Caminando estos días por el centro de la ciudad distinta, es decir, la ciudad de Maturín, tuve que hacer escala por lluvia justo al lado de la Alcaldía por la avenida Bolívar, allí me guarnecí en un kuiosko de revistas y periódicos cerca de la plaza Rómulo Gallegos hasta que aplacara el chaparrón de agua. Mientras esperaba a que escampara, tuve una conversación inolvidable con un señor desconocido de avanzada edad, le calculo ya para los ochenta, supe durante esta conversación que el señor vivía en una población turística muy hermosa de nuestro Estado Monagas llamada Caripe. El caballero bien vestido me entabla una conversación y viendo una inmensa cola formada al otro lado de la avenida, específicamente en una tienda de Farmatodo, el mismo me pregunta que pensaba yo de la crisis que estamos viviendo en Venezuela, lo miré, pero entendí que él deseaba que alguien le explicara la misma, ya que no podía entender lo que estaba ocurriendo por todas partes de este maravilloso país que lo tiene todo.

Antes de darle mi repuesta pedí que por favor me asegurara si quería saber mi opinión al respecto sobre esta crisis que estamos viviendo en Venezuela, porque respetando su edad, su buen vestir y su porte, podría defraudarlo con mi análisis, y como revolucionario sé que las personas mayores en la tercera edad merecen al igual que las mujeres mucho respeto. El señor me indicó que necesitaba escuchar mi repuesta, no sé qué vería en mí, pero le respondí lo siguiente: maestro… si vemos esa cola inmensa en la farmacia significa que debe haber mercancía ¿verdad? si, pero debe significar también que si hay artículos o productos en el establecimiento y estoy en la cola es porque hay dinero ¿verdad? es correcto, me respondió afablemente el señor, también le informé que pocos días atrás, uno de mis hijos debía viajar a la ciudad de Maracaibo y le fue imposible conseguir pasaje, debía esperar alrededor dos semanas para viajar, todos los vuelos sin disponibilidad de pasajes, inclusive, no se encontraba pasaje terrestre al momento, pero luego le pregunté que si había visto por casualidad la cantidad de obras que se están construyendo por toda la ciudad y respondió con sinceridad que sí, entonces hay materiales aunque no lo consigamos ¿verdad? no cabe duda me dijo. Luego le pregunté que si había ido últimamente a un centro comercial de la ciudad por casualidad, su repuesta fue positiva, fue entonces cuando le pregunté si había visto los centros comerciales full y la gente comprando, comiendo y bebiendo de todo a precios exorbitantes e inclusive fuera de todo precio justo o ilógico y me respondió que definitivamente era verdad.

Fue entonces cuando consideré que había llegado el momento de darle mi verdadera opinión sobre la crisis y le dije al respecto: si maestro, si hay una crisis en Venezuela, debo reconocerlo ante Ud. y ante todos los que hacemos vida en esta Tierra Mágica, hay una crisis que se inició al acaparar y desaparecer los productos, hay crisis al bachaquear con los artículos que necesitamos a diario, por eso vemos las colas todos los días, hay crisis al revender y especular a todas las personas que no pueden hacer esas colas interminables para los productos diarios y materiales que necesitamos para construir en nuestras casas.

Definitivamente maestro, hay una crisis, pero una crisis de valores que nos atrapó sin importarnos absolutamente nada ni nadie, porque pienso en mi primero, en yo segundo, y en mi yo tercero… los demás no son mi problema. Creo que en mi Venezuela maestro, lo que tenemos es una crisis espiritual que nos está acabando y eso se construye desde nuestros hogares. Cuando observé su rostro y su mirada, entonces me dijo, mil gracias amigo desconocido, porque pensé que había perdido el tiempo con mis hijos y lo estaba perdiendo con mis nietos. Me abrazó y se marchó… sentí que recibí su bendición