Bailadores: a 416 años de su fundación y los dos Luis Martín

“Bailadores es un pueblo de sueños”
Carmen Delia Bencomo

Fundado el 14 de setiembre de 1601, por el capitán Luis Martín Martín con el nombre de “Pueblo de la Cruz de los Bailadores” cambiando más tarde, en 1628 por “Nuestra Señora de la Candelaria del Valle de los Bailadores”, fue perdiendo palabras hasta quedar sólo como “Bailadores”, nombre que dieron los españoles a los indios que lo habitaban, porque cuando salían a flechar o a dar guazábara nunca estaban seguros con el cuerpo, sino meneándose, moviéndose y saltando de una parte a otra, y haciendo otros visajes brutales.

Bailadores, es una tierra nunca bien amada, en donde las primeras luces del heroísmo, han pasado -a pesar de tus glorias- a relegar en la oscuridad del olvido.

¡Bailadores...! Es una de las pocas ciudades notables de los andes venezolanos en la época colonial, que llamó la atención por su precioso valle, habitado por los belicosos indios Bailadores.

Hoy a 416 años de su fundación, a 416 años preñados de heroísmos y de horas luctuosas y a 416 años de sereno discurrir en el apego por cultivar la tierra y servir a Venezuela, podemos evocar que todos los pueblos por pequeños que sean tienen su historia y Bailadores no escapa a esa realidad, su historia está plena de páginas gloriosas y de acontecimientos que le señalan un puesto prominente dentro de la historiografía nacional, pero lamentablemente gran parte de esa historia todavía permanece como una mina que es necesario explotar, es decir, trabajar sobre la base de las técnicas modernas, con toda la documentación y testimonios bibliográficos existentes que permitan deslindarla de los relatos que la asemejan más con la leyenda que con la realidad.

Conocer la historia de nuestro pueblo es una tarea primordial para revitalizar la memoria colectiva. No podemos seguir con el silencio que nos presenta ante el acontecer histórico nacional como seres anónimos, sin existencia propia... aparecemos en los libros como hombres sin rastro, sin destino, sin pasado. Apenas una pincelada señala a veces la participación de Bailadores en la Revolución de los Comuneros, en la Gesta Emancipadora, en la Guerra Federal y en la Revolución Liberal Restauradora. Ante ello debemos reivindicar que el suelo bailadorense fue el alfa (19/05/1812) y omega (23/01/1823) de la participación de la Provincia de Mérida durante la Independencia, que Simón Bolívar pasó en tres oportunidades por suelo bailadorense (19/05/1813, 29/09/1820 y 24/02/1821) y fue aquí donde se le aclamó por vez primera como El LIBERTADOR, que el 3 de agosto de 1860 se combatió en El Volcán en plena Guerra Federal y que el triunfo del general José María Méndez el 6 de agosto del año 1899 -que resulto definitivo para que Castro llegase a Caracas- fue apoyado en gran parte por los aguerridos villoros. Además que Bailadores es uno de los pocos pueblos del interior del país con un desarrollo artesanal -tallas de madera- muy propio y actualmente con un creciente y sustentable progreso multidisciplinario de su quehacer cultural que en pocos años colocará al Municipio a la vanguardia en el área cultural del valle del Mocotíes.

Bailadores también ha sido cuna de un selecto grupo de prohombres y mujeres que le dan renombre y esplendor a la ciudad y al Estado, simbolizados en una doble trilogía, en el campo ciudadano: el Dr. Pedro Juan Arellano Belandria, el Pbro. y Dr. Ezequiel Arellano y el Dr. Honoris Causa Luis Zambrano Molina, y en las artes: el escultor Eduardo Rojas Oballos, el pintor Luis Baron y el tallista Francisco Medina “El Gato”. Ante estos eximios bailadorenses nos queda el compromiso de asumir la historia de Bailadores como el patrimonio esencial que pueda preservar nuestra identidad y proyectarnos en este nuevo milenio, con realidades y sin mucha palabrería. Pues Bailadores siempre seguirá siendo crisol de hombres y mujeres que con su trabajo enaltecerán nuestro gentilicio.

