La casa de los alacranes (II)

Tomado del libro ¨el sable y la espada¨, CAMINO AL PODER Año (2.009) De Luis A. Santos Lemus.

Deshaciendo y haciendo imágenes, hechos, mensajes, lograron fortalecer y movilizar una gigantesca acción de combate, potenciando la toma de conciencia de la violencia hasta el punto crucial de estar listos para morir en nombre de su liberación.

Fue una marcha diseñada desde los medios para la guerra armada con tablas y piedras, ollas, gritos de sangre y un gran espíritu de sacrificio. En víspera del infierno el colectivo estaba cohesionado, representado en sus partes por varios grupos con tareas definidas, sin jefe inmediato y mucha autonomía, cada quien era responsable de sus actos, todos se sentían jefes, nadie asumió la jefatura absoluta, inténtalo fue un gran error, ninguno de ello por separado representa NADA.

La espontaneidad presente en todas las acciones estaba canalizada por el objetivo común, eso le daba seguridad y recreo una reflexión colectiva de poder. Era la rebelión de la oligarquía, el momento perfecto para reconquistar la historia. La enfuria rayaba en histeria, cada marcha perpetuaba el dominio de la VIOLENCIA; la independencia se sentía real, la toma de conciencia sobre este hecho obligaba a un mayor desafío a la institucionalidad constituida.

El conflicto fue un conflicto de clase: motivado por el acabose de cuatro décadas de privilegios, derroche, corrupción y violencia de un grupo de familias que se reconocieron como dueños.

Con la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez en mil novecientos cincuenta y ocho, se dio inicio al proyecto político de democracia representativa, quedando así establecida la posibilidad de desarrollo y consolidación de la oligarquía venezolana, quien impuso a lo largo de todas esos, un modelo de vida sustentado en la renta petrolera y en un sistema de partido comprometido con los intereses de una clase dirigente que se mantiene en el poder mediante el fraude electoral. Mas de cuarenta año de reproduciendo el interés general de grupos económicos que construyeron un estado a su medida que le sirvió como palanca de acumulación de capitales. Grandes créditos fueron entregados a estos sectores por la Corporación Venezolana de Fomento, Fondo de Inversiones, Banco Industrial, y otras entidades extranjeras que actuaron en nombre de un desarrollo que nunca llego.

En todo este periodo de democracia burguesa, el saqueo y la violencia definieron una conducta política con rango de estado; los cuerpos de seguridad, la Guardia Nacional y el Ejército, equipados y estructurado para garantizar su ley y su orden. La clase dirigente produjo un Estado altamente represivo como derecho y deber de autoridad; ejerció el terror a través de el, y una vez monopolizada la violencia, impuso su actividad comercial de explotación y engorde.

En Venezuela entre los años mil novecientos cincuenta y ocho, se cometieron los crímenes más horrendos en toda la historia republicana del país: La represión en todas sus manifestaciones fue ejercida sin escrúpulos en contra de los sectores populares y sus dirigentes naturales. Se torturo, se violo, se desapareció y se asesino sin misericordia a hombres, mujeres y niños.

El primer crimen de esta democracia enana fue cometido contra José Gregorio Rodríguez en mil novecientos sesenta y tres por la recién creada DIGEPOL, (policía política del régimen de Rómulo Betancourt). A partir de este bautizo de muerte, el terror se desato como langosta en toda la geografía nacional. Los sectores campesinos conocieron la corriente eléctrica, los palos y las bolsas plásticas en la cabeza como práctica de sometimiento. El maltrato físico y despiadado contra personas tuvo una razón social, sembrar el miedo, no solo en el cerebro dela victima, sino a su entorno; a familiares y vecinos. La tortura, como el crimen, no es un exceso individual, es la exterioridad del terror organizado, planificado y puesto en práctica por una clase social que necesita la violencia para mantenerse y reforzar su poder. Se la ingenia para mantener una fachada democrática ante una manifestación autoritaria.

La unidad perversa de los empresarios con los partidos Acción Democrática y COPEY fue el principal factor de poder del estado venezolano, para entonces, las monstruosas ganancias obtenida como resultado de esta compleja relación político-empresarial genero privilegios de poder tan grande, que la clase dirigente se desdoblo en nación, y se sintieron dueño de Venezuela.

 

nelson.rivas@alejandria.biz



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