veces que lo han visto hacer en programas de demolición controlada de edificios, simplemente para divertir y asombrar al espectador.

Sin embargo no habrá en ellos ninguna duda de que aquellas Torres fueron destruidas bajo el poder satánico que representa el terrorismo de Al- Qaeda.

Nadie siquiera cuestionará el misterioso edificio cercano a las Torres, que cayó de idéntica forma y sin señales de impacto por aeronave alguna.

Todo ese aparataje mediático para convencer y adormecer a sus ciudadanos no hace más que poner al descubierto la acción del inmenso aparato de guerra estadounidense, pero tal cual como un mago nos asombra con su truco y nos hace creer que lo que vimos realmente se puede lograr, así frente al entorpecido público televisivo, sus acciones de guerra pasan por acciones de “paz y buena voluntad”

La maquinaria de guerra estadounidense no va a detenerse hasta que quienes la integran, que son sencillamente el pueblo, no se detenga a pensar ¿por qué peleo y que me han hecho para ir a sitios tan lejanos como Irak o Afganistán?

La década de 1960 fue sin duda la época de lo que se llamó la contracultura, fueron especialmente los jóvenes los que llegaron a rechazar los valores sociales y modos de vida establecidos por la sociedad consumista y guerrerista de su tiempo.

El famoso símbolo de la paz pasó a ser un emblema de esa generación que se negó a ir a morir en países como Vietnam, ya que muchos reflexionaron y se cuestionaron el motivo de esa absurda guerra. Sin embargo la respuesta del gobierno fue a través de la droga LSD, la cual alienó a muchos que quisieron denunciar los negocios de armas que había detrás de todo ese crimen de lesa humanidad.

Si alguien hiciera un conteo de la cifra de muertes ocasionadas por las intervenciones de EEUU en asuntos de otros países, digamos desde los años 1970 hasta ahora, sería algo aterrador. Sólo en este siglo XXI que apenas comienza, en Irak van más de un millón de muertos.

La persuasión dirigida por las cadenas televisivas no puede describir mejor el porqué del éxito que ha tenido la maquinaria de guerra estadounidense. Y cómo se trata de equilibrar una economía tambaleante a través del negocio de la guerra.

Sólo cuando los Marines regresan a casa con traumas de guerra y relatando sus historias de masacres cometidas por su propio ejército, es cuando algunos comienzan a resentirse y las frías cifras estadísticas empiezan a dar al traste la famosa popularidad de su Presidente.

Tal vez la respuesta esté en los versos de Bob Dylan “¿cuántas muertes tendrán que haber, hasta que nos demos cuenta, que mucha gente ha muerto?

Mientras tanto seguiremos “viendo la lluvia caer en un día soleado”, referencia hecha por el grupo de los años 1970, Creedance Clearwater Revival, a las bombas que caían en Vietnam desde los bombarderos B-57 estadounidenses,

luisortega69@hotmail.com



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Luis Ortega


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