Dar "lampazo" y barrer el patio

Ha sido costumbre de las madres perijaneras, incorporar a los hijos e hijas desde temprana edad, a las tareas domésticas, especialmente las relacionadas con la necesidad de mantener "el rancho limpio".

Las "viejas de antes" se apoyaban en las "hijas hembras" encargándoles de dar "lampazo" y a los muchachos, ya "jastialones", de barrer el patio con escobas de "brusca negra" o un rastrillo.

Esta labor era a diario, pues las amplias salas y pasillos de las viejas casas de "limatón" eran invadidas de polvo permanentemente, dadas las amplias ventanas de "romanilla"y las puertas que casi siempre estaban "espernancadas". El uso de "cotizas" y botas que se llenaban de barro y bosta de vaca completaban las causas del frecuente aseo del "rancho". Tiempo atrás, los techos de enea o palma y las paredes de barro, inundaban el piso de restos y hasta de "tuqueques".

En cuanto a las "barridas de patio" que yo personalmente realicé, las hojas de árboles que en estos espacios caían principalmente de mangos, cutuprices, limones, cocos, nísperos y otras especies deciduas que en el verano se desprendían abundantemente, nos obligaban a coger la escoba, barrer y recoger la basura. El que no hacía esta tarea completa, según mi padre, era "el legítimo haragán".

No me quejo de haber asumido muchísimas veces esta tarea. Con mis hermanas aprendí a compartir la tarea conjunta de "mantener limpio el rancho" y aliviarle el trabajo a mi guapa madre, que como todas las "catanejeras" se desvelaban por el aseo del hogar, tarea en la cual nos involucrábamos todos.

¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!

 



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