Se acercan las navidades y, como siempre, un sector de la oposición insiste en que veamos las cosas negras y nos amarguemos, como si eso pudiera satisfacer el morbo de algunos compatriotas. Quieren mantener "calentando la olla" (el problema de la gasolina y el dólar fundamentalmente), convencidos de que nos tienen como a las ranas en agua hirviendo, para así demostrarse, a ellos mismos, más que a nadie, que estaban en lo cierto (que hay una dictadura, que somos un narco estado y tenemos a un presidente dirigiendo un cartel). Esta actitud solo alimenta la desesperanza y divide, en lugar de buscar construir, en un momento que debería ser de unión y esperanza para el país.
Esta visión derrotista que algunos promueven es contraproducente y refuerza una narrativa negativa que beneficia a quienes quieren vernos fracturados y sin ánimo. Es por eso, que este artículo lo escribo pensando en un futuro mucho más beneficioso para Venezuela y los venezolanos. A medida que pasa el tiempo, el imperio se agota en sus estrategias y se desespera ante una naturaleza que los atormentará, seguramente el frio, y pudieran generarse una catástrofe de enormes proporciones sino garantizan el petróleo, gas y carbón para la calefacción, necesaria para sus 348 millones de habitantes según fuentes periodísticas.
De allí que utilizando la Mayéutica y la Heurística pretendo descubrir situaciones nuevas derivadas de acciones impredecibles, pero que ya han sucedido en el pasado y que pueden estar armoniosamente encadenadas a una situación estratégica repetitiva en las acciones diplomáticas de un jefe de estado.
Para elaborar el artículo de opinión planteado, he tratado de responder las preguntas mayéuticas apoyadas en fuentes informativas y teóricas sobre la política de Donald Trump hacia Venezuela, su estrategia comparativa con Irán, y el contexto venezolano actual. También se puede observar que el artículo es un ensayo de tipo periodístico. Comenzaremos haciéndonos las preguntas y respondiendo directamente, as{i el lector seguir{a la secuencia del asunto que pretendo develar al final:
1. ¿Por qué Donald Trump quiere hablar con Maduro después de su fuerte presión en el Caribe?
Aunque Trump ha desplegado una amplia campaña militar y sancionadora en el Caribe y contra Venezuela, ha sugerido que "Venezuela quisiera hablar" y que podrían iniciar conversaciones con Maduro. Esto se explica por una mezcla de pragmatismo y estrategia política: mantener la opción del diálogo abierto puede ser una manera de buscar una salida negociada sin renunciar a la presión, llevando la campaña a un nivel dual de coerción y negociación. La administración Trump busca presionar a Maduro con la supuesta intensión de desmantelar redes criminales y de narcotráfico, mientras explora vías diplomáticas para evitar un conflicto mayor, reflejando una política de "presión máxima" con flexibilidad táctica.
2. ¿Está Trump aplicando la misma estrategia usada contra Irán en la amenaza a Venezuela?
La comparación con la estrategia de Trump contra Irán es válida en cuanto a la combinación de presión militar y amenaza como mecanismo de coerción para forzar concesiones. En Irán, Trump autorizó ataques a instalaciones nucleares, acompañados de abiertas amenazas de repetir acciones si era necesario, buscando limitar capacidades estratégicas con alta presión militar y sanciones. En Venezuela, aunque no se han atacado instalaciones militares, Trump ha aumentado la presión militar en el Caribe y ha designado grupos terroristas a organizaciones vinculadas supuestamente a Maduro, emulando una escalada coercitiva basada en operaciones encubiertas y amenazas de uso de fuerza, insistiendo en un doble juego de diálogo condicionado a concesiones.
3. ¿Qué debe hacer Venezuela ante estas informaciones de medios estadounidenses?
Venezuela debe mostrar máxima preparación y vigilancia, como ha recomendado Nicolás Maduro, combinando defensa activa con esfuerzos diplomáticos para evitar escalar a la confrontación militar entre ambos países. Responder con calma y firmeza en lo interno, además de fortalecer alianzas internacionales de apoyo estratégico, es fundamental frente a la campaña mediática y militar de EE.UU. La estrategia venezolana debe incluir comunicación clara el pueblo y la comunidad internacional para deslegitimar campañas de violencia y promover la defensa de la soberanía y la paz.
4. ¿Qué estarán pensando los venezolanos que piden invasión mientras acusan a otros de mantener al régimen?
Existen divisiones profundas en la opinión del gran conglomerado venezolano ya que solo es en el exterior donde algunos creen que la invasión es la solución a los problemas que ellos confrontan en las naciones que a su vez le son hostiles. Algunos sectores apoyan la intervención externa como solución al colapso político y social, mientras que otros consideran que la injusticia reside en quienes apoyan o mantienen al gobierno de Nicolás. Los que piden invasión desean romper con el statu quo, pero la mayoría teme las consecuencias de una guerra o intervención extranjera. En debates públicos, persiste un conflicto entre la esperanza de cambio y el rechazo a la violencia, con un espectro que va desde apoyo a la resistencia hasta críticas a la oposición por no generar soluciones internas.
5. ¿Qué deben hacer los escritores sentipensantes ante la disyuntiva invasión-diálogo?
Los escritores y pensadores deben producir análisis profundos y críticos que fomenten la reflexión sobre las consecuencias humanitarias y políticas de ambas opciones. Deben promover la cultura del diálogo, la defensa de la soberanía y la paz, denunciando tanto la posible confrontación militar como las injusticias que tales hechos producirían en el país, cuando se apliquen leyes de guerra que atentarían contra aquellos opositores que por las redes sociales son identificados como enemigos de guerra por sugerir invasiones y sanciones contra el Gobierno y Venezuela. Su responsabilidad intelectual es cuestionar discursos simplistas de quienes a través de las redes sociales emanan odio contra el pueblo, y contribuir a la búsqueda de soluciones inclusivas basadas en el respeto a los derechos humanos.
6. ¿Cuál podría ser la agenda diplomática venezolana frente a la realpolitik de Trump?
La agenda diplomática del presidente Maduro probablemente esté centrada en reforzar alianzas con potencias que contrarresten la presión estadounidense (Rusia, China), buscar apoyo en bloques regionales como ALBA, y presentar a Venezuela como víctima de una guerra híbrida y mediática. Además, debe buscar una estrategia de resistencia negociada que no implique concesiones políticas profundas pero que evite una escalada mayor. La idea es mantener la legitimidad nacional e internacional y defender la soberanía frente a la coacción, mientras se exploran canales de diálogo que no comprometan lo fundamental de la Revolución Bolivariana, la Paz, la Independencia y la Soberanía de la nación.
Una vez respondidas la preguntas Mayéuticas, pasamos a la fundamentación teórica y política, del modo cómo se comporta la política exterior de Donald Trump.
El comportamiento de Trump responde a una política exterior basada en la "presión máxima" y "realpolitik" que combina sanciones, intervenciones encubiertas y amenazas militares como herramientas para disminuir adversarios difíciles sin recurrir necesariamente a la guerra abierta. Esto refleja la lógica geopolítica neoconservadora y de seguridad nacional que privilegia el dominio hemisférico y la contención de influencias rivales (como Rusia y China) en América Latina. Imponer la hegemonía estadounidense frente a gobiernos no alineados como Venezuela, Cuba, y Nicaragua es un proceso complejo que ha enfrentado resistencias estructurales e históricas, por lo cual, el diálogo condicionado se presenta como una vía pragmática ante la imposibilidad de aniquilar al régimen por la fuerza.