31-07-18.-Leonardo Ojeda estuvo casi cuatro años con su batería y reconoce que hace un año atrás debía cambiarla, pero lo dejó para después, "porque no tenía el dinero suficiente para cambiarla"; ahora se lamenta porque los precios se triplicaron
Para comprar una batería no solo se requiere tener una cuenta con más de 50 millones de bolívares, también hay que blindarse de coraje y paciencia para retar a los dueños de lo ajeno mientras se soporta la larga cola para llegar a las puertas de la empresa Duncan, ubicada en Los Ruices, en Caracas.
Hay que pernoctar toda la noche en la calle de la avenida Milán. Un vehículo tras otros y todos sus conductores con los ojos bien abiertos para estar atentos ante cualquier episodio de asalto, que han ocurrido. La espera es larga: entre 16 y 24 horas en la extensa fila para adquirir una batería —entre las 8:00 am y las 3:30 pm— con su respectiva garantía y librarse de los gestores que especulan con los precios.
Por su parte, Reyner Requens, conductor de una unidad de carga pesada, relata que las baterías para ese tipo de vehículos de carga deben ser reemplazadas cada año y medio o al año, aunque en la actualidad la calidad de los repuestos ha menguado, por lo que duran menos tiempo del establecido.
El también contador señala que dejó su profesión hace tres año porque le resulta más rentable dedicarse al transporte que ejercer la contaduría pública.
Reyner Requens dejo su oficio de contador público para dedicarse al transporte de carga pesada
"La única forma que he encontrado de seguir aquí en Venezuela es manteniendo mis carros activos" y lamentablemente no podemos decaer, dijo Requens.
Sin embargo, admite que los altos costos de los insumos automotrices es lo que tiene a gran parte del parque automotor paralizado, y como ejemplo de lo dicho está su padre quien tiene una unidad paralizada porque se le fundió la caja y requiere un cambio de ocho cauchos. Los cauchos de ese tipo cuestan 1.200 millones de bolívares.
Las baterías para los vehículos de carga de 1.100 amperes están siendo vendidas, en el mercado especulativo, hasta en 400 millones de bolívares.
*KATHERINE DONA