Trump: violador, ladrón y terrorista del mar

Sábado, 13/12/2025 07:37 AM

Venezuela, estamos en guerra con un gobierno carente de legalidad, honor y escrúpulos: una pandilla de delincuentes internacionales.

Respecto al involucramiento de Trump en el escándalo "Epstein", está de sobra confirmada su participación en violación sexual a menores de edad; tiene múltiples juicios por corrupción (entre 2021-2024 cuando no era presidente), algunos esperando por sentencia, aunque un juez lo encontró culpable en uno de los casos. Fue acusado de haberse quedado con documentos confidenciales del gobierno durante su primer periodo, pero ni llegó a juicio. Además de sus años como empresario cuando fue acusado muchísimas veces de fraude en bienes raíces y proyectos urbanísticos. Aunque actualmente es residente del estado de Florida, es de Nueva York y allí era notorio como un charlatán.

El incidente cobra particular relevancia al producirse en la ZEE venezolana, espacio marítimo donde el país ejerce derechos soberanos sobre recursos naturales hasta 200 millas náuticas desde su costa, constituye una intromisión en nuestra jurisdicción y una violación flagrante a la soberanía nacional de Venezuela.

No se puede llamar piratería a la luz de las normas internacionales vigentes del mar.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en su Artículo 101° Definición de la piratería. Constituye piratería cualquiera de los actos siguientes: a) Todo acto ilegal de violencia o de detención o todo acto de depredación cometidos con un propósito personal por la tripulación o los pasajeros de un buque privado o de una aeronave privada y dirigidos: i) Contra un buque o una aeronave en la alta mar o contra personas o bienes a bordo de ellos; ii) Contra un buque o una aeronave, personas o bienes que se encuentren en un lugar no sometido a la jurisdicción de ningún Estado; b) Todo acto de participación voluntaria en la utilización de un buque o de una aeronave, cuando el que lo realice tenga conocimiento de hechos que den a dicho buque o aeronave el carácter de buque o aeronave pirata; c) Todo acto que tenga por objeto incitar a los actos definidos en el apartado a) o en el apartado b) o facilitarlos intencionalmente.

Se aproxima más al caso que nos ocupa el Artículo 102° "Piratería perpetrada por un buque de guerra", pero tampoco encaja en el instrumento jurídico aplicable, porque debe concurrir que, en ese "buque de Estado o una aeronave de Estado cuya tripulación se haya amotinado". Porque en este caso quien ha estado al frente del cometimiento del asalto es el jefe de Estado de las naves agresoras. El Artículo 103° (Definición de buque o aeronave pirata), si deja claro que la embarcación para ejecutar el robo o la agresión, entra en la condición de piratería: "Se consideran buque o aeronave pirata los destinados por las personas bajo cuyo mando efectivo se encuentran a cometer cualquiera de los actos a que se refiere el artículo 101. Se consideran también piratas los buques o aeronaves que hayan servido para cometer dichos actos mientras se encuentren bajo el mando de las personas culpables de esos actos."

Correspondería con mayor exactitud la categoría "corsario", un terrorista del mar, por estar actuando bajo una bandera determinada al servicio de un Estado identificado, pero este término entró en desuso con la visión amplia de la Convención de la ONU sobre el derecho del mar.

La fuerza movilizada por Estados Unidos en el Caribe frente a Venezuela es la más grande de la historia. No llega solamente el portaviones nuclear de última generación Gerard Ford, con más de 70 aviones de combate y, 3 destructores misilísticos. La cantidad de personal militar puede estar entre 10 y 14 mil efectivos contando grupos de apoyo logístico y técnico.

El delito está tipificado en el Estatuto de Roma, y califica según el Tribunal Penal Internacional como un crimen de Agresión, que se define en el Artículo 8 del Estatuto de Roma y se refiere a la "planificación, preparación, inicio o ejecución de un acto de agresión por parte de un individuo que controla la acción política o militar de un Estado, cuando dicho acto viola flagrantemente la Carta de la ONU por su gravedad y escala." Tal es el caso de las acciones perpetradas por USA contra Venezuela, con más saña y poniendo en riesgo la paz continental, con el sociópata Trump.

Hasta el evento con el barco petrolero, los gringos habían atacado mortalmente pequeñas lanchas de pescadores con un salgo general aproximado de 80 víctimas mortales, cuyos familiares reclaman justicia por tratarse de personas humildes.

Esta vez se lanzaron con todo a robarse este barco cargado de petróleo que según lo ha verbalizado el presidente Trump sin ruborizarse, se lo apropiarán. La escalada de la agresión busca posicionar a la decadente potencia mundial en una tiranía continental al servicio de un capo mafioso. Venezuela es la presa en la mira por sus recursos energéticos y mineros, pero también porque constituye la vanguardia de la dignidad antiimperialista y anticolonialista, junto a Cuba y Nicaragua.

Recordemos que previamente el asesino Trump dio una ridícula orden de cierre del cielo venezolano. No hay que subestimar la capacidad de maldad de este bicho de cloaca.

He allí un escenario que, ante la gravedad de los hechos y el descaro del enemigo, no podemos soslayar: tomando en cuenta el supremacismo que define la personalidad de Trump y su equipo, el fracaso del modelo económico estadounidense del siglo XXI, el coqueteo abierto con la fascistización de la sociedad, la deshumanización de la política laboral, migratoria y social, y los avances fraudulentos de las derechas y oportunismos sumisos en varios países vecinos, que estos delincuentes teniendo -como casi la tienen- bloqueada a Venezuela, se vayan a tirar una carambola con Cuba o Nicaragua.

Nosotros no abandonamos las vías diplomáticas y las exigencias en los entes multilaterales, especialmente en Naciones Unidas, pero el enemigo desprecia ambos espacios.

Estamos en guerra, ya no sólo en el campo cognitivo y las diversas formas de la guerra mutante a la que nos enfrentamos hace un cuarto de siglo. Hay que acelerar las medidas internas respecto a espionajes y colaboraciones "espontáneas", con énfasis en zonas fronterizas y capital.

No estamos enfrentados a un Estado institucional y formal, se trata del poder mafioso de ideología fascista que controla la Casa Blanca. El bolivarianismo debe activarse a nivel mundial para detener estos saqueos y crímenes.

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