Reminiscencias de la historia venezolana (IV)

La conquista europea en Venezuela fue realizada a sangre y fuego, la destrucción de los pueblos originario y sobre sus cenizas fundar otro pueblo con tradición española

"El Conquistador había llegado para someter, sustraer, transferir, como arrastrado acaso por pasión de fortuna perentoria"

Héctor Malabé Mata (Historiador venezolano)

No fue fácil la conquista en estas tierras feraces de hombres y mujeres indoblegables. Los conquistadores europeos tuvieron que realizarla a sangre y fuego, porque cuando los nativos aprendieron a conocer al invasor, su ligera presencia era motivo de enfrentamientos y rebeliones, porque el objetivo del invasor no era construir, sino arrancar a cualquier precio y manera, las riquezas de nuestro suelo, fundamentalmente el oro, la plata y las perlas; después también arrasaron con las maderas preciosas de nuestros bosques, provocando de desertificación de las fértiles tierras de los aborígenes. Su propósito era lucrarse, para lo cual utilizaba al nativo como animal de faena, sometiéndolo a la fuerza; lo cazaban con perros amaestrados, para reducirlo a la esclavitud; aplicaban métodos inhumanos, jamás vistos por nuestra vernácula estirpe, ni siquiera en los casos de comunidades originarias donde ya existía diferenciación de clases, ya que el conquistador,

No actuaba como fuerza productiva sino como agente de extracción. Había llegado para someter, sustraer, transferir, como arrastrado acaso por pasión de fortuna perentoria. Su aventura no fue industriosa, porque en él mismo, en evocación de su patria feudal juzgaba el trabajo como innoble… prefirió doblegar con dureza, esclavizar, traficar con esclavos, hacer de los esclavos mercancía principal de su lucro. (1) MALABÉ MATA, Héctor. Formación Histórica del Anti-desarrollo en Venezuela. Pág., 17)

La Conquista en Venezuela, al igual que el resto de América y el Caribe, fue realizada por seres desalmados e inmorales, sin principios, ni valores que los hicieran capaces de apreciar y respetar la vida humana, pues, ni siquiera sus propias vidas eran valoradas, carecían de personalidad humanística. Los jefes, sanguinarios de la conquista, vinieron acompañados de una tropa compuesta por un conjunto de mercenarios reclutados entre lo peor de la sociedad española, incluyendo prisioneros que purgaban en las prisiones penas por actos criminales, a los cuales se les cambió la cárcel por una libertad basada en riesgos descomunales, a los cuales tenían que enfrentarse en nuestro territorio, ante los obstáculos y peligros que presentaba la espesura de la selva y la reciedumbre del aborigen. Y al llegar a nuestro territorio, tan sólo perseguían enriquecerse para luego regresar libres y poderosos a su lugar de origen,

"El sentimentalismo no era trigo que se procesaba en los molinos de aquellos implacables grupos. Esta actitud indiferente ante los Derechos Humanos, surge como resultante de los sentimientos de la época personificados en hombres endurecidos formados en las carnicerías contra los Moros, tercios de Flandes y Granada, saqueadores de ciudades vencidas, estupradores, violadores de mujeres, capaces de beber sangre en el cráneo de las víctimas. Si esos hombres se conducían sádicamente en Europa, participando en los baños de sangre aplicados a las ciudades, lógicamente, transportados a otro ámbito, con mayor razón desarrollan igual conducta devastadora". Garmendia pág. 129.

El siguiente relato lo he tomado de un documento titulado: "Razones para no celebrar la fundación de ciudades coloniales en Venezuela". 01/08/20. Firmado por: Ángel Custodio Velásquez y 63 firmas en depósito, donde los autores se refieren a las patologías psicológicas de los hombres que vinieron a conquistar las naciones nativas, haciendo referencia sobre la opinión del escritor y psiquiatra, Francisco Herrera Luque, que nos ilustra sobre la terrible situación marcada por los conquistadores desde una visión maléfica de la sociedad europea, en cuanto a la calificación de nuestros pueblos y el mestizaje forzado lo cual trae la inoculación de enfermedades que se convierten en genéricamente en hereditarias que hasta hoy nos afectan, veamos:

"Entre las implicaciones nefastas de la invasión y colonización española desde finales del siglo XV, se menciona como herencia –por decir las menos- el cuadro de enfermedades psicóticas y neuróticas, fundamentadas en investigaciones científicas e históricas las cuales refieren que los hombres que acompañaron a Colón, muchos de ellos fueron sacados de Centros de presidios y manicomios, eran portadores de patologías psicopáticas que al invadir nuestro territorio, cometieron desmanes y asesinatos contra la población nativa ancestral; pero además, el cruce violento con nuestras mujeres, nos hizo herederos de muchas de esas patologías que trajeron de su continente".

(..) Las colonias las asumió Europa como territorios que servían además, como castigo. Muchos las veían como reservorio donde iba a parar todo lo impuro. Era tan así que los hijos de españoles que no tenían buen comportamiento, los padres los amenazaban con enviarlos a las colonias".

