Hoy queremos advertir sobre una verdadera amenaza contra el país. Y esto fue producto de los más recientes ejercicios militares que ha realizado Estados Unidos en las islas de Trinidad y Tobago a finales del mes de noviembre.
Recientemente nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y asesores entraron en estado de alerta máxima debido a la nueva fase de despliegue estadounidense en el Caribe. El motivo como ya hemos indicado es que en los recientes ejercicios militares estadounidenses en las islas de Trinidad y Tobago (específicamente en la isla de Tobago, al norte) se han instalado todo un sistema de defensa conocido como "GATOR". Este es un movimiento que ha pasado casi desapercibido.
Los asesores militares rusos advierten que esto es un signo casi inequívoco de que Estados Unidos podría intervenir en Venezuela en un futuro cercano. Eso sin contar con el despliegue de cámaras en sitios estratégicos de Caracas y otras localidades de Venezuela por parte la agencia Reuters, haciendo transmisiones ininterrumpidas las 24 horas del día y los 7 días de la semana. ¿Qué sabe esta agencia que nosotros no?
Esto ha obligado a un cambio radical en la estrategia defensiva de nuestro país y pasamos de seguidas a explicarles las razones de ello.
La última semana del mes de noviembre como ya hemos indicado, estuvo marcada por un incremento notable de la presión estadounidense sobre Venezuela, no solo en la retórica sino en el campo de las acciones y el despliegue de activos clave que allanan el camino a una agresión militar.
Nos estamos refiriendo al despliegue de "radares" AN TPS-80 conocidos como "GATOR", pues se tratan de sistemas especialmente diseñados para asistir a una fuerza expedicionaria invasora y permitir la destrucción de sus medios defensivos.
El "GATOR" no es un simple radar terrestre multipropósito. Es un "swicht" de combate electrónico altamente móvil y transportable especializado en la detección y destrucción de las defensas enemigas. El "GATOR" hoy en día está reemplazando a toda una familia de radares empleados por el cuerpo de marines de EEUU.
Los rusos advierten que estos sistemas de "radares" son capaces de detectar los cazas no furtivos venezolanos, especialmente los Sukhoi 30. También tienen un impacto notable sobre las defensas costeras venezolanas, pues su triangulación permite ubicar las defensas, las estaciones de radar como el S 300, aunque no tienen la potencia para interferirlos.
Sin embargo, la situación cambia con los sistemas de defensa BUK M2E, que son sistemas más ligeros. El "GATOR" podría interferirlos levemente, o al menos intentar interferirlos mientras se encuentren a distancias inferiores a los 75 kilómetros de este sistema de "radares".
En el caso de sistemas más anticuados como los S 125 M Pechora podríamos ver interferencias mucho más intensas sobre todo en los lanzadores que se encuentren a menos de 50 kilómetros de estos sistemas ubicados en la isla de Tobago.
La respuesta de Venezuela ante esta amenaza no será sencilla ni mucho menos barata. Y lógico como lo hicimos con asesores conocedores del tema de defensa, estos sistemas son costosos, pero necesarios para asegurar la integridad y soberanía del país y eso debe entenderlo nuestro pueblo en el actual contexto de amenazas militares contra nuestro país en el Caribe.
Los asesores rusos han sugerido a Venezuela desplegar urgentemente sistema de guerra electrónica pesados. Ya que estos sistemas indudablemente podrían interferir a los "GATOR" y hasta localizarlos. Esencialmente ambos sistemas se "verían" el uno al otro e interferirían mutuamente, pero eso anularía la ventaja de los estadounidenses mejorando las posibilidades de las defensas antiaéreas venezolanas y su aviación militar en caso de que nuestro país fuese objeto de una incursión armada estadounidense sobre su territorio o espacio aéreo.
