Arte Venezolano en Houston durante tiempos de Guerra Económica (o como sea que Ud. prefiera llamar a lo que vivimos)

El "Museum of Fine Arts" en Houston, EUA, abrió una exhibición de arte venezolano bajo el título "Disputando la modernidad: informalismo en Venezuela, 1955–1975". En la página web del museo tienen una breve reseña en castellano, y siete fotos. La pueden visitar aquí: https://www.mfah.org/visit/contesting-modernity-informalism-in-venezuela-1955-1975-espanol/

La muestra incluye a muchos, y algunas, artistas conocidos, y otros no tanto. La nota nombra a: Carlos Cruz-Diez, Gego, Alejandro Otero, Jesús Rafael Soto, Alberto Brandt, Elsa Gramcko, Fernando Irazábal, Francisco Hung, Mercedes Pardo, Jacobo Borges, y Maruja Rolando. Varios artistas de otras latitudes, y vinculados a Venezuela, también están incluidos. Una de las fotos incluidas corresponde a "FUBW" de Dámaso Ogaz (1968), muy emocionante sin duda. También muestran una imagen de "El sueño del dorado" que especialmente me gustaría sentir. Según lo que explican en la página del museo y el reportaje publicado en un periódico caraqueño (http://www.eluniversal.com/entretenimiento/24389/museo-bellas-artes-de-houston-abre-exposicion-sobre-informalismo-en-venezuela) la mayoría de las 140 obras forman parte de la Colección Mercantil Arte y Cultura de un banco de nombre homónimo. Una de las secciones de la obra se le dedica al grupo de "El Techo de la Ballena", mas conocido por sus labores literarias con obras de Carlos Contramaestre.

Para aquellos que, como yo, no están muy claros de que se trata el Informalismo, Wikipedia (ya no me causa horror usar esta fuente) explica brevemente de que se trata ese movimiento artístico; e incluye, para mi gran regocijo, entre sus modalidades, al arte bruto. En la descripción dice que abarca varias tendencias y que los artistas dejan "toda la libertad a los imprevistos de las materias." No sé si eso aplica a las obras de este grupo de artistas venezolanos. La página del "Museo de Arte Moderno Juan Astorga Anta" de Mérida (http://vereda.ula.ve/mamja/?page_id=175) tiene una explicación un poco más generosa y cercana a nuestro contexto. Allí explican la intensión del movimiento informalista de desplazar a un cansado abstraccionismo geométrico, y utilizan otras etiquetas para describirlo: antiestético, oposición a la organización racional de la abstracción geométrica, no perdurable, uso de desperdicios y desechos, reacción contraria al progreso tecnológico y científico, experimental, manifestación anárquica, impulso instintivo e irracional, énfasis en el proceso, uso de materiales no tradicionales; y el calificativo que más me gusta: "antiestético subversivo". Tal vez me autodefina como "neo-informalista" la próxima vez que me obliguen a hacer un manifiesto artístico, cualquier cosa es mejor que "ingenuo "o "naif" para alguien que enfatiza el carácter político del arte.

Esa exposición me produce sensaciones contradictorias. Me agrada (difícil escoger el verbo apropiado, descarté alegra, celebro y varios otros) que el arte venezolano se promueva en el exterior, eso genera una especie de validación a nuestras expresiones artísticas. Nos hace mas presentes en el contexto global y por supuesto facilita la divulgación de los mensajes de esos artistas, aunque no es segura su intención de perdurabilidad. Tiene también consecuencias para el complejo de la industria del arte, galeristas, coleccionistas, inversores, herederos, e incluso, muy de refilón, para los artistas actuales que tratamos de garantizar algún sustento. Se invisibiliza un pedazo de nuestro (sigo con eso de los posesivos que no son tales) arte.

El reconocimiento, tanto popular como elitesco, del arte se vincula a la divulgación del mismo, es en gran medida un hecho político, resultado de relaciones de poder. Por eso algunos artistas son mucho mas conocidos que otros, por eso los artistas son mas conocidos, mas expuestos y mejor cotizados que las artistas (hay excepciones claro). Los artistas de algunos países son mas aplaudidos que otros; Reverón es mucho menos reconocido que Matisse, los que son clasificados como ingenuos la pasan mucho peor que los que no; y un largo etcétera.

La primera contradicción es que me hubiera gustado que la exposición se hiciera en Venezuela primero antes de salir. Tal vez todas las obras salieron hace mucho tiempo. Tal vez la exposición ya se hizo y no me entere. ¿Vendrá a Maracaibo, a Caracas, a algún lado patrio? No tengo idea, sospecho que no. Espero que no se trate de otra colección Phelps de Cisneros.

La segunda, y ultima en términos de este escrito, es que estas prácticas no nos ayudan a decolonizarnos, seguramente es lo opuesto. Se reproducen esquemas del mercantilismo (en este caso doblemente apropiado el término) del arte, de que la validación del arte de los países periféricos se da fundamentalmente en los países céntricos (¿Qué? ¿Acaso Wallerstein no sirve para la teoría del arte?); se refuerza el papel de los actores privados; y peor aún de los bancos, en la promoción del arte (aunque cada vez tengo más flojera de mantener ese argumento); y por lo tanto el elitismo de las artes visuales. Al fin y al cabo, se trata del capitalismo. De hecho, una de las motivaciones para mi serie, en proceso: "¡Es el Capitalismo, estúpido!"

 

*Artista popular contemporáneo. www.franciscorada.com

Franciscorada17@gmail.com @radaccs



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