La muerte es el descanso de los malos y de los buenos

Han transcurrido diez años del siglo XXI y mucha gente sigue comportándose como Adán cuando andaba chino en pelotas por El Paraíso y Eva ni pendiente. Es la historia estatizada. Pero no el tiempo. La gente sigue creyendo en pajaritas menstruando y venadito que vuela con Santa Olaus. Todavía sigue el Papa diciendo que “estoy con los pobres del mundo”, pero con la riqueza del Vaticano la hambruna desaparecería de África y de otros países católicos.

Se producen computadoras que hablan, robots que trabajan, misiles nucleares que matan a miles de kilómetros, viajes a la luna y a Marte y a miércoles y a jueves. Mujeres con bustos de silicona, glúteos artificiales, hombres machotes con penes instalados para “darle nota la hembra” calvos acomplejados con pelucas de colores, terceros sexos y pare usted de contar. Existen ciudades de cemento, de neón, de carajitas con la cinturita pagozá y espectáculos donde se ve lo “último de la palabra”, o sea, culo de todos los colores para satisfacción de esos pobres hombres enfermos y acomplejado que hay por ahí haciendo el ridículo bailando reguetón y hip hop A los inmigrantes que llegan a Estados Unidos les colocan chips en la piel para detectarlos cuando suene una bomba cerca del Pentágono o un gato se tire un pedo en Wall Street. ¡Tremenda creatividad la del ser humano! En Francia el gobierno le quitó el velo a las musulmanas en un espectacular abuso contra la fe de cada quien

Pero, ¿por qué siempre los peros? ¿Por qué seguimos haciendo el ridículo cuando se muere alguien que fue aporte de nosotros, obviando que ese muerto “llegó a la paz del señor”? Quién llora por los soldados irakíes, por los soldados de USA, por los soldados afganos? ¿Quién llora por los niños perseguidos por los buitres en cada camino del hambre y la desolación? ¡Basta! La muerte es el epílogo que nos espera a todos y ya!

En este instante los hijos que CAP tuvo con su prima Blanca andan en una disputa con los hijos que CAP tuvo con Cecilia. Los hijos de Cecilia, aquella que vivía por el Marqués rodeada de Digepoles mientras Blanca habitaba por Prados del Este pensativa y evocadora, esperando que CAP la llamara cada vez que venía un rey, un príncipe, un embajador, o un Presidente para la foto en los periódicos “En la gráfica de Cucurucho vemos al Primer Mandatario con la Primera Dama en la recepción que, bla, bla, bla” Y Cecilia cagada de la risa en el Marqués.

Unos quieren que el cadáver sea traído para ser enterrado en Venezuela y los otros lo quieren ver en un cementerio gringo. My god! La muerte es la última página que se lee antes de la contraportada de cartón, es decir, la urna. Pero no se acepta que todos vamos a pelar un día y que la lloradera, la hipocresía, la burla, debe echarse a un lado. ¿Qué sentían esas familias de CAP cuando en LA PESTE los que no tenían más que hambre caían encerrados en bolsas? ¿Cuántos niños lloraron la muerte de Herodes y quien lo hizo por Judas? ¿Lloraban ellos ante su señor padre cuando centenares de adolescentes eran perseguidos por expresar sus ideas sociales y terminaban en las manos de Posada Carriles, “el mejor torturador que tuvo CAP?

A los torturadores no deben llorarlo los familiares, porque se supone que ellos causaron dolores en otras familias humildes. Todos desearían tener padres ejemplares, padres amigos de los pueblos, padres que salgan de los palacios para penetrar las catacumbas de la muerte en cerros y orillas de quebradas y no padres que están marcados con un asteriscos en las páginas de la historia como malos ejemplos POR ESO basta de llorar, basta de pelear por una anatomía que en vida fue protegida por enclenques y jala bolas, asesinos y vende patria. Da igual donde lo entierren, pero por favor, busquen en el pasado a ver si logran descubrir una inmensa aglomeración de madres y padres, abuelos y tíos, hermanos y demás, gimiendo, gritando, preguntando, por qué ese hombre se marchó dejándoles una alta cuota de dolor con el CARACAZO a centenares de venezolanos. Cada vez que el pueblo vea a HENRY RAMOS ALLUP, A LEDEZMA, A RAVELL, A MANUEL ROSALES, verá la figura de CAP aterrorizando pueblos, porque de ellos será la agonía. No lloremos a los muertos que no se lo merecen ni aun siendo familia…


aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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