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El terror: ¿Cómo revolución?

“El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes. “ Maximilien Robespierre…

Es una ominosa señal que en pleno siglo XXI, con 20 años a cuesta toda una era, el ‘socialismo bolivariano’ esté mancillado por el terror de la inflación, el hambre, la pobreza, la represión etc. Este descrédito de la revolución bolivariana, es una deplorable señal, en que la primigenia intención democrática de Hugo Chávez en la CRBV de 1999, vaya degenerando en una dictadura sangrienta, al consumar cuatro lustros de gobierno. Mal augurio, el que semejante intento de dictadura se constituya en nombre de la virtud y el bien común del pueblo venezolano, y que algunos de sus máximos responsables, ejecutan en forma insomne como dispensadores de la muerte al que ose disentir o enfrentar el actual poder constituyente, se consideraran justificados como traidores a la patria los ideales que puedan concebir el paradigma opositor.

En pleno siglo XXI, no quedan dudas de que estamos viendo renacer dentro de las cenizas del oprobio, a unos ‘paladines de la pureza moral’ como lo fueron en el siglo XVIII durante la revolución francesa: Robespierre y Saint-Just, así como Marat, Danton, un ser tan despiadado como Billaud-Varennes, Fouquier-Tinville (el verdugo fiscal del TSJ de la época) y Collot d’Herbois uno de los Carniceros de Lyon, alias que le endilgó Joseph Fouchè. Muchos no podrán defenderse ante el tribunal de la historia como ideólogos y patriotas en esta Venezuela de la diáspora y la miseria.

Este período en cuestión, es uno de los peores acontecimientos del siglo XXI, copiando los peores momentos del siglo XVIII, manchado por los estados policiales, y sus matanzas colectivas; todo lo cual recuerda el terror, de los infaustos años de la guillotina que vivió Francia en el siglo arriba descrito.

Amenazada de desintegración por la diáspora, y por la destrucción de su economía que se ciernen sobre su territorio, el experimento bolivariano esta deviniendo en un régimen terrorista de manera oficial al no desactivar la hiperinflación, cuando manipula con una constituyente, que a la sazón desgobierna el país, adoptó el terror económico como política orientada a la preservar a la revolución. La legalización del terror del alto costo de la vida significa el estreno de la guillotina del hambre, pues se esta bebiendo la sangre de la familia venezolana, y de muchos otros venezolanos que han optado por no emigrar, el que disienta es acusado de traidor, o de presunto agente de la reacción. Representa el inicio de las hambrunas, pues el terror institucionalizado de la dictadura inflacionaria ha sido precedido por una suerte de terror espontáneo, como aquel que protagonizaran los sans-culottes, y cuya culminación fueran las matanzas de septiembre de 1792, ocurridas en las prisiones de París. Ni acabó la degollina con la reacción termidoriana, esto es, la insurrección contra el liderazgo de Robespierre el 9 de termidor (27 de julio de 1794) y su pronta ejecución (junto con la de varios de los principales terroristas, incluyendo a Saint-Just); al Terror jacobino lo siguió un terror de signo opuesto (terror contra el terror), el que se cebó durante meses en los seguidores del Incorruptible. Atendidas, la cita en comento cubre un período más amplio que el del Terror propiamente dicho, principiando la narración con la fallida huida de la familia real, en junio de 1791, y acabando en los coletazos de la revuelta termidoriana. Fin de la cita.

Reflexionar sobre la actual situación de Venezuela me lleva a leer, una vez más, los sucesos de la revolución francesa, para entrelazarla con la relación entre la libertad económica y la libertad política. Persuadido, como en el mundo moderno una es esencial con la otra; en el largo plazo, una sola no puede sobrevivir. Ya que la política y la economía son cuestiones distintas y desvinculadas; ya la libertad individual es un problema político y el bienestar material un problema económico, y aquello de que cualquier clase de estructura política puede ser articulada con cualquiera estructura económica. Es solo una falacia.

Traslado y comento citas de la revolución francesa. Porque la configuración económica juega papeles importantes en la promoción de una sociedad libre. Por una parte, la propiedad privada y la libertad de emprender son componente importante de la libertad, por lo que la libertad económica es en sí un fin. Ya que, la libertad económica es indispensable para lograr y mantener la libertad política.

