Desde la llegada de Donald Trump al poder el objetivo del presidente de Estados Unidos (EEUU) fue claro: enfilar todas sus estrategias para conseguir las riquezas de Venezuela. En su supuesta «lucha» contra uno de los flagelos que padece la nación norteamericana, el inquilino de la Casa Blanca ha anunciado una serie de medidas antinmigrantes e injerencistas bajo la fachada de un combate al narcotráfico.
Así, desde la designación de la extinta banda criminal Tren de Aragua (TDA) hasta la reciente amenaza en el que incluye al presidente Nicolás Maduro en el llamado Cartel de los Soles, la narrativa del Gobierno estadounidense se ha orientado a sentar las bases para una posible invasión al territorio venezolano, con el consentimiento y complicidad de sectores de la ultraderecha que han perdido el apoyo de la población.
De esta manera, la cronología de la evolución de la narrativa injerencista de Gobierno de Trump se ha desarrollado de la siguiente manera.
La baraja del extinto Tren de Aragua: como promotor del narcotráfico
El 20 de enero de 2025, a pocas horas de haber asumido su segunda presidencia, Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva 14157. Esta medida designaba cárteles y otras organizaciones como organizaciones terroristas extranjeras. La acción, incluyó al Mara Salvatrucha (MS-13), el Cártel de Sinaloa, el Tren de Aragua (TDA), entre otros. No obstante, pese a la mención de Venezuela por el TDA, jamás menciona al Cartel de los Soles.
Asimismo, el 6 de febrero de 2025, la Administración de EEUU emite el documento 12672, firmado por el secretario de Estado, Marco Rubio, en el que se designa a ocho grupos criminales latinoamericanos como Organizaciones Terroristas Extranjeras y Terroristas Globales Especialmente Designados.
El argumento de tal designación son las presuntas actividades violentas, la responsabilidad con la proliferación del narcotráfico y su impacto en la seguridad nacional. Con esta medida se permite la aplicación de sanciones económicas, la congelación de activos y la restricción de colaboraciones. En ambas acciones se pretendió vincular al Gobierno del presidente Maduro con el TDA y en ningún lado se menciona el Cartel de los Soles.
Bajo esta misma línea, en marzo, Marco Rubio emprendió una gira por los países del Caribe. Su misión fue frenar el avance de China en el continente y desprestigiar a Venezuela. El emisario de Trump insistió en crear alianzas contra el TDA, en ninguna de sus declaraciones mencionó al Cartel de los Soles.
La mentira siempre sale
Un artículo de The New York Time reveló un memorando desclasificado se contradijo la afirmación de Trump de que el presidente Maduro dirigía al TDA. En este sentido, las principales agencias de inteligencia de EEUU concluyeron que no había evidencia de coordinación oficial entre el Gobierno venezolano y la organización criminal.
En consecuencia, esta revelación debilitó la justificación legal del mandatario estadounidense para deportar de maneja abrupta y sin el debido proceso a venezolanos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, una medida que bloqueada por tribunales.
Vale recordar que este argumento fue la punta de lanza para que la Administración de Trump deportara ilegalmente a 252 venezolanos a una cárcel de máxima seguridad a El Salvador. Sin embargo, la narrativa de agresión contra Venezuela por el TDA llegaba a su fin.
Una semana después, la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, despidió a dos altos funcionarios del Consejo Nacional de Inteligencia tras la publicación de una evaluación que contradijo la afirmación del presidente de EEUU de que el Tren de Aragua opera bajo órdenes del Gobierno venezolano. Los despidos generaron fuertes críticas de legisladores demócratas y exfuncionarios, quienes los calificaron como una represalia política que amenaza la independencia y objetividad de la comunidad de inteligencia.
El cambio de discurso para justificar la mentira inicial
Dos meses después de que las mismas agencias de inteligencia desmontaran la narrativa de acusar al mandatario venezolano de dirigir el TDA, aparece el nombre Cartel de los Soles, el cual es sancionado el 25 de julio por el Departamento del Tesoro.
La orden ejecutiva 13224 trata de justificar la narrativa inicial desmentida sobre el TDA y ahora se pretende instalar el argumento que este supuesto cartel brindaban apoyo a la extinta banda criminal y al cartel de Sinaloa. Además, mencionan que estaría dirigido por el presidente Maduro y altos funcionarios del Gobierno venezolano. Se voltea la tortilla del TDA al Cartel de los Soles.
Paradójicamente, mientras la DEA intenta posicionar a Venezuela como un “narcoestado” sus propios informes oficiales expresan lo contrario. En su último reporte, la agencia contra las drogas revela que EEUU es el verdadero epicentro del narcotráfico global. Asimismo, destaca la autosuficiencia estadounidense en la producción de marihuana y la estabilidad de su mercado ilegal. También, se muestra el papel central en el lavado de dinero del narcotráfico, mediante sofisticados mecanismos financieros.
En contraste, Venezuela apenas figura en estos documentos, sin ser señalada como productor, corredor ni centro de lavado. El “Cartel de los Soles” no aparece en absoluto, lo que deja en evidencia la construcción propagandística sin base en inteligencia real.
Narrativa para una agresión
Tal como ocurrió con la invasión de EEUU a Panamá en 1989, la estrategia de la Casa Blanca busca posicionar a Venezuela como “narcoestado”, para justificar una invasión. El despliegue militar y las constantes sanciones evocan tácticas similares. Sin embargo, a diferencia de Panamá en los años 80, los informes oficiales de la DEA no posicionan a Venezuela como un actor central en el tráfico de drogas. Esto, evidencia la falta de veracidad y descubre la motivación política detrás de tales acusaciones.
Por lo tanto, todo lo anterior deja al descubierto la vergonzosa y descarada narrativa estadounidense. Las similitudes con las acciones ocurridas en Panamá, Irak, Afganistán y otros demuestran el verdadero objetivo de EEUU. De esta forma, se pretende sentar las bases para emprender una operación de golpe de Estado en Venezuela y un cambio a un gobierno más servil a los intereses de EEUU.