Pero para neutralizar este sistema de guerra electrónica por completo, lo más recomendable sería su destrucción física, algo que de momento no sería posible, puesto que esto sería esencialmente una declaración de guerra directa y abierta por parte de Venezuela a Estados Unidos. Es por ello que destruir a los "GATOR" es una de las prioridades esenciales, pero esto solo se haría en caso de que el conflicto en el ámbito militar estalla.
Esto es así debido a que destruir este sistema de guerra electrónica ubicado en un tercer país implica riesgos importantes y solo se puede realizar si ya hay un conflicto bélico en curso. Por lo que la opción de la eliminación cinética mediante un ataque con misiles se deja como una opción de último recurso en caso de que los estadounidenses, efectivamente ataquen a Venezuela, pues los asesores rusos han sido enfáticos al señalar que no seamos nosotros los que disparemos primero, ya que no debemos provocar una reacción estadounidense (que es lo que están buscando por todos los medios de manera desesperada y no han podido) y no pudiendo permitir justificar la agresión. Por ello es que se mantiene una tensa calma que podría interrumpirse en cualquier momento, aunque hacemos votos de que ello no ocurra.
Ahora bien, además de estos elementos de análisis y de advertencia ante esta amenaza. Trataremos de responder la inquietud respecto al por qué con el establecimiento de los sistemas "GATOR" se sumaría al establecimiento de un intento de bloqueo aeronaval contra Venezuela.
La respuesta es muy sencilla. Si en anteriores notas señalamos como a través de las NOTAM de la Oficina de la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos, ya ha emitido dos alertas de vuelo de esta naturaleza, sobre el FIR de Maiquetía (una sobre su parte norte, y el lunes 1 de diciembre pasado sobre la parte sur), más la incorporación de algunas aerolíneas internacionales (sobre todo las vinculadas a los Estados sobre las que tienen bandera esos aviones) que es parte del sobrecumplimiento con las medidas coercitivas unilaterales. Si bien es cierto que técnicamente no cierran el espacio aéreo venezolano, no solo porque no tienen la competencia jurídica, sino que cuidan de no violentar el Derecho Internacional, en apariencia, esto entra dentro de las zonas grises de la guerra dentro de la ciencia polemológica, donde nos establecen el bloqueo aéreo sin una declaratoria formal de ello o del establecimiento de una zona de exclusión aérea como los casos de Irak y Libia como indicamos en ediciones anteriores de esta columna. Pero que de alguna manera generan perturbaciones al normal desenvolvimiento económico y social del país.
Eso por la parte aérea, ahora vayamos a la parte marítima.
La ubicación de los "radares" "GATOR" en la isla de Tobago tiene un carácter profundamente estratégico. Si bien la isla de Trinidad se encuentra a 11 kilómetros de Venezuela (se avista desde Sucre y una parte del hoy estado Delta Amacuro más que la propia isla de Margarita, además que Trinidad hasta 1802 perteneció a Venezuela luego de que los ingleses se apoderaran de ella en su estrategia de hacerse con las bocas del Orinoco) y está mucho más cerca, la isla de Tobago que está ubicada más al norte tiene una importancia mucho más que Trinidad, puesto que desde allí se puede controlar un paso estratégico entre el Caribe y el atlántico, por donde embarcaciones venezolanas y extranjeras tienen entrada y salida desde y hacia puertos venezolanos.
Por lo que los radares "GATOR" pueden detectar cualquier tipo de embarcaciones que pasen por allí o cerca, y que la Fuerza de Tarea invasora gringa eventualmente se active para de manera arbitraria interceptar barcos con cargamentos que vayan hacia Venezuela o salgan del país. No se declara de manera abierta el bloqueo naval por ser esta una acción de guerra directa y violatoria de manera flagrante del Derecho Internacional y de la Carta de Naciones Unidas, pero se ubica dentro de las zonas grises de la guerra.
Así que lo reiteramos, como en la edición anterior de esta Columna cuando nos referimos al despojo de Citgo, tema que nos referimos en la edición anterior de esta columna.
Alertas, mosca, pendiente y vista.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!