Así se inicia la Conquista en Venezuela. Así eran los hombres a los que los reyes católicos de España, confabulados con el apoyo incondicional del Vaticano, les entregaron el encargo de realizar la guerra contra los aborígenes, los auténticos dueños del territorio venezolano. Estos hombres, con sus armas, sus caballos de guerra, sus perros de presa y su desmesurada ambición, económica descargando su abuso del poder en contra del aborigen, pasaron por encima de la voluntad de los pueblos originarios, se adueñaron de sus tierras y demás riquezas y exterminaron a los seres humanos que en ellas habitaron desde épocas milenarias. Y los que no corrieron con la fatal suerte del exterminio, fueron esclavizados, unos, y otros tuvieron que huir a lugares remotos, lejos del alcance de aquellos seres, "cristianos", aún más temibles que las propias fieras de la indómita selva, donde les fue más satisfactorio convivir. Así, los que tuvieron la suerte de conservar la vida se vieron en la necesidad de enfrentar difíciles sacrificios, que marcaron su estirpe, que aún hoy sus descendientes, a lo largo y ancho de este continente siguen cargando esas serias penurias heredadas, como también hemos heredado la carga de la digna lucha por su auténtica emancipación como pueblos originarios.

Llega el terrorífico conquistador Ambrosio Alfinger a Gobernar la Provincia de Venezuela.

Transcurrían los primeros meses del año 1529, a escaso año y medio de la fundación de la Ciudad de Santa Ana de Coro, por Juan de Ampíes, con el beneplácito del Gran Cacique Manaure máximo Jefe del Pueblo Caquetío, cuando llega a la recién nombrada Provincia de Venezuela, el primer conquistador teutón, Ambrosio Alfinger, como Gobernador de la misma, nombrado por el Rey Carlos V. Alfinger era representante de la empresa alemana, conocida como la Casa Welser, empresa que comienza en este continente, a dar los primeros pasos hacia el avasallante sistema capitalista salvaje, hoy presente con dominio social y económico, en todo el mundo, aún en países con sistemas de gobierno de avanzada popular, de tendencia socialista. El escritor y cronista de aquella época Oviedo y Baños en su HISTORIA DE LA CONQUISTA Y POBLACIÓN DE LA PROVINCIA DE VENEZUELA apunta el siguiente relato:

"Al tiempo de su conquista era habitada esta provincia de innumerable gentío de diversas naciones, que sin reconocer monarca superior que las dominase todas, vivían rindiendo vasallaje cada pueblo a su particular cacique; pero después de las mudanzas del tiempo, y la continuada extracción de indios, que por espacio de más de veinte años se hizo para las islas de Barlovento, y otras partes, la consumieron de suerte, que el día de hoy en ochenta y dos pueblos, de bien corta vecindad cada uno, apenas mantienen entre las cenizas de su destrucción la memoria de lo que fueron". (Pág. 22).

La incómoda presencia de los Welser para los nativos del territorio venezolano tiene sus raíces en momentos cuando Carlos V decide, frente a las gigantescas deudas contraídas con los banqueros teutones, le cede la administración de la recién nombrada Provincia de Venezuela a La Casa Welser de Augsburgo.

El factor político que da origen de la presencia de los Welser en territorio venezolano tiene que ver con la escogencia fraudulenta de Carlos V, como Emperador del Imperio Romano-Germano, por siete deshonestos electores, luego de la vacante del Trono desde el fallecimiento del Emperador Maximiliano I, donde se impone la corrupción, el tráfico de influencia y las relaciones de congruencia familiar y el abuso del poder, como lo apunta Garmendia:

(…) cuando quedó vacante el Trono del Sacro Imperio Romano Germánico, por la muerte del Emperador Maximiliano, fueron tres personajes aspirantes a llenar la vacante: Francisco I de Francia, Enrique VII de Inglaterra y Carlos de España. Siete electores escogerían al monarca. Pero los potentísimos Welseres, derramaron el aceite que afloja las tuercas: invirtieron medio millón de florines y, mediante vistosos regalos a los electores, consiguieron que estos votaran por Carlos V.

Después los vínculos se refuerzan con el matrimonio de Filipina, hija de Bartolomé Welser, con el Archiduque Fernando, sobrino de Carlos V. (…) Así que el préstamo llegó a manos del Rey y, quienes pasarán la dentera de las naranjas agrias, serán los infelices indios de Venezuela que, pacíficamente vivían en la ingenuidad de la Época Neolítica, sin las preocupaciones de la propiedad privada, sin odios de clases sociales. (Pág. 98).