Sirva esta introducción para hablar de los dos Luis Martín: el primero, el capitán Luis Martín Martín quien cumpliendo la comisión encomendada por el Juez Poblador Don Pedro de Sande: “…en catorce días del mes de septiembre de este año de seiscientos uno poble en nombre de su maxestad el pueblo / de la cruz y señala / do el solar de la santa yglesia y que sale a la plasa y luego la plasa y calles y / en medio de la plasa hinque el arbol de jus / ticia en nombre de su magestad haziendo / la solenidad que en tal caso se requiere /…”, logrando así reunir a los 309 indígenas que se encontraban dispersos por el valle y dándole vida legitima al pueblo de la Cruz de Los Bailadores, sin la Vera en que tanto insiste su cronista.

El otro, san Luis Martín Hernández de silencioso origen canario, quien sin recibir órdenes de ningún Sande, lo que dice son sandeces ahora que se cree el elegido por una minoría del pueblo para pretender que los 25 mil habitantes de Bailadores nos troquemos de nuevo en indígenas o en indigentes. Hace unos días, el domingo 3 de septiembre -para ser más exacto- en una reunión con el Concejo Comunal de Las Lomitas de San Pablo, después de llegar con dos horas de retraso y eso que andaba en tremenda camionetota con vidrios ahumados, les dijo a los vecinos con referencia a la situación del país que: “debían ser como antes y andar hartos de mugre y a pata. Que las mujeres debían soltar a los niños como a las vacas, darle teta hasta los tres meses y usar trapos cuando les baje la regla, lavarlos y volverlos a usar en vez de toallas. Que sembraran las montañas de maíz, de trigo y esperaran que lloviera…” (1) ¡Cómo les parece lo creativo de la birria de representante a la ANC que tenemos por el municipio Rivas Dávila! No creo que su papá y buen amigo Don Eusebio Martín “Canelo”, hombre humilde y trabajador, lo haya criado con leche pedida, pañales de trapo y pastando. Será que al diputado Luis Martin se le olvido cuando era pobre, indocumentado y desandaba con una agenda debajo del sobaco y unos pantalones de jean desteñidos por las calles de Bailadores, al menos yo nunca recuerdo haberlo visto con guayuco y penacho en mano, antes de convertirse en Don por el hado político y disponer a sus anchas de las prebendas del poder y bienes de las instituciones. Acaso no recuerda Luis Martín que cuando se desempeñó de secretario general de gobierno en Mérida, se paseaba por las calles -ya no a pie- sino en senda camioneta con los vidrios súper oscuros y a nadie saludaba ni ayudaba. Es ahora cuando saluda nuevamente a todo el mundo y emulando a Cocomé no pierde novena, velorio o jolgorio.

Mucha gente en la reunión de San Pablo se contentó pues pensaron que Luis Martín Hernández iba a rifar la camioneta entre los presentes y se iría a pie por las de Villadiego. ¿Qué fácil es pedirles sacrificios a los demás cuando vivimos con todas las comodidades? ¿Cuándo las bolsas de Clap llegan con demasía a casa, los insecticidas y abonos de las cosechas, el cemento, viajamos en avión y nunca toca hacer ni pedir cola?

¿Cuánta diferencia hay entre los dos Luis Martin? El primero, voluntarioso y cumplidor; diligente y eficiente. El otro, presuntuoso y desmemoriado, aprovechador y calculador. Que la historia futura nos depare muchos Luis Martin Martín y nos libre de que el otro Luis llegue a Alcalde o guardián de la ciudad, sería inexcusable para un glorioso y heroico pueblo que hoy arriba a los 416 años de su Fundación y siempre anhela mejores derroteros, más nunca retroceder en el tiempo.

Para concluir dejo una interrogante ante el pueblo bailadorense y los amables lectores ¿Cuál ha sido el gran aporte de Luis Martín Hernández a Bailadores, aparte de hablar paja y vivir de la politiquería?

(1) Esto me lo envió por mensaje, una de las damas asistentes indignada y me pidió que escribiera al respecto, lo cual hago con sumo gusto.


nesabad@hotmail.com y @nesabad


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Néstor Abad Sánchez


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