Compinche: Persona que es compañera o cómplice de otra, especialmente en acciones delictivas o censurables

Me lleva a escribir estas líneas el Comunicado Oficial de la Cancillería venezolana en respuesta a las acciones de la Procuraduría de México sobre la corrupción y sobreprecios en ventas de productos de "baja calidad" a Venezuela a través de los CLAP.

A estas alturas decir sobre el asombro es "echar agua al mar". Indignación, asco, rabia, son las sensaciones que genera este pútrido gobierno. ¿Qué más vagabunderías y quebrantamientos son posibles cometer? Y, sin embargo, no deja de sorprender su pertinaz cinismo y desfachatez.

El affaire de los CLAPS sintetiza, y es epílogo (ojalá), de la descomunal e interminable cadena de hechos de corrupción que tuvo en el Plan Bolívar 2000, por allá a inicios de siglo, sus primeros retoños.

Desde entonces, la corrupción no dejo de crecer en casos y en magnitud. PUDREVAL, fue una puñalada a la conciencia nacional, porque corrupción e ineptitud, en alianza perfecta, "distrajeron recursos" y ocasionaron la perdida de decenas de millones de kilogramos de alimentos. Crimen deleznable en un mundo azolado por el hambre que, años más tarde asaltaría sin miramientos a gran parte de la población venezolana.

Los desfalcos en PDVSA, anonadan por la cantidad y las cifras de los mismos. Y aunque la plataforma de defensa de la constitución viene denunciándola desde hace 4 años, no ha tenido mayor espacio mediático ni tribuna. Será gracias a las investigaciones llevadas a cabo internacionalmente, que gran parte de los venezolanos y la comunidad internacional se van enterando del entramado gansteril que se apropió de recursos que superan con creces el presupuesto nacional de países pequeños y, cuidado si no, de la propia Venezuela.

Por mostrar sólo un "pequeño affair" recién salido del horno.

1- La policía española descubre fortuna del empresario Roberto Rincón acusado de liderar una trama corrupta que saqueó a PDVSA, ocasionando un perjuicio a la arcas del país superior a los 1.000 millones de dólares. Y para muestra del "buen uso" dado a los recursos la prensa reseña que la "segunda" vivienda ocupa una extensión de 400 hectáreas con fabulosas edificaciones, dispone de helipuerto, cuadras, tentadero, piscina y cancha de tenis. Aparte de ello atesoraban otros activos como joyas que han sido tasadas por un perito independiente en 12 millones de euros aunque su valor comercial puede triplicar esa cifra[1].

Se desvela que en la trama de corrupción de Roberto Rincón estaba involucrado un yerno de Antonio Ledezma, quien a través de una sociedad de servicios patrimoniales que maniobraba en España recibía transferencias dirigidas a cuentas bancarias de personas relacionadas a ex-políticos venezolanos, así como a directivos de PDVSA. Este consorcio ofrecía servicios de blanqueo de capitales a estas personas y les ayudaba a encubrir los dividendos adquiridos con movimientos ilícitos y la inversión de los fondos en inmuebles en España[2]

Y así, continúan aflorando nombres, y millones de dólares. No son pocos los que recuerdan los casos de Diego Salazar Ramírez, sus comisiones, los Rolex de obsequio y sus vinos de decenas de miles de dólares la botella; Francisco Illaramendi y el Fondo de pensiones de PDVSA… En fin nombres, nombres, millones, millones, miles de millones…

Pero el "Affaire" de los CLAPS engloba, como ninguno, los múltiples niveles y aristas de la corrupción, tanto en sus causas como en sus nefastas consecuencias. En primer lugar, devela la degradación de la política al nivel del cartel, traducida en la conformación de una trama delincuencial de alcance internacional, pero con importantes ramificaciones en los poderes públicos nacionales.

