Gobierno colombiano retiró a general del ejército tras escándalo de corrupción

9 julio 2019 - El Gobierno colombiano salió este martes al paso de las denuncias de corrupción en el Ejército y ordenó el retiro del servicio activo de un general mientras dos más están en entredicho, en la primera acción de este tipo desde que asumió el poder el presidente Iván Duque.

A solo 29 días de que se conmemore el Bicentenario del Ejército, el ministro de Defensa, Guillermo Botero, tomó hoy la decisión más drástica desde que asumió el cargo, el pasado 7 de agosto, al anunciar las primeras sanciones por el escándalo de corrupción que investigan la Fiscalía y la Procuraduría (Ministerio Público).

“El Gobierno tiene la política de cero tolerancia con cualquier actuación de la fuerza pública que sea contraria a la Constitución”, dijo Botero en una rueda de prensa en la que aseguró que en el Ministerio de Defensa hay “compromiso de total colaboración con los órganos de control y de justicia”.

Por ello, dijo que se decidió “llamar a calificar servicios” al general Jorge Romero Pinzón, comandante de Acción Integral del Ejército, a quien la Fiscalía investiga por posibles malos manejos de presupuesto que suman cerca de 1.000 millones de pesos (unos 310.000 dólares).

El hecho, que fue divulgado por la revista Semana el pasado 7 de julio, ocurrió cuando Romero era comandante de la Cuarta Brigada del Ejército, con sede en Medellín, y el dinero que debía ser utilizado en el mantenimiento de los vehículos de la institución fue desviado al parecer con la complicidad de “otros altos oficiales a su cargo”.

“Quiero ser claro, no queremos ser ni indulgentes ni temerarios, pero sí muy diligentes”, subrayó el ministro al referirse a la respuesta del Gobierno a las denuncias de corrupción contra los altos oficiales.

Otro de los investigados es el segundo comandante del Ejército, general Adelmo Fajardo, quien “ha solicitado vacaciones para preparar su defensa a las acusaciones que pesan sobre él y le han sido concedidas”, explicó Botero.

En su artículo, Semana sostuvo que los subalternos de Fajardo denunciaron que cuando era el jefe del Comando de Educación y Doctrina del Ejército, entre 2016 y 2017, tenían que darle dinero del presupuesto oficial para sus gastos personales.

Botero agregó que la decisión de hoy también afecta al jefe del Comando de Apoyo de Contrainteligencia, general Eduardo Quiroz, señalado de haber ofrecido a la tropa recompensas para que delataran a quienes han filtrado información a la prensa relacionada con los casos de corrupción y ejecuciones extrajudiciales conocidos en el país como “falsos positivos”.

Por ello, Quiroz “será trasladado a una dependencia del Ejército mientras se resuelve su situación, bien sea administrativa o bien disciplinaria, pero previa coordinación con el procurador general de la nación”, que ayer abrió investigaciones a los tres generales, precisó el ministro de Defensa.

Los recientes escándalos en el Ejército colombiano comenzaron el pasado 22 de abril con el asesinato del ex guerrillero de las FARC Dimar Torres, crimen ocurrido en Convención, municipio que hace parte de la convulsa zona del Catatumbo, fronteriza con Venezuela.

Botero manifestó entonces que Torres falleció al recibir un disparo accidental de un miembro del Ejército, pero la comunidad de la zona aseguró que se trataba de un “falso positivo”.

En medio de la polémica, Botero cambió su versión y confirmó que se trató de un “homicidio” cometido por el cabo Daniel Gómez, quien fue detenido, mientras que uno de sus superiores, el coronel Jorge Armando Pérez Amézquita, fue vinculado a la investigación por supuesto “encubrimiento”.

Otro encubrimiento fue el del coronel Elkin Alfonso Argote, jefe de Estado Mayor del Comando de Reclutamiento y Control, quien el 30 de junio fue destituido del cargo tras descubrirse que daba protección a Miguel Antonio Bastidas, alias “Gárgola”, jefe de la banda criminal “La Constru”, dedicada al narcotráfico.

Sin embargo, el caso más grave fue el destapado por el diario estadounidense The New York Times que el 25 de mayo dio a conocer una directriz operacional del Ejército que podría dar pie a “otra encarnación” de los “falsos positivos”, lo que provocó un nuevo escándalo en el estamento militar.

En ese momento saltaron las alarmas toda vez que el país recordó que la Fiscalía ha investigado cerca de 5.000 crímenes cometidos por militares que asesinaban civiles y luego los presentaban como guerrilleros abatidos en combate para lograr premios y permisos de sus superiores.

Por esas ejecuciones extrajudiciales, que fueron cometidas entre 1988 y 2014, hay 1.500 militares implicados.

Ante la gravedad de las acusaciones el comandante del Ejército, general Nicacio Martínez, se vio en la obligación de retirar la directriz alegando que hubo una “mala interpretación” por parte de personas ajenas a la tropa con respecto a la cuestionada orden.

A pesar del escándalo, el pasado 13 de junio el ministro Botero superó en el Congreso una moción de censura por su presunta responsabilidad en la directriz y la falta de acciones para frenar el asesinato de líderes sociales y exguerrilleros de las FARC, mientras que el Senado aprobó por amplia mayoría el ascenso de Martínez a general de cuatro soles.


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