Venceréis pero no convenceréis

—En estos días estaba en la Estación Plaza Venezuela y oí a una estudiante, de la Universidad Central debe haber sido, decirle a otra: —Tú sabes que Miguel de Unamuno dijo «Venceréis, pero no convenceréis».

Me dio pena por mi ignorancia, y además porque era muy buena moza, preguntarle a la muchacha dónde había oído esa frase y dónde podía uno encontrar a ese señor.

Y ahí mismo pensé que eso es aplicable a los chavistas, porque éstos han vencido, pero no han convencido.

—Pero a nadie, le dijo compita.

Y ni convencerán.

—Es que la frase les queda como anillo al dedo.

Orondos y altivos se la pasan éstos pero son de cartón.

—Cómo los zapatos de Manacho.

—Así mismo, compita.

Le caen tres gotas de agua y se deshacen.

Hasta ahí le aguanta el round.

—Buchipluma na más.

Esos ni con tres Padres Nuestros convencen a nadie.

Sacos de mentiras son.

—Mentiras frescas, les dicen.

Cuando las cuentas no les cuadran cambian las cosas a su conveniencia.

Fíjese en la dolarización madurista.

Ninguno ha salido a decirle nada.

Todos calladitos porque les conviene la lavadora de dólares que tienen montada.

Y los bolsas pasando trabajo para poder comprar un kilo de harina de maíz, en estos días la empiezan a vender detallada, uno va y compra la cantidad para hacer una arepa o dos.

—Hacia esa vamos, porque más allá no puede.

Falsarios es lo que son.

—Más falsos que un billete de siete, decían antes.

Ahora están haciendo fiesta con las vagabunderías de los otros.

Otros corruptos más.

Una vez el insigne José Ignacio Cabrujas dijo: que para ser felices en este país había que salir de los políticos.

—Por ahí vi un vídeo del Residente Calle Trece hastiado hasta las medias de estos bichos de derecha y de izquierda, que son la misma miasma.

—En este estero debe ser el único lugar donde se sigue hablando de derecha e izquierda.

Ya nadie habla de eso en el mundo, eso es un anacronismo.

—Diantre, de dónde saco esa palabra.

—Esa se la oí a uno que venía en la buseta.

Aquí lo que son es corruptos y más corruptos.

Además, de corruptores.

Por eso no convencen a nadie, ni convencerán

Mire y esa frase de, ¿cómo es que se llama?

—Miguel de Unamuno.

—Ese mismo.

La frase se les puede aplicar tanto a los del gobierno como a los de oposición.

No convencen y menos con esa tracalería que tienen montada todo el tiempo.

—Lo que hacen es robarse el dinero de la nación y muertos de la risa, para no decir otra cosa.

Cada cual tiene las agallas más grandes que el otro. En eso de robar si que son buenos.

Más que políticos hay que llamarlos ladrones.

—Unos nidos de víboras es lo que son esos partidos políticos.

Cómo le va a creer uno a esos bicharrangos.

Es que no pueden ver un dólar porque se lo cogen, ni la de Quito.

—Son una autoridad en el choreo y la mentira.

Cómo se salva un pueblo con estos mercenarios de la vida.

Si a uno no lo agarra el chingo lo agarra el sin nariz, pero no tiene escapatoria con estos hampones.

Ambos bandos conforman el hamponato nacional.

¡Dios bendito!

—Ni implorando a todos los santos y vírgenes de Florentino y El Diablo hay salvación para lo que queda de este erial.

Esto se lo llevó quien lo trajo.

Estos son los regalos decembrinos que nos tenían preparados los sinvergüenzas del gobierno y de la Asamblea Nacional.

Ya las yemas pasaron los 100 mil y dele.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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