La Paz: El Mensaje y el Entrompe

Miércoles, 17/12/2025 05:29 AM

La Generala Maríadolores contemplaba el valle desde su puesto de mando en lo más alto al norte. Al Sur, las trincheras enemigas se perdían en la bruma del amanecer. Llevaban meses en un punto muerto, una guerra de desgaste que no llevaba a ninguna parte. Entonces, llegó la orden directa del Cuartel General del Norte: "Operación Entromp". Una ofensiva masiva hasta el final.

Pero había un problema. Cualquier comunicación electrónica –una llamada de radio, un mensaje cifrado por satélite– podía ser interceptada por el sistema de radares avanzados que poseía el enemigo, alertandolo y perdiendo el elemento sorpresa. La solución no estaba en la tecnología más avanzada, sino en la más antigua.

Maríadolore se giró hacia la jaula de madera que estaba en la esquina del cuartel de mando. Dentro, 12 palomas mensajeras numeradas se arrullaban suavemente. Eran hermosas, de un blanco inmaculado, criadas y entrenadas con esmero. El símbolo universal de la paz. Con mano firme, la Generala tomó a la más fuerte de ellas la numero 12 "Ágora". Con un lazo de seda amarillo, ató a su pata un cilindro de aluminio. En su interior, un único mensaje: "ENTROMP:12 ACTIVEN ANTIMAZO HASTA EL FINAL".

Era la orden de iniciar el bombardeo de artillería que ablandaría las defensas para la invasión. Maríadolores acarició el lomo del animal, sintiendo el latir acelerado de su corazón bajo el suave plumaje.

—Llévale la paz, pequeña —murmuró con ironía y alegría siniestra.

Al abrir la mano, Ágora 12 alzó el vuelo. Su silueta blanca se recortó contra el cielo gris, un rayo de pureza dirigiéndose, inexorable, hacia las líneas propias. La Generala la siguió con la mirada. La pureza del símbolo estaba siendo corrompida para servir a la guerra. La paloma de la paz se había convertido físicamente en el instrumento que desencadenaría el infierno. Era la hipocresía hecha carne y plumas.

Mientras tanto, en el bando contrario, el General Panyvino observaba la misma escena con sus binoculares. Vio la paloma blanca cruzar el terreno de nadie. Sabía lo que significaba. Un mensaje crucial. Pero también sabía algo que Maríadolores ignoraba: sus francotiradores tenían órdenes de no disparar a las palomas. Eran un canal de comunicación que, tarde o temprano, podrían interceptar. Dejaron que el mensajero de paz pasara, cargando con su semilla de destrucción.

La ofensiva, sin embargo, fue un desastre. El enemigo pareció anticiparse a cada movimiento. Las defensas estaban reforzadas. "El Entromp" se estrelló contra una pared de acero. La Generala Maríadolores, furiosa y desconcertada, no podía entender cómo habían perdido la ventaja de la sorpresa.

Días después, bajo una tregua tensa y vigilada, se acordó una reunión para negociar un canje de prisioneros políticos. Fue entonces cuando la Generala Maríadolores nuevamente desplegó otra ofensiva como símbolo de Paz.

En un gesto teatral y cargado de significado, sus aliados y cómplices internos liberaron una bandada de palomas blancas desde centenares de puntos en la ciudad, frente a la mirada perpleja de los militares bajo el mando de Panyvino. Las aves se elevaron en un remolino de esperanza, un espectáculo calculado para transmitir buena fe y deseo de concordia. Los representantes del General Panyvino se relajaron. Tal vez la guerra había acabado. Bajaron la guardia, literal y figurativamente.

Lo que no vieron fue, que en la bandada iban camuflados "drones palomas" con dispositivos GPS. No era un mensaje de paz. Eran marcadores GPS capaces de ser guiados de manera satélitar y marcar con miras láser la posición y precisión de sus objetivos.

Mientras las palomas, los actores inconscientes de esta obra de propaganda, volaban sobre las posiciones de Panyvino, los inocentes drones marcadores comenzaron a precisar sus objetivo. Desde el mar del norte, portaviones, submarinos y barcos destructores artillados ENTROMPO siguió la señal. La liberación de las palomas no fue un acto de paz, sino la táctica militar de engaño más siniestra. Fue el símbolo de la paz usado como un arma psicológica para facilitar la guerra.

El primer misil, guiado con precisión letal, impactó directamente en el puesto de mando del General Panyvino. Seguido de decenas de misiles que caían sobre sus blancos precisados por los drones palomas. El estruendo ensordecedor fue la respuesta a su gesto de "paz". La invasión con destrucción masiva comenzó en ese instante, bajo el cielo que aún surcaban, indemnes, las blancas e ingenuas palomas.

En los días siguientes, los medios de comunicación de ambos bandos mostraron fotografías de palomas. Unos, contaban como la incredulidad del General Panyvino, como prueba de la perfidia y el cinismo del enemigo al usar símbolo de la paz como instrumento de la guerra. Otros, la bandada liberada por Maríadolores, como un emblemático gesto de paz con un ataque libertario.

Ninguno de los bandos comprendió la lección completa: que la paloma, como todos los símbolos, es un vaso vacío. No contiene paz ni guerra por sí misma. Solo refleja la intención de quien la usa. Puede ser el mensajero que anuncia la tregua o el señuelo que precede a la masacre. Su vuelo un blanco y la promesa de libertad, pero con una interrogante. La verdadera batalla no estaba en el valle, sino en la capacidad del hombre para corromper hasta la más pura de las ideas, convirtiendo la esperanza en la trampa más mortal y ambivalente de los Símbolos.

AL PAN PAN Y AL VINO VINO

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