Los CLAP según indica su propia Revista son ".. espacios de encuentro de todas las fuerzas políticas y sociales revolucionarias existentes en el territorio CLAP, que planifican y organizan el abordaje territorial para promover la organización comunal, incentivar la producción agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. Así como combatir el bachaqueo, contrabando y especulación. En fin, el CLAP es el salto de la petrodependencia a la soberanía popular, y la consolidación del modelo socialista y chavista.." Tanta maravilla obnubila. Pero hasta donde podemos conocer, el programa se ha reducido a un esquema de repartición de una caja de víveres a la población, con un empresario colombiano - Alex Saab - como la cabeza más visible del gran "negocio"[3] que, hasta ahora, ha operado principalmente en México.

Este notable empresario ¿Burgués revolucionario Castro Soteldo? Acaba de huir de Colombia donde se le investigaba por el lavado de activos entre 2004 y 2011 que podrían alcanzar los 135 millones de dólares. Las investigaciones señalan que salió del país, hacia Venezuela para después seguir a rumbo desconocido, utilizando un pasaporte diplomático expedido por Antigua y Bermuda, en el que se le identificaba como "Enviado Económico".

Cuatro periodistas venezolanos, realizaron una minuciosa investigación sobre el tramado de corrupción de Alex Saab como proveedor de las cajas importadas de los CLAPS identificando desvíos de recursos y abismales sobreprecios. La respuesta de Saab fue introducir una demanda en la justicia venezolana para prohibir a los citados periodistas mencionar su nombre en sus reportajes porque afectaban su honor y reputación. La jueza a cargo del caso, de forma muy diligente, y absolutamente apegada al derecho, acogió la demanda y dictó prohibida de salida del país a los periodistas.

Por si fuera poco, esta semana, la Procuraduría General de México, declara que "un grupo de empresas y personas físicas (mexicanas y extranjeras), han obtenido recursos desviándolos de sus fines humanitarios, para, en cambio, adquirir alimentos y especular comercialmente con ellos". Se estima que han revendido productos mexicanos a través de los CLAP hasta con 112% de sobreprecio con el agravante de ser de baja calidad y, en muchos casos no cumplir con normas sanitarias y alimentarias. La trama es tan compleja como inverosímil, pues las empresas mexicanas además importaban alimentos de otros países con sobreprecio a México para re-exportalos a Venezuela.

Desviar recursos con fines humanitarios para especular comercialmente. Esto da idea de la magnitud del crimen de este esquema de corrupción. Pero, además, y esto es tan o más grave que el deplorable latrocinio, y puede ser catalogado como una perversa novedad de la corrupción, es que el programa de los CLAP se ha constituido en un atroz mecanismo de control político de la población. Un mecanismo para doblegarla mediante la regulación del hambre camuflajeada de dadiva del Estado. Un "Si no tienes la caja de CLAP no sobrevives, acéptala y calla, acéptala y resígnate" y piensan, para sí, logré controlarla.

Cabe preguntar Hasta cuanto se les va a pasar la mano, el brazo, su miserable indecencia. ¡Ni pendientes! La corrupción mueve todos los mecanismos del Estado, cosa normal, cotidiana y sin consecuencias.

Pero imposible no sentir asombro al leer hoy el comunicado de la Cancillería sobre la el caso de los CLAP de la Procuraduría Mexicana. Un documento que denota demencial imbecilidad, ya que recurre una - mil enésima- vez más, al manido y estúpido argumento de la guerra económica, pero para reclamar a esta institución sobre una investigación realizada a nacionales de ese país, estableciendo, a priori, la condición legal de exportación de rubros a Venezuela. ¿Esto no es inmiscuirse en la justicia de otro país? Queda claro el mensaje ¡con mis compinches no te metas!

Por lo demás, nada nuevo, la cantaleta de victimizarse por las sanciones, y que toda declaración o acción que adopte cualquier institución o país sobre la tragedia venezolana es porque reciben "ordenes del imperio". ¡Qué manera de proyectar!

 

[1] https://www.aporrea.org/contraloria/n333136.html

[2] https://www.aporrea.org/contraloria/n333113.html

[3] http://www.psuv.org.ve/wp-content/uploads/2018/03/Revista-CLAP-N%C2%BA65-.pdf

 

alexisms60@gmail.com