Por aquí se difunde mucho la amenaza de ataque a profundidad que anuncian los organismos de EEUU con nuevas acciones contra nuestro país, como si nunca las hubieran realizado y que es ahora que las inician y como no fuera la derecha venezolano sus cuadros y soldados desde hace décadas, entrenando agentes extranjeros en el gobierno, en el ejército, en las empresas, en los partidos políticos, con los que ellos mantenían desviados de los objetivos soberanos, patrióticos, de desarrollo, de riqueza y porvenir a todos los componentes del estado venezolano.
Pero ante esta nueva arremetida, potenciada por su deseo de cubrir fallas en otros aspectos tanto en su país donde Donald Trump acusa pérdida de popularidad electoral y la imparable derrota ante Rusia en la guerra que hacen en Ucrania, necesitamos plantear y difundir nuevas estrategias que sin pisar “conchas de mango” contribuya tanto a desmontar la lógica de la agresión imperialista como a servir de referencia a otros países, que como el nuestro tienen que soportar la ignominia de la presión de Estados Unidos.
En ese sentido considero conveniente que se estudie la propuesta del articulista Luis Semprún Jurado, Jaque Mate Diplomático, quien desde Aporrea señala que se debe responder ante la amenaza de declarar en Venezuela la existencia de un cartel de soles, para mencionar un supuesto grupo de miitares que desde sus posiciones trafican estupefacientes hacia los Estados Unidos, declarando a la CIA y la DEA como instancias terroristas.
Esta idea o propuesta debería ser analizada y sopesada por las instancias venezolanas a fin de precisar su conveniencia, impacto y repercusión en lo internacional, que al fin se denomine correctamente por un país agredida las características de un organismo agresor.
Venezuela ha acusado y denunciado formalmente a Estados Unidos en diversas ocasiones y en múltiples foros internacionales, incluyendo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). El embajador Moncada realizo en la ONU un brillante discurso denunciado las operaciones, criminales que realiza la IV Flota en el Mar Caribe y la amenaza que ella cierne sobre Venezuela.
El gobierno venezolano ha utilizado para ello varios mecanismos para expresar su posición de defensa de nuestros derechos y nuestra integridad territorial, como han sido, denuncias políticas y diplomáticas ante el Consejo de Seguridad y a otros órganos de la ONU para denunciar lo que considera "agresiones militares inminentes", "amenazas" y "acciones encubiertas" por parte de Estados Unidos, que violan la soberanía nacional y la Carta de la ONU y amenaza no solo a nuestro país sino al conjunto de países del Caribe.
Y es que el gobierno venezolano ha anunciado su intención de promover que se establezcan responsabilidades de carácter penal contra EE.UU por sus "agresiones", anunciando en 2020, el presidente Nicolás Maduro que demandaría a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por las sanciones impuestas a la aerolínea estatal Conviasa, aunque no tenemos información si esta demanda se materializó.
Demandas ante la OMC: Venezuela demandó formalmente a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la imposición de medidas coercitivas unilaterales, argumentando que incumplen las normas internacionales de comercio.
A su vez, Venezuela sostiene que acciones como las sanciones y el despliegue militar en el Caribe infringen el derecho internacional. Expertos en derechos humanos de la ONU han respaldado en ocasiones esta postura, indicando que las acciones de EE.UU violan la soberanía de Venezuela.
Así que esta propuesta de reacción de Jurado ante los ataques sistemáticos para vulnerar nuestra identidad, soberanía, estima nacional se sumaría a todas aquellas que se han emprendido para dar respuesta a las situaciones que los esfuerzos de dominación del país que se hacen desde los Estados Unidos y tendría inclusive una dimensión pedagógica en tanto se ubica al agresor en su verdadera dimensión.
Con ello además se plantea la necesidad que internacionalmente se reconozca que el terrorismo no se limita a actores políticos no estatales sino que se inscribe en agencias calificadas de gobiernos que se dicen democráticos, para desestabilizar y agredir subrepticiamente.