Honoris Causa, Hugo Chávez; Honoris Causa Fidel Castro

Sábado, 27/12/2025 02:22 PM

Universidad Nacional de Lanús… su compromiso con la izquierda.

Entregar los títulos Honoris Causa a Hugo Chávez Frías y a Fidel Castro Ruz por parte de la Universidad Nacional de Lanús no puede leerse como un gesto aislado ni como una declaración de principios coyuntural, sino como la expresión coherente, histórica y sistemática de un proyecto universitario profundamente comprometido con las luchas sociales, políticas y culturales de América Latina, un proyecto que asume sin ambigüedades una identidad de izquierda, crítica del colonialismo, del neoliberalismo y de todas las formas de dominación que históricamente han condicionado la vida de nuestros pueblos.

En el caso de la UNLa, este posicionamiento se ha traducido en una práctica académica y política que concibe a la universidad pública no como una torre de marfil neutral y desentendida, al servicio de la burguesía y sus lacayos, sino como un actor social activo, responsable de intervenir en los debates de su tiempo, de producir conocimiento en lucha y de acompañar los procesos de emancipación popular.

Reconocer a Hugo Chávez y a Fidel Castro mediante el máximo honor académico implica reconocer trayectorias históricas que, más allá de coyunturas o infiltrados, encarnan proyectos políticos que buscaron romper con la dependencia estructural, ampliar derechos sociales, disputar el sentido de la democracia y afirmar la soberanía nacional frente a las imposiciones del poder imperial.

Ese es el compromiso de la UNLa con la izquierda, porque entendió que la universidad no puede renunciar a la memoria histórica ni al análisis crítico de las experiencias que marcaron a fuego el devenir latinoamericano, y que el pensamiento académico debe dialogar con las prácticas políticas reales que intentaron transformar la vida de millones de personas. En ese sentido, la figura de Chávez representa la irrupción de los sectores históricamente excluidos en la escena política venezolana, la recuperación del control estatal sobre recursos estratégicos, la apuesta por la integración regional y la construcción de un discurso que devolvió centralidad a la dignidad popular frente a décadas de subordinación.

Del mismo modo, la figura de Fidel Castro remite a una de las revoluciones más significativas del siglo XX en América Latina, a un proceso que desafió abiertamente al imperialismo, que colocó en el centro el acceso universal a la educación, la salud y la cultura, y que sostuvo durante décadas un proyecto soberano en condiciones de asedio permanente. Al otorgarles el Honoris Causa, la UNLa no canoniza personas ni clausura debates, sino que reivindica la necesidad de estudiar, comprender y valorar procesos históricos desde una perspectiva latinoamericana, crítica y descolonizadora, asumiendo que la neutralidad absoluta es una ficción funcional al statu quo.

La universidad pública argentina, nacida de luchas populares y sostenida por el esfuerzo colectivo, tiene la responsabilidad de tomar partido por los intereses de las mayorías y de contribuir a la construcción de pensamiento de justicia social, crítico y capaz de combatir las desigualdades estructurales. El compromiso de izquierda de la UNLa se expresa en su defensa irrestricta de la educación como derecho social, en su apuesta por la inclusión de sectores postergados, en su diálogo permanente con organizaciones sociales, sindicatos y movimientos populares, y en su mirada latinoamericanista que entiende que los problemas de nuestros países no pueden resolverse de manera aislada ni bajo recetas importadas. Derrotando incluso a no pocos traidores.

Reconocer a líderes que simbolizan la resistencia al orden capitalista neoliberal y al dominio imperial es, en este marco, una toma de posición ética y política que afirma que el conocimiento no es neutral, que toda producción académica se inscribe en relaciones de poder y que la universidad debe elegir de qué lado de la historia quiere situarse. Bajo la conducción de una rectoría que supo imprimirle a la institución un rumbo claro en términos de compromiso social, la UNLa consolidó un perfil académico crítico, plural y profundamente ligado a las luchas populares, promoviendo debates incómodos, abriendo espacios para voces silenciadas y sosteniendo una perspectiva de derechos humanos integral que no se limita a la denuncia formal, sino que se articula con la justicia social, la igualdad y la soberanía.

Reconocer a Hugo Chávez y a Fidel Castro es también reconocer a los pueblos que los hicieron posibles, a las tradiciones de lucha que los antecedieron y a las generaciones que continúan disputando sentidos frente a un capitalismo que produce exclusión, violencia y dependencia. En un contexto regional e internacional marcado por la ofensiva conservadora, la mercantilización del conocimiento y el intento de despolitizar a las universidades, la UNLa reafirma con estos gestos su vocación transformadora y su pertenencia a un campo popular latinoamericano que concibe la educación superior como herramienta de emancipación.

Tal universidad, desde esta perspectiva, no se limita a formar profesionales para el mercado, sino ciudadanos críticos, comprometidos con su realidad y capaces de pensar alternativas al orden vigente. El Honoris Causa, en este caso, funciona como un acto pedagógico y político que invita a reflexionar sobre la historia reciente de América Latina, sobre los límites y las potencialidades de los proyectos emancipatorios, y sobre el rol que las instituciones académicas deben jugar en la disputa por el sentido común.

Lejos de la comodidad de la equidistancia, la UNLa asumió que el pensamiento crítico implica incomodar, tomar riesgos y sostener convicciones, incluso cuando ello genera resistencias o ataques desde los sectores que defienden privilegios. Este compromiso de izquierda no es dogmático ni cerrado, sino profundamente democrático, abierto al debate y a la confrontación de ideas, pero firme en su defensa de los intereses populares y de la integración latinoamericana.

En un continente y en un país atravesado por la desigualdad, la violencia estructural y el entreguismo cipayo, económico e ideológico, la universidad pública tiene la obligación de ser parte de la solución y no del problema, de aportar conocimiento al servicio de la justicia social y de acompañar las luchas por un futuro más digno. La UNLa, al reconocer a figuras centrales de la historia política latinoamericana contemporánea, reafirma su identidad, su memoria y su proyecto, y deja en claro que su compromiso no es con los poderes de turno ni con las modas académicas, sino con los pueblos de América Latina y con la construcción de una sociedad más justa, solidaria y soberana.

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