Sin voluntad

A diario sobrevivo la rutina de la mayoría de los venezolanos de a pie que siguen confiando en Venezuela y que a pesar de las adversidades sale a trabajar cada mañana con la esperanza de ver algún día algún asomo de un mejor país, de una mejor sociedad, pero últimamente siento que la desilusión, mezclada con frustración e impotencia, están ganando la partida pues a pesar de las buenas intenciones de las propuestas económicas que lleva adelante el presidente Nicolás Maduro y su equipo de gobierno esa mesa sigue cojeando de una pata y cuesta entender si quienes son responsables de hacerle seguimiento a las políticas económicas son demasiado ingenuos o simplemente existe un sector cómplice que boicotea su aplicación y su optimización.

Soy de Maracay, edo. Aragua y día tras día no dejo de preguntarme por qué suceden o dejan de suceder cosas, y fácilmente mis experiencias son extrapolables a otros estados.

Desde que amanece hasta que cae el sol, son interminables las colas para acceder a algún tipo de transporte colectivo. Las líneas legalmente constituidas no acatan el pasaje acordado por los organismos del Estado. Muchas unidades de esas líneas prestan servicio privado, abandonando a los pasajeros que a diario requieren el servicio, con la complicidad de los dirigentes de las líneas y sus federaciones. Se permite que cualquier unidad, incluso quienes no poseen concesión, trabaje como "habilitado" y cobre lo que les parezca, aprovechando la desesperación de la gente, sobretodo en horas de la tarde y noche cuando desean llegar a sus hogares.

El transporte suburbano y nacional es peor aún, la anarquía, siempre existente en el Terminal de Pasajeros de Maracay alcanzó los límites de "Tierra de Nadie", las rutas de Valencia, Caracas y otras ciudades centrales carecen de unidades colectivas con "kilométricas colas", mientras pululan por entre ellas gente ofreciendo el servicio en carros y autobuses por puesto cobrando Maracay-Caracas Bs.S500 cuando normalmente se paga Bs10. Incluso vi un bus de la ruta bolivariana (rojitos) habilitando para Valencia cobrando BsS50 cuando el pasaje es BsS7. Hay presencia policial, pero sospechosamente en cada unidad "habilitada" que carga pasajeros sube un agente, conversa con el chofer y en poco tiempo vuelve a bajar, no soy yo para sacar conclusiones, eso se lo dejo a cada lector. El alumbrado público y calles del Terminal del Pasajeros de Maracay está en el completo abandono, incluso parte de la pared perimetral desapareció. Muchos de los autobuses que "habilitan" para muchas rutas nacionales, específicamente Caracas y Valencia, salen por la parte trasera de los andenes, destinado al acceso de los autobuses que arriban al terminal y se "saltan" el control de listines de la alcabala de salida.

Por otro lado, los precios de alimentos acordados son de adorno, cada comercio cobra a discreción lo que le parece, fluctuando porcentajes inverosímiles de un día a otro, si el dólar paralelo ilegal sube, suben los precios, y si baja el dólar, siguen subiendo. No hay respuesta efectiva, contundente y constante de las autoridades.

Los servicios públicos, bajo la excusa de continuos saboteos, fallan continuamente. Nos hemos mal acostumbrado a no tener agua 6 de los 7 días de la semana, hemos aprendido a sobrevivir racionando un servicio indispensable para la vida, la higiene, la salud. Es común tener varios apagones de varias horas cada semana y el servicio de Internet fluctúa entre lo malo y lo peor, con caídas diarias del servicio. Por mi casa el servicio de aseo urbano dejo de pasar y nos vemos obligados a sacar la basura a la avenida más cercana, donde personas que hurgan dentro de la basura, no para comer, sino para robarse las bolsas y cajas de cartón, despliegan los desechos en calles y aceras.

La pregunta simple que nos podemos hacer es: ¿Hasta cuándo nos escudaremos en culpar al bloqueo económico, a la guerra económica o a unos "insurgentes" que nos sabotean?

No es difícil escuchar a menudo entre la gente: "es que no hay Gobierno", y esa es la percepción que se tiene cuando existe en la calle una sensación de anarquía y desprotección del ciudadano común que no sabe a quién temer más, si a los "malandros" que día a día te cobran el pasaje o te venden en el supermercado o a los pocos policías que pululan en busca de matraquearte.

Mi respuesta visceral y sincera es que no hay voluntad, no solo política, no hay voluntad y punto, no se quiere solucionar los problemas pues el caos permite, da paso, a muchas posibilidades de fomentar la corrupción, donde se benefician algunas personas con cargos de autoridad y todos aquellos venezolanos y extranjeros que descubrieron que la mejor forma de lucrarse es explotando la necesidad humana, la necesidad de comer, de trasladarse, de tener efectivo, de vestirse, de asearse, de vivir decente.

Y es duro decir NO HAY VOLUNTAD, pero es que si la hubiese saben qué debería estar pasando?:

  • El gobierno decretaría una emergencia de transporte nacional, donde sacaría a la calle todas las unidades (buses, convoys, camiones) pertenecientes a los destacamentos, academias, cuarteles militares y cuanta institución pública disponga de medios de transporte que son subutilizados e incluso permanecen estacionados 6 días a la semana, brindando bajo un plan de contingencia bien organizado, utilizando las mismas rutas urbanas y suburbanas, servicio gratuito a toda la población al menos hasta las 9pm.

  • A toda unidad de transporte público que pertenezca a una línea legalmente registrada y que no preste el servicio adecuadamente o lo esté prestando a empresas privadas y particulares, quitarle la concesión de inmediato y aplicar las sanciones que correspondan a los responsables de la línea.

  • La comida debería llegar directa al pueblo, y no vale la pena seguir acordando precios con empresarios y comerciantes que sabemos no tienen la menor intención de solucionar la crisis económica pues esa misma crisis les es más rentable. En Maracay existe desde hace 20 años un Centro Comercial gigantesco llamado City Garden que nunca se terminó de construir ni inaugurar. Si hubiese voluntad, el gobierno tomaría dicho centro comercial en estado de abandono e instalaría Abastos Bicentenarios, Mercales y cuanto organismo de distribución existiese en el ramo de la alimentación, electrodomésticos, higiene, repuestos automotrices, y vendería al pueblo surtiéndose directamente de los productores, fabricantes y exportadores, "bypasseando" la cadena criminal de intermediarios y presentando una feroz competencia a los inescrupulosos comerciantes que tendrían que ajustar sus porcentajes de ganancias a niveles decentes acordes a los sueldos y salarios, generando una sana economía.

  • Si hubiese voluntad, todas las estaciones de bombeo y distribución de agua, todas las instalaciones generadoras y distribuidoras de electricidad y cualquier otra instalación relacionada a servicios vitales y estratégicos que continuamente son "saboteados", estarían permanentemente militarizados, con destacamentos fijos instalados como parte de un plan de defensa de ataques terroristas.

Aun así, sigo creyendo en Venezuela, en este proyecto de país y confío en que algún día todos los venezolanos tendremos la voluntad de hacer las cosas bien.

 

victkour@gmail.com



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