Tras la autorización del presidente a la CIA para realizar operaciones encubiertas y el vuelo de bombarderos estadounidenses cerca de la costa de Venezuela, dos variables son cruciales.
20 de octubre de 2025.- En menos de 48 horas, el miércoles y el jueves, tres acontecimientos transformaron la postura de Estados Unidos hacia el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Primero, la noticia de que el presidente Donald Trump autorizó a la CIA a realizar operaciones letales en Venezuela se filtró a través del New York Times; luego, tres bombarderos B-52 realizaron maniobras aéreas cerca de la costa venezolana; y finalmente, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció la renuncia del almirante Alvin Holsey como jefe del Comando Sur de Estados Unidos, que supervisa las operaciones militares en Centroamérica y Sudamérica, informó Javier Marín, fundador de Tiempo Noticias y NBC Noticias.
Antes de estos acontecimientos, la narrativa de la administración Trump sobre Venezuela se centraba casi exclusivamente en la banda criminal Tren de Aragua y, más recientemente, en la presunta conexión del Estado venezolano con un gran cártel de la droga. La deportación masiva de venezolanos ya ha comenzado, junto con la suspensión del Estatus de Protección Temporal (TPS), que permite la deportación de otros 300.000 venezolanos. Mientras tanto, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo bombardeos contra lanchas rápidas que presuntamente transportaban drogas a Estados Unidos. Estos esfuerzos por vincular a Venezuela con el caos migratorio y el narcotráfico apuntan directamente a Maduro. Estados Unidos ha aumentado a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto y condena de Maduro por narcotráfico.
La filtración de la autorización de Trump a la CIA tiene dos posibles explicaciones. Podría haber sido una revelación involuntaria, reflejo de la habitual falta de comunicación y caos interno en la administración Trump. O bien, podría haber sido una filtración deliberada, parte de la estrategia de troleo político de la administración, destinada a aumentar la presión sobre el círculo íntimo de Maduro. En cualquier caso, obligó a Trump a aclarar sus declaraciones a la prensa, horas después de la filtración, de que «sin duda estamos considerando tierra ahora porque tenemos el mar muy bien controlado».
Este desarrollo, junto con los vuelos de los B-52 y la salida del almirante Holsey, se debe a un general bajo el liderazgo de Trump: el teniente general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto. Antes de su puesto actual, Caine se desempeñó como director asociado de asuntos militares en la CIA desde noviembre de 2021 hasta su jubilación en diciembre de 2024. En junio de este año, el presidente Trump ordenó los ataques contra tres instalaciones nucleares iraníes con bombarderos B-2. El general Caine, junto con Hegseth, proporcionó detalles públicos tras dicho ataque. La salida de Holsey deja a Caine (y a Hegseth) con aún más control sobre las operaciones militares estadounidenses en Venezuela.
No está claro si estos eventos de la semana pasada buscan presionar y dividir al círculo íntimo de Maduro sin comprometerse a una intervención abierta, o si buscan tantear el terreno para una intervención militar. Pero un objetivo parece cada vez más claro: un intento intencional de detener a Maduro, que podría desencadenar un "cambio de régimen" en Venezuela.