La historia nos describe casos emblemáticos durante la revolución bolchevique en la Unión Soviética, y la de tendencia maoísta en China. En sus inicios se permitió que los campesinos tuvieran la tierra en propiedad; pero el totalitarismo se dio cuenta de que esto representaba círculos de poder con una clara independencia de los dictados del gobierno. Por eso “colectivizaron” la tierra, la estatizaron, para convertir a los campesinos en esclavos, aplastando su libertad. Para conseguir la libertad política, la libertad económica es muy importante por sus efectos letales sobre la concentración y dispersión del poder. La competencia económica promueve el mercado competitivo, la libertad política, pues separa el poder económico del político, y permite que uno sea contrapeso del otro. Mortal, es cuando se combinan ambos poderes; pues tienden a suprimir la libre competencia económica y la libertad política, que es lo que se está aplicando hoy a la economía venezolana, lo cual ha causado toda esta tragedia socio económica. Las voces de la historia son contundentes. Toda sociedad que tenga amplias libertades políticas, con mercados libres tendrá éxito en la mayor parte de su actividad económica. Cuando en una nación no existe la libertad económica, el ciudadano es un medio para que el estado alcance sus “controles sociales”. Cuando existe libertad económica sin controles, el estado es el medio para que los ciudadanos alcancen sus propias metas. Sin propiedad privada y comercio voluntario, los individuos no cuentan con los medios para alcanzar sus propios objetivos.

Con propiedad estatal, y comercio controlado, el pueblo no tiene los medios para “defenderse” del poder político totalitario. Y esto es precisamente lo que ocurre en Venezuela con el desastre de su economía, donde las expropiaciones, cierre de empresas, controles, puntos de controles militares y policiales en las carreteras, regulaciones, y la abierta hostilidad y persecución a la actividad comercial, han destruido la producción, y generado la miseria. En nombre de un fantasmagórico ‘socialismo’, se ha acabado como en Cuba con la libertad política, y la libertad económica, de manera sistemática y deliberada. El estado ideal para un gobierno totalitario, es que la población dependa por completo de la ración que él le dispensa como los clap’s.

Moraleja: Cuentan que una tribu en el desierto estaba completamente rodeada por el enemigo, por lo que no podían ingresar alimentos. El jefe se paró frente a todos y les dijo que tenía malas y buenas noticias. La mala es que lo único que hay para comer es caca de caballos. La buena, es que alcanza para todos. Fin de la moraleja.

Aparte de la reconstrucción de los dramáticos acontecimientos del período del terror, en la que cobran vida no solo las figuras emblemáticas sino también personalidades menores y los movimientos sociales subyacentes, es una reflexión en torno a los fundamentos morales y filosóficos del Terror, lo que en buenas cuentas conduce a la problemática relación entre los fines y medios en la política. Se trata de un asunto tan viejo como imperecedero y lo que hago es la disección rápida y certera del mismo sobre el terror. Por supuesto con esta comparación no pretendo calumniar a la ‘revolución bolivariana’; donde libertad, igualdad y fraternidad son dogmas de paz y armonía. ¿Por qué darles un aspecto espantoso hoy en Venezuela a la diáspora? Creo que no hay que hacer el mal para hacer el bien. No se derriba el trono para dejar en pie el patíbulo. La revolución es la concordia y no el terror. Las ideas bondadosas son mal servidas por los hombres perversos. Si no se sabe perdonar, no vale la pena vencer. He aquí, en cortas frases, el meollo de la tragedia venezolana. A menos que deseemos creer que los responsables del actual terror económico fue son ni más ni menos que unos monstruos ávidos de sangre, sin perder de vista el contexto que ha propiciado la gestación de este régimen represivo; contexto que, desde la perspectiva de los colectivos, representa una de las situaciones extremas que reclama la adopción de medidas excepcionales.
Aquí no estoy “atacando” a la revolución bolivariana, (¿qué revolución es trigo limpio?) sólo trato de diferenciarla de la cubana.

Sí, la revolución cubana exportó sus tácticas de 60 años en el poder:. No estoy hablando de sus logros –obvios si es que los hay-, sino de su Terror.

Así como el Terror fue el instrumento imaginado por un sector de los jacobinos para tratar de afianzar una Revolución que hacía aguas por todas partes en un contexto de absoluta violencia “la Virtud sin el Terror es impotente, el Terror sin la Virtud es ciego”, no un baño de sangre desatado en medio de la paz, donde la radicalización y extrema ideologización de la actividad política; la falta de escrúpulos para excusar lo inexcusable en nombre de principios, el patrón ideológico, con su elemento utópico, su ampulosa grandilocuencia, su dogmatismo y su convicción de hallarse en posesión de la verdad absoluta, su horror al disenso.


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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