A propósito del presidente obrero

Con mucho respeto hacía la clase obrera, que juega un rol fundamental en nuestras industrias, que se encargan del mantenimiento y manufactura de diferentes productos, que operan los servicios y construyen la infraestructura para hacer posible la vida humana en nuestro país. Ahora resulta que todos somos obreros, ¿sí cómo les parece? Lo podemos notar en el salario, en nuestra forma de alimentarnos, en la manera de vestirnos, entre otras.

Por el salario, ahora resulta que los jubilados se les pagarán de forma semanal, como si el capataz o maestro de obra pagara a sus obreros al final de la semana. No tardarán en aparecer los abastos, tiendas y bodegas donde los señores jubilados podrán "echarse sus palitos" como en tiempos de las haciendas coloniales en Venezuela, casi seguro que no será en alcohol, porque es tan poco lo que se puede hacer con ese dinero. No puedo dejar de mencionar que ahora el salario mínimo y las escalas de obreros, profesionales, directivos y demás, quedaron en el olvido. Un achatamiento del salario, donde a mi parecer es evidente la desigualdad, de entre esos que no tienen más opción que comprar haciendo colas interminables y los que tenemos que comprar a cualquier precio. Eso mismo se reproduce en una serie de servicios, los cuales no quiero comentar, pero obviamente han deteriorado nuestra calidad de vida.

Ahora como nos alimentamos, había escuchado en una ocasión sobre la alimentación de los obreros, los cuales por su trabajo de transacción de sangre demandaban grandes porciones de carbohidratos, el consumo de pailas de arroz, pasta, arepas, papas, pan, entre otras. Es que gracias, a ésta situación económica, de las medidas tomadas por el presidente obrero, de la falta de voluntad política para enderezar el camino de los sectores productivos del país. Ahora como obreros, tenemos que "matarnos" por margarina, por harina precocida, panes y otros alimentos más que solo sirve para "tapar" para engañar el hambre, pero, que de nutrir y ayudarnos con nuestra salud, poco o nada. Es un hambre oculta, para mi entender, el efecto de ésta sociedad dormida, inactiva y con pocas o ninguna ganas de confrontar a los sectores públicos bandidos y parásitos culpables del desmadre de nuestro país. Un comentario rápido a la condición física nuestra, no aportaré ningún dato, pero me crie en una Venezuela donde era visible ver personas rellenas, fornidas, rozagantes y hasta voluptuosas y musculosas, ahora es común ver gente famélica, raquítica, demacrada y cada vez más delgados.

Sobre la vestimenta, como obrero usar mis botas, bragas, jeans azul obscuros, ensuciarme no es ningún problema, pero, parece que ahora cómo todos somos obreros eso se volvió lo normal. Gente que no puede hace mucho adquirir una prenda nueva, que se les han roto los calzados de tanto caminar por las largas travesías, que andan sucios o mal olientes porque el jabón, de cualquier marca o tipo se convirtió en un artículo opcional, casi algo para presumir. Me parece increíble como ahora vemos la creatividad y la adaptación para los viejitos que andan con cualquier tipo de zapato, sin importar el juanete o sino le sienta bien la talla o no es su horma. El niño que está en 6to grado pero sigue usando el pantalón que usaba en 3er grado. Las combinaciones de ropa, que son propias de un payaso, no por resaltar, ni por ser hipster, sino porque es lo que tenían limpio o mejores condiciones para salir a hacer la cola. Aquí como en la alimentación, es evidente como ésta situación a de pauperizado nuestra condición de vida.

Por último, me quiero referir a algunos servicios, que por ser regalados, ahora sirven menos que antes. El transporte es inaceptable, el usuario se enfrenta a atropellos de cualquier índole, las unidades son absolutamente deplorables y hay inescrupulosos que buscando aprovecharse de los demás, han utilizado camiones cavas, camionetas, camiones, entre otros transportes que no son aptos ni siquiera para el transporte de animales, sino para carga. La electricidad, la telefonía, el agua, la recolección de desechos, es que sólo por mencionar éstas son el resultado de malas gestiones de los gobiernos municipales, estadales y central. La cogestión y recentralización de las empresas eléctricas y del agua, la nacionalización de las empresas de las telecomunicaciones, la centralización de los servicios de aseo urbano. Es que con la genial idea leninista que estas áreas son estratégicas y de vital importancia para el Estado, en vez, de pensar el valor público y el beneficio que éstas producen en la sociedad. Una muestra más de muchos otros aspectos de vivir en Venezuela ahora, donde uno dice que antes funcionaban mejor, que uno se pregunta ¿cómo pudieron acabar con esas empresas?, ¿cuán bajo vamos a seguir cayendo? y sobretodo ¿Cuándo esto volverá a funcionar como un país normal?

Pues, ahora soy un obrero, como muchos de mis otros compatriotas, gracias al presidente obrero y a la ambición de sólo sostener el poder político del difunto mandatario, en detrimento de no haber combatido los problemas estructurales de mi país, por el contrario, de haberlos agudizados y para muchos como yo, son mucho peor que antes.

 

abdleo12@gmail.com

 



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