De esta manera los Welser se hacen del mando y se adueñan del territorio de la Provincia de Venezuela, y vienen a gobernar de la manera más inmoral conocida históricamente, con mano de hierro o más que eso, con mano criminal,

Les tocará extenso territorio para la explotación, someterán a los indígenas, los convertirán en vasallos del Rey y, miembros activos de la iglesia militante. (…) la empresa no fue pedagógica, sino carnicera y ásperamente militar. Porque si hay resistencia por parte del aborigen, allí está el arcabuz como un relámpago y su trueno, el perro de presa y el caballo de guerra donde cabalga el hombre, cubierto de hierro y con una lanza en las mano. (Ibídem págs. 99)

Según este mismo autor, al referirse a las atrocidades practicadas por los representantes de la empresa de los Welsares hace las siguientes acotaciones:

El cielo tormentoso del primer capítulo de la Historia de Venezuela ofrece un frente protagónico que se llama Ambrosio Alfinger. Va trazando un camino de purpura desde Coro hasta las vecindades del Lago de Maracaibo cortando cabezas de indios. Alfinger personifica el estilo brutal del conquistador. (pág. 133).

La erupción de Alfinger es devastadora. (…) es cazador de indios, agente de los mercados esclavistas de Santo Domingo. Sus procedimientos rebasan lo demoniaco. Con argollas de hierro ceñidas al cuello encadena cuadrillas de doce indios conducidos a látigo, así encadenados, marchan, trabajan, duermen, comen. En caso de muerte de algún encadenado –suceso corriente en largas jornadas- Alfinger manda a cortarle la cabeza y dejan caer el cuerpo. (Pág. 128).

Y respecto a la legalización del más aborrecible sistema de explotación de los seres humanos como lo es la esclavitud, Oviedo y Baño lo recalca en sus escritos que,

"(… ) el Emperador Carlos V dado permiso, para que se hiciesen esclavos los indios, que resistiesen las conquistas españolas; fueron tantos los comerciantes que ocurrieron de la isla Española, y otras partes a toda la costa, que corre desde Paria hasta Coriana, tomando por granjería hacer esclavos a los indios, sin reparar en que concurriesen o no las circunstancias, que por entonces hicieron lícita, permisión tan perniciosa" (Pág. 22).

En otro de los pasajes de la ejemplar obra de Fray Bartolomé de las Casas, en defensa de los habitantes originarios de este Continente podemos apreciar las siguientes narraciones tomadas de varias fuentes donde este religioso defensor de los aborígenes en sus escritos expresa:

"Han asolado, destruido y despoblado estos demonios encarnados más de cuatrocientas leguas de tierras felicísimas, y en ellas grandes y admirables provincias, valles de cuarenta leguas, regiones amenísimas, poblaciones muy grandes, riquísimas de gente y oro. Han muerto y despedazado totalmente grandes y diversas naciones, muchas lenguas que no han dejado persona que las hable, si no son algunos que se habrán metido en las cavernas y entrañas de la tierra huyendo de tan extraño y pestilencial cuchillo".

Y en otra narración sobre las tropelías de los españoles contra los aborígenes, y el acoso y sadismo a la mujer aborigen, De Las Casas apunta:

"Hallaron la gente della toda en solemnes fiestas ocupada, y porque tenían de costumbre, cuando aquellas fiestas celebraban, estar todas las mujeres sin verse con los maridos apartadas, y los maridos lo mismo sin ellas a otra parte, y los españoles llegaron por la tarde donde ellas estaban, no hicieron menos que tomarlas todas cautivarlas y atarlas. Hácese mandado a los maridos, lo cuales, como leones bravos, vienen con sus varas tostadas, porque no tienen flechas, y dan en los españoles muy de presto y dellos hicieron algunos, pero no les hicieron heridas de lombardas. Sueltan el perro que llevaban y va a los indios y en ellos hace terrible estrago; huyen los tristes asombrados del tal género de armas, y aunque muchos murieron y pensaban morir, pero por la rabia de ver llevar a sus mujeres e hijas, tornaron a ir tras los españoles, tirando varas, por librarlas; ninguna cosa les aprovechó sino morir de los que restaban".

De estas impresionantes aseveraciones hechas por connotados investigadores, y cronistas de diferentes épocas podemos deducir que todos los pueblos originarios, que encontraron los españoles fueron destruidos y en el caso del territorio que nos ocupa en el presente estudio, Federmann, en todo el territorio que recorrió desde Coro hasta los llanos de Cojedes, (que refiere en su diario) nos hemos preguntado, ¿Cuál fue el destino de esos pueblos?... por sólo tocar someramente el tema, este conquistador, solamente en territorio perteneciente a los Ayamanes, menciona 37 pueblos aborígenes, desde el último pueblo Jirajara: Hitoua, más allá de Churuguara, al comenzar su tránsito por el Territorio Ayamán, hasta llegar a Carohana: pueblo Ayamán, que es muy posible que estuvo ubicado donde hoy se encuentra San José de Siquisique. He aquí pues, lo que fue su destino: LA EXTINCIÓN, para luego fundar los pueblos para la complaciente convivencia de los españoles, sobre los despojos de las ancestrales Naciones Ayamanes, como ya lo hemos tratado hasta aquí, y lo seguiremos estudiando en los próximos artículos. HASTA LA PRÓXIMA ENTREGA.

 



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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