—Compadre mire lo que me escribió la comadre.

—¿Cuál? Porque usted tiene varias.

—Bueno, la que vive allá en Carvajal, en Trujillo, ahí cerquita de Valera.

—Qué le escribe esa mujer, eche pa’ fuera.

—Le leo, y no vaya a interrumpir que usted tiene esa mala costumbre:

"Compadre, cómo está usted.

Por acá no le voy a decir que estamos bien, porque, en verdad, estamos pior. Es que "hamos vivido mar" como decía la propaganda del Catire, que en paz de descanse y Dios lo tenga en su santa gloria.

Solo le voy a contar, para no aburrirlo, lo que pasa con el agua acá en Carvajal, que desde hace años la cosa no anda bien, pero ahora está pior. Desde hace más de 30 días no nos llega el agua, que no es que el servicio sea muy bueno, porque no lo es. Pero ahora es un negocio.

Mire, ya todo el mundo por acá comenta a toda viva voz y hasta por la radio que lo que tienen con el agua es un negoción. Dicen que el jefe o dueño de Hidroandes, un tal Linares, es el que está haciendo el negocio parejo. Dicen que ese tal Linares lleva el negocio a su antojo.

Oí por la radio, que el hombre no manda el agua a las casas para cobrarle a los camiones, en el llenadero de Santo Domingo, 50 dólares por camión, que él está ahí dirigiendo el negocio y recibiendo la plata, eso es lo que dicen. Y después, van los camiones y le cobran a la gente 50 dólares por llenarle cualquier ponchera que tengan en la casa.

¿No le parece a usted que es un negocio redondo? ¿Será, me pregunto compadre, que bañarse, beber agua, lavar la ropita no es un derecho humano? ¿Dónde estará el Tarek Saab y sus empleados?

¿Por qué para algo debe servir la Fiscalía? Dijo yo. Porque para nadie es un secreto que Hidroandes no presta el servicio de agua para el cual existe, y eso que han caído unos chaparrones del otro mundo. Es un público, todo el mundo lo sabe porque lo padecemos.

¿Cómo irá a ser cuando llegue la sequía? Le dijo compadre, que con eso de la dolarización nos mataron. Ahora los negocios por parte de empleados de los organismos del gobierno son descarados.

Fíjese lo que le cuento sobre el problema del agua. Ese hombre, el tal Linares, y que tiene montado ese negocio. Ya lo decía el dicho: quien trabaja con agua no pierde.

Y ahora cobrando en dólares menos pierden. Y usted, compadre, cree que ha salido algún diputado, algún concejal, el gobernador o el alcalde ha decir algo. Ni existen, para eso no existen y creo que para nada. Si beber agua potable no es un derecho humano, yo no sé cuál lo será.

A los muchachos, apenas cae un aguacero, los mando a bañarse en la lluvia, porque ya huelen a chivo. Y la ropita ahí está acumulada, medio la ponemos al sol para que se ventee y nos la volvemos a poner.

Después usted oye la propaganda de que hay que lavarse las manos a cada rato para prevenir el COVID-19 y cómo. ¿Con qué agua? Dígame, qué medida sanitaria se puede tener si uno ni se baña, ni lava la ropa, y a la casa no se le ha vuelto a pasar un lampazo más nunca.

Será que nos han visto cara de camellos, porque dicen que esos animales viven sin beber agua. Pero uno cuándo, uno necesita el agua para vivir. La gente está como plancha de chino, pero no puede salir a protestar por la cuarentena y si sale la policía le calienta el fundillo y los zampa presos por instigación al odio. Porque ahora todo se resuelve por esa vía. La vía fácil.

Esto es una desgracia, todo es precario. Y esa gente del gobierno, están gordos y bien vestidos, mientras que uno anda en harapos. Las tuberías de agua están de lujos, porque ya no se usan. Cuando mucho unos baldes que los llenamos cuando llueve, que gracias a Dios sus aguas nos ha mandado en estos días.

Bueno compadre, aquí me despido. No le sigo contando más desgracias, porque es capaz que a uno lo mandan a poner preso por comentar estas cosas.

Cuídese como pueda.

Su comadre."

—Qué le parece hombre.

—Qué quiera le diga yo. Así están las cosas.

—Nos vemos otro día.