El 26 de diciembre de 2025, la Alianza Antiimperialista del Sur Global, con sede en Sri Lanka, remitió una misiva urgente al secretario general de la ONU, António Guterres. En ella, se exhorta al organismo multilateral a intervenir de manera inmediata frente a la amenaza militar que Estados Unidos mantiene sobre la soberanía de Venezuela. El documento, firmado por el coordinador Uvindu Wijeweera, demanda una acción proactiva que salvaguarde el derecho internacional y evite una confrontación armada de consecuencias impredecibles para la estabilidad mundial.
Este hecho nos obliga a preguntarnos: ¿qué sentido tiene hoy la Organización de las Naciones Unidas?
La ONU nació en 1945 con la promesa de garantizar la paz y la seguridad internacionales. Sin embargo, su estructura refleja un orden mundial desigual: el Consejo de Seguridad, dominado por cinco miembros permanentes con poder de veto, reproduce la hegemonía de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.
En la práctica, este diseño ha permitido que las agresiones de Estados Unidos y sus aliados se encubran bajo el lenguaje de “intervenciones humanitarias” o “operaciones de seguridad”, mientras se bloquean iniciativas de países del Sur Global que buscan defender su soberanía.
La organización esrilanquesa advierte que el despliegue de fuerzas navales y los bloqueos contra Venezuela esconden la pretensión de apropiarse de sus recursos naturales estratégicos. Esta denuncia no es aislada:
El petróleo, el gas y los minerales han sido históricamente el blanco de las políticas expansionistas de Washington. El Sur Global percibe que la ONU, lejos de frenar estas prácticas, se convierte en un escenario donde las potencias legitiman sus acciones.
La misiva enviada desde Sri Lanka es un llamado a rescatar el verdadero espíritu del derecho internacional: la igualdad soberana de los Estados y la prohibición del uso de la fuerza como mecanismo de presión.
¿Qué sentido tiene la ONU en este contexto?
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Como espacio de denuncia: La ONU sigue siendo un foro donde los pueblos pueden visibilizar las agresiones y exigir respeto a la soberanía.
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Como escenario de disputa: Aunque las potencias intenten monopolizarlo, el organismo es también un campo de batalla simbólico donde se confrontan narrativas y se construyen solidaridades.
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Como institución en crisis: Su incapacidad para frenar bloqueos, sanciones y amenazas militares revela una profunda desconexión entre sus principios fundacionales y su práctica cotidiana.
La pregunta “¿qué sentido tiene la ONU?” no busca abolir la institución, sino desnudar sus contradicciones. Para los pueblos del Sur Global, la ONU solo tendrá sentido si se convierte en un instrumento de defensa real de la soberanía y la paz, no en un teatro donde se legitiman las ambiciones imperiales.
La misiva de la Alianza Antiimperialista del Sur Global es un recordatorio de que la historia no está escrita únicamente por las potencias. Desde Sri Lanka hasta Venezuela, desde Asia hasta América Latina, los pueblos reclaman que el derecho internacional deje de ser un discurso vacío y se transforme en práctica